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Una sala de la división de emergencia de adultos puesta para atención de casos de infectados por Covid19, en el San Juan de Dios

Dos jefes del San Juan de Dios: «El Centro Médico Militar, ¿por qué no se ocupa? En lo privado hay otras 400 camas»

Los residentes tienen problemas psiquiátricos por usar todo el día los mismos trajes, y porque muchos pacientes mueren
Los políticos quieren hacer ver que hacen las cosas bien, pero no están bien. Por eso la información no cuadra
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Dos jefes del San Juan de Dios: «El Centro Médico Militar, ¿por qué no se ocupa? En lo privado hay otras 400 camas»

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Aunque las autoridades del Ministerio de Salud lo maticen, dos jefes de área del Hospital San Juan de Dios advierten que las áreas destinadas a COVID19 están a punto de colapsar y con ello convertir el nosocomio en un foco de contagio del virus, que puede disparar las muertes. Mantienen su compromiso de servicio, pero suplican, literalmente, ayuda a las autoridades, y que replanteen su estrategia. Además, piden reformas legales urgentes que resuelvan el problema de las compras, y que se utilicen los hospitales privados y el Centro Médico Militar.

Los doctores Enrique Pérez, jefe del Centro de Atención para Pacientes con Enfermedades Respiratorias, CADEDE, y Napoleón Méndez, jefe de la Sección Quirúrgica del Hospital San Juan de Dios, lanzan un llamado urgente a las autoridades el Ministerio de Salud para que replanteen su estrategia de atención a la enfermedad, pues el crecimiento de la pandemia ha desbordado los protocolos y áreas de atención destinadas a la enfermedad ante el estado inoperante del intensivo del Parque de la Industria y la saturación del Hospital de Villanueva.

Si bien el Hospital siempre ha operado con carencias, el incremento de casos de COVID19 de las últimas semanas ha rebasado todas las medidas de contención trazadas por las autoridades del hospital, poniendo al personal, pero sobre todo a pacientes con enfermedades graves en un riesgo grave. Llaman a trascender un enfoque que apunta sólo a los pacientes leves, a uno que ponga en primer plano a los moderados y graves, haciendo uso de todas las posibles salas de intensivo (públicas y privadas) del país para dar respuesta a la creciente demanda de asistencia. Además, a procurar que menos gente esté en riesgo de contagio. De lo contrario empezaremos a ver gente fallecer en la vía pública, indican.

¿Cuál era la situación Hospital San Juan de Dios antes del COVID19, en términos de hacinamiento, abastecimiento, presupuesto y personal?

Enrique Pérez (EP): Hablando del área de medicina, en la parte de la emergencia, siempre hubo saturación de pacientes. Llevamos de ocho a diez años en que la atención no ha sido suficiente. Hay problemas de hacinamiento y recursos. En un área de 60 a 80 pacientes hemos tenido 150. Esto ha llevado a que doce o trece residentes atiendan, cada uno, quince pacientes. En ocasiones hemos visto 120 pacientes en una noche. Y no es sólo eso: del 20 al 30 % de los pacientes tiene insuficiencia renal, y necesita asistencia y hemodiálisis de emergencia.

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Napoleón Méndez (NM): Pensemos que un 20 % de personas en la capital tiene acceso al seguro social, y que un 5 % tiene acceso a seguros y hospitales privados. El resto deben asistir al Roosevelt y San Juan de Dios. Desde el terremoto hasta la inauguración de Villanueva, no habían construido otro hospital. No ha crecido el tercer nivel de salud, el sistema hospitalario. Cualquier persona con un problema grave (accidente, dolor abdominal, problemas de azúcar) sólo tiene Roosevelt y San Juan de Dios.

Sólo hay 2,200 camas disponibles para toda la población. Por esto siempre se mantiene abarrotado al borde del colapso. Era ya una situación caótica. Como médicos, quisiéramos atender a la población de la mejor forma, pero ven con desencanto que la situación no se los permite.

Este video refleja la situación del Hospital San Juan de Dios en 2016.

¿Cuándo comenzaron a recibir casos de COVID19 y cómo resolvieron? ¿Existían protocolos para la atención de estos pacientes?

EP: Desde enero se comenzó a tomar medidas en el Hospital, con alguna dirección del Ministerio. Yo comencé a ser parte del comité de enfermedades emergentes, que atendería la crisis. Se pensó en un área de aislamiento, pequeña, para evaluar a algún paciente con sospecha, y luego ser referido a otro lugar donde recibiera atención específica. Fue allí cuando se estableció que el Hospital de Villanueva sería el centro COVID19 de referencia.  El Hospital San Juan solo tendría una pequeña área de aislamiento para tamizaje (control de enfermedad y aplicación de prueba) y después, mandaría la gente a Villanueva.  

A partir del 20 de marzo, ante la situación que se vivía en el mundo, los residentes de medicina interna propusieron que se cerrara un sector de la emergencia. Se aprobó, calculando un área para quince pacientes, seis ventilados y nueve sospechosos o leves. La intención era mantener un área aislada de los pacientes normales, con atención precisa y distancia adecuada para usar equipo de protección con el que es complejo maniobrar.

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También nos indicaron que abrirían el Hospital del Parque de la Industria. Primero, hablaron de 3,000 pacientes, después dijeron un intensivo de 90 camas, finalmente, de 48. Nosotros suponíamos que podíamos mantenernos a salvo con el área de clasificación y tamizaje, manteniendo al paciente sólo por las 48 horas en que se realizaba la prueba y después trasladándolos Villanueva.

Del 20 de marzo a finales de abril funcionó. Se tenían entre ocho y quince pacientes, y cuando había un positivo con condición moderada se trasladaba a Villanueva. Pero después del día de la madre (10 de mayo) nos indicaron que no podríamos trasladar pacientes a Villanueva, por problemas de saturación o por ausencia de médicos. Tampoco al Parque de la Industria porque pedían como requisito que fueran pacientes que no necesitaran oxígeno. Nos tuvimos que quedar con 25 pacientes con seis positivos, todos con necesidad de oxígeno.

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Una semana después del día de la madre, ya teníamos 35 pacientes, con 15 positivos, por lo que debimos aumentar un espacio de emergencia e ingresar más médicos para la atención de los enfermos. En principio sólo entraban diez médicos, pero la presencia creció a 25 médicos y 20 personas de enfermería.  

Hay algunos pacientes que llegaban politraumatizados, con sospechas de enfermedades cerebrovasculares (aneurismas), que necesitan tomografía. Pero como son COVID sospechosos o positivos, no los podíamos pasar al área de tomografía, que sólo es una en todo el hospital. Si los pasamos ya no pueden utilizarlo para pacientes normales. Ahí empiezan los dilemas… Pensamos que estos pacientes debían ser trasladados a Villanueva y que ahí se les diera un tratamiento completo. Pero ya no se puede.

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A lo anterior se agrega que al hospital llegan muchos pacientes con insuficiencia renal crónica, alrededor de 30 personas diarias para hemodiálisis. Pero se debió ingresar dos máquinas de hemodiálisis sólo para pacientes COVID, que se quitan al hospital. Estos pacientes no pueden ser trasladados a Villanueva porque no hay nefrólogo, y el Parque de la Industria no tiene hemodiálisis. Por ello se tienen que quedar en el hospital.

Hoy (miércoles 27 de mayo) hay 84 pacientes de COVID en el Hospital en un área estimada para 20. De estos, 40 ya eran positivos confirmados. Esta no es un área para tener 84 pacientes, que además necesitan tomografía, un área específica de farmacia, tratamiento especializado.

En la conferencia del miércoles, el viceministro habló de la existencia de un área particular, idónea, para pacientes de COVID en el San Juan de Dios. ¿Es un área, en general, acondicionada?

EP: Se agradece la deferencia. En el hospital estamos dando lo mejor, pero la idea fundamental era manejar un área sólo de tamizaje, para detener a los pacientes 24 a 48 horas con tomas de oxígeno, y luego trasladarlos a un hospital en el que los atendieran de 10 a 21 días, con todas las condiciones. Hemos tratado de acondicionar un área con esos servicios, los hemos sacado de la urgencia, pero la recarga de pacientes no nos permite atender a más. 

El área sólo aguanta de 15 a 20 pacientes. Por eso duele, frustra, que me llamen diciendo que hay pacientes en el piso. Las camillas se acabaron. Hoy las autoridades nos apoyaron con algunas camillas, pero sólo ayudarán un momento, pues esto sigue creciendo. Deben desfogar.

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Teníamos depositadas nuestras esperanzas en la visita del viceministro, porque conoció la realidad del Hospital. Pero no ha cambiado mucho. Es momento de activar otros lugares. El momento es ahora.

Esta semana se encontraron con que, de 60 muestras, 45 fueron positivas. Se evidencia el crecimiento. Agradecemos que lleven insumos, material, y halagos, pero el hospital ya no da. Pueden comprar de todo, llevar más insumos, pero ya no hay espacio. Y se vuelve un foco de contaminación para los demás pacientes. Está saturado.  

NM: En ningún momento queremos decir que no queremos pacientes con COVID. Para nosotros es una patología más. Pero el hospital se diseñó y pensó sólo para el tamizaje.

No es conveniente que San Juan o Roosevelt se conviertan en hospitales COVID, porque hay enfermos renales crónicos, inmunosupresión, otros enfermos graves, que combinados con coronavirus son un combo perfecto para una alta mortalidad.

Si antes estábamos al límite ahora se trabaja el doble. El personal se partió en tres para atender el doble de la población. No es que no queramos atender a la población, lo que queremos es organización para brindar una buena atención. Lo que queremos comunicar es una súplica a las autoridades, para que nos ayuden, porque tenemos la mejor de las intenciones.

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La gente del hospital da horas extras, administración, médicos, están a la altura de la situación. Dan lo mejor que pueden, pero les decepciona no ver una respuesta del mismo tipo en las autoridades superiores.

Nosotros queremos ver al presidente Giammattei, al presidente del Congreso con la misma preocupación que nosotros tenemos. Vemos a la gente tirada en el piso, sin oxígeno, y estamos preocupados porque van a llegar más pacientes. Estos pacientes no mejoran con buenas intenciones, con un abrazo. Somos científicos y sabemos que buenas intenciones no hacen buena medicina. Se requiere una buena estructura.

El presidente debe tener la entereza de analizar y decidir qué hacer donde hay más camas. Solo en el sector privado hay fácilmente 400 camas. El Centro Médico Militar, ¿por qué no se ocupa? El acceso a la salud no se define por el poder adquisitivo. ¿El que tiene plata puede vivir y el que no, no? El artículo 95 dice que la salud es un derecho, y el Estado lo está violando.

¿Hay médicos enfermos en el Hospital? ¿Qué implica su retiro?

EP: En el CAPERE tenemos equipo acorde a lo sugerido por OMS y todo un procedimiento para asegurar mantenernos libres de contagio. Cada quince días, a doce de los 24 médicos les hacemos hisopado, pasan 48 a 72 horas alejados, a la espera de la prueba. Aunque nos da seguridad de que no están contagiados, el incremento de pacientes ha provocado que otras áreas tengan de 12 a 15 médicos menos.

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Pero sí hay médicos contagiados. Hay pacientes normales, que ingresaron sin historial, con insuficiencia renal, estuvieron sin mascarilla y contaminaron al nefrólogo, a un emergenciólogo y a un internista. En lo que se supo, estos médicos tuvieron relación con un grupo de trabajo. En ortopedia hubo otro caso externo, que tuvo relación con otro grupo de médicos. Ante esa duda se tuvieron que aislar 25, de los cuales cuatro son positivos, y su equipo de enfermería.  

El problema entonces es el área interna. Creíamos que con mascarilla, lentes y bata era suficiente. Pero desde hace dos semanas que el virus explotó, el equipo de protección no es suficiente y debe aumentar. Ahora partimos del supuesto que COVID puede estar en cualquier persona. 

¿Han fallecido pacientes en el hospital? ¿Por qué razones?

EP: Los que ingresan al hospital son pacientes que tienen necesidad de oxígeno. Generalmente son personas que tienen un proceso inflamatorio pulmonar, son de enfermedad base o de edad avanzada, por lo que su mecanismo de defensa no responde tan rápido a la terapia. Ingresan con un parche o infiltrado y a las 48 horas ya hay más parches.  No da tiempo siquiera de entubarlo. Un paciente ingresó a las 11 am, y a las 4 pm falleció. Y ha sido constante. Ayer (martes 26) tenían cuatro fallecidos en la noche. Un día antes tres. Todos han fallecido por problemas respiratorios asociados a una inflamación en pulmón.

¿Qué debería suceder para resolver la situación que advierten en la carta presentada esta semana al director del hospital? ¿Qué solicitan?

NM: Nuestras solicitudes se pueden resumir en tres aspectos. Lo primero es que haya entereza y liderazgo en el Presidente. Tiene que hacer un recuento de las camas de hospital que hay en todo el país, pero camas y hospitales que tengan ventilador, y terapista, porque sin terapista no hay nada.

El Presidente también debe sentarse con el del Legislativo y el contralor general para resolver el tema de compras. Que a través de reformas legales se haga todo lo posible para comprar con más excepciones, tratando de mantener todo bajo criterios de transparencia. Y que se haga ya, porque no se trata de algo que sea para quince días, sino para hoy.

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Lo segundo es activar el sistema de salud en su totalidad para atender COVID. Todos los hospitales que tengan capacidad deben dar respuesta. El Centro Médico Militar y los hospitales privados deben utilizarse. Ahí nada más están las camas y el material, enfrente de nosotros. ¿Por qué no se utilizan? ¿Porque la capacidad adquisitiva no deja? No debe ser así.

Finalmente, pedimos que se ejecute el 100% del presupuesto pensado para COVID, pero no en tres meses; ahora.

EP: Hay que partir de reconocer las debilidades del sistema. Nos encontramos en el momento de desborde de los hospitales y lo que se debe hacer es protegerlos. Debemos establecer que ahora, todo el mundo es sospechoso de COVID, y no se debe decir a la gente que todo está tranquilo, porque son varios pacientes los que están falleciendo por coronavirus en los hospitales.

El Gobierno debe hacer conciencia de esta situación, para que la gente sólo salga por lo necesario a la calle. Si lo hace, el equipo de trabajo del hospital se identificará con el liderazgo, porque entenderán que la realidad que están viendo en el hospital es la misma que ven los líderes.

Digo esto porque los residentes están teniendo problemas psiquiátricos, por estar todo el día usando los mismos trajes, y porque muchos pacientes mueren. Cuando afuera (las autoridades) dicen que está controlado porque hay suficientes camas, hay frustración, la atención va en detrimento del paciente y de la salud misma del trabajador.

Además, hay que entender que el sistema, ahora, debe enfrentar pacientes positivos con un periodo largo de recuperación. En el Hospital tendremos pacientes normales, sin COVID19, que se deben proteger; y pacientes infectados, que demandan 10 a 20 días de tratamiento, y otros 15 días de atención porque todavía son contagiosos. Debemos diseñar un sistema que pueda prever adónde van a pasar todos los infectados para su recuperación total.

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Hemos visto que la política de atención al virus tiene una tendencia que prioriza al paciente asintomático o leve. Es ahí donde debe reenfocarse, y atender al paciente moderado, o el paciente complicado, que son los que piden a gritos ayuda. Es ahí donde el Parque de Industria debería activarse para ser un intensivo total, real, y si no se puede, buscar intensivos reales. No crear uno nuevo, porque tarda 90 días y es insostenible.  

Lo otro es reconocer que este problema no es de medicina interna. No es de los hospitales públicos, ni del ministro, ni del Presidente. Es de toda Guatemala. El personal médico y paramédico debe estar al servicio de la enfermedad. No debe haber diferencia entre medicina privada, publica, e IGSS. Debe ser un solo sistema de salud en el que los distintos espacios digan que tienen determinado número de camas para atender pacientes, que el Presidente las reciba, y las ofrezca a toda la población, independiente de que tenga o no poder adquisitivo pueda asumirlas.

Todo el recurso debe ser único: no pensar en privado o público, sino en un único sistema que debe trabajar unísono. Por ejemplo, decir: en el Hospital La Paz tengo 100 ventiladores, y un grupo de médicos que nos apoya. Así se puede saber que ahí se refieren pacientes graves. Después el militar. Después otro.

Nosotros comenzamos a trasladar pacientes al hospital de Antigua. Nos duele enviarlos porque no es un hospital COVID. ¿Cuánto va a durar? Ya están saturados. No se trata de llenar los hospitales públicos. Debe ser un único sistema, con un lugar de intensivo, un lugar de tamizaje, y un lugar de moderados, para dar una buena atención a pacientes COVID19 y a pacientes no COVID19.

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¿Cuál es la relación con las autoridades y cómo siente que resuelven los problemas señalados?

EP: Al ministro no lo conozco, al Presidente sólo lo veo en la televisión. Tuve relación con el doctor Shell (viceministro), fue una voz esperanzadora, pero cuando lo escuchamos en la conferencia de prensa del miércoles, no supimos si el mensaje no llego bien o que pasó, porque la respuesta no fue adecuada. 

Esto porque le están dando más atención a los leves que a los moderados o severos. Cuando dice que se liberarán camas en el Parque de Industria… Esta situación no permite atender a moderados y graves, porque el Parque de Industria no está en capacidad de recibirlos. Es gente con necesidad de oxígeno, y en el lugar no tienen esa capacidad. La respuesta no fue adecuada.

Una reacción realista pasa por reconocer la situación grave que reflejan los hospitales, y hacérselo saber a la población para que tomen las medidas adecuadas, porque cada día se ve más gente en la calle.

NM: A título personal, emito mi opinión. Yo no he tenido conversación con el Presidente, sólo con sus representantes.

A nosotros quienes nos preocupan son los pacientes, tanto los normales como los COVID. Pero a los gobernantes pareciera que lo que les preocupa es la imagen, la política. Son dos visiones distintas. Ellos van por imagen y nosotros por los pacientes. Quieren hacer ver que hacen las cosas bien, pero no se están haciendo las cosas bien. Por eso la información no cuadra.

Ellos hablan de números fríos, mientras somos nosotros quienes los estamos sufriendo. A mí me cuesta olvidar la imagen del señor que estaba ayer en el piso, sin camilla, sufriendo. Esto es lo que se debe atender, es a este paciente al que le debemos responder.

¿Qué escenarios vislumbra en el hospital si la situación no se resuelve en lo inmediato?

EP: Ya lo estamos viendo. Ya estamos viendo gente contaminada en áreas donde no debería haber gente con COVID: gente en medicina interna, traumatología está contaminada. Ese es el riesgo, el proceso es muy virulento.

Lo que va a pasar es que en un momento todos los hospitales nacionales van a hospitales COVID. Y con enfermedades de base, aumentará la mortalidad. Científicamente, eso se esperaría. Así también mayor infección, porque cuando llegan al hospital y esperan el hisopado, si no son positivos se contaminan porque la espera se da en un espacio muy reducido.

Los residentes también tendrán problemas emocionales, personales, se van a infectar. Habrá menos médicos, lo que aumentará mortalidad de paciente no COVID y del paciente COVID. Y no habrá otro lugar donde los pacientes se puedan atender porque todos los hospitales van a ser COVID.

NM: En lo médico preocupa el daño COVID y colateral. En lo que refiere a COVID específicamente, si la curva sigue subiendo, no habrá espacio por mucha intención que tengan, si no hay oxígeno y camillas, siendo el espacio muy reducido, el virus se moverá el área de no infectados y se va a convertir al hospital en un foco de virus. La respuesta y el esfuerzo no van a ser suficientes si no se activa todo el sistema. Una respuesta que queremos activar, porque no queremos llegar a ver que se muera gente en las banquetas.

Luego llega el daño colateral por COVID, que recae en los pacientes que no tienen infección, pero sufren por la situación general. Los médicos se están diezmando, y pronto no habrá médicos suficientes para pacientes no COVID. Muchos accidentados, víctimas de arma de fuego, cáncer, van a sufrir porque la población médica estará concentrada en COVID o en cuarentena.

Esto tal vez se puede evitar y ganar cierto tiempo activando el sistema privado. Pero debe ser ya, hoy, ahora mismo.

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