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Visita oficial de EEUU: Zúñiga modula el tono, por ahora

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Visita oficial de EEUU: Zúñiga modula el tono, por ahora

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El escenario pintaba que sería una visita tensa, en sintonía con las declaraciones de funcionarios del Departamento de Estado y de la congresista Norma Torres. Pero Ricardo Zuñiga, delegado especial de EE. UU. para la región norte de Centroamérica, extendió su brazo diplomático y ofreció, en lugar del palo, zanahoria: necesitan apoyo del gobierno de Guatemala para contener una creciente crisis migratoria en su frontera.

El enviado especial del Departamento de Estado para la región norte de Centroamérica, Ricardo Zúñiga vino con un objetivo claro: alinear apoyos para apagar el fuego que crece en la rivera de Río Grande, pues proyectan una crisis migratoria de la escala de 2014.

El tono de la conferencia de prensa de cierre y las deferencias al gobierno indicarían que Estados Unidos vino a confirmar el apoyo del presidente Alejandro Giammattei, para que, junto a México, evite que migrantes lleguen a la frontera sur de su país, en particular, los menores no acompañados.

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La postura de Zúñiga contrasta con las declaraciones que funcionarios de EE. UU. realizaron para enmarcar la región. Atrás quedaron las «élites depredadoras», que Juan González, secretario de Asuntos Hemisféricos del Departamento de Estado uso para definir a los liderazgos políticos y empresariales de Guatemala.

Tampoco hablaron de «#narcogobiernos» como nombró la representante de California Norma Torres a los altos funcionarios de la región en un mensaje de Twitter – después aclaró al Faro que se refería a Juan Orlando Hernández, presidente de Honduras. Y no llegó la tan anunciada lista que nombraría a funcionarios corruptos.

No fue una visita de reconocimiento del terreno -Zúñiga es de los funcionarios del departamento de Estado que mejor conoce el llamado triángulo norte- pero quizá sí una educada presentación de cartas. Así lo mostró en la conferencia de prensa de cierre de la visita, donde reconoció al gobierno que «…la receptividad y colaboración de nuestros amigos en el gobierno de Guatemala ha sido impresionante», mientras un sonriente (y notablemente nervioso durante sus declaraciones) Pedro Brolo, ministro de relaciones exteriores, asentía.

En dicha conferencia hicieron énfasis en el interés de EE. UU. por atender las causas que ocasionan la migración de la región. Esto porque el país del norte vive la víspera de una crisis migratoria de gran escala, como lo confirman expertos e informes analizados.

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Las «causas» de la crisis migratoria de la frontera sur de EE. UU.

Según datos del New York Times, 170 mil personas llegaron a la frontera sur de México sólo en marzo, haciéndolo el mes con más detenciones en los últimos 15 años. La mayoría de los viajantes son de Guatemala y El Salvador, aseguran.

La escalada también es evidente en el viaje de niños, pues sólo el 18 de marzo detuvieron a 700 menores, un número que duplicado respecto a febrero (9,450) y el cuadruple respecto a enero (4,635 menores), es decir, un 10% de los que emprenden el camino hacia el norte.  

La inmigración en la frontera sur también escaló en la opinión pública. Según datos del NYT, solo un 1% de ciudadanos lo ubicaba como un problema hacia enero, pero se ha convertido en el tercer problema de mayor importancia en el país en marzo. Uno de cada seis republicanos lo considera el problema más importante, y hasta 67% de independientes desaprueban su enfoque en migración.

Esto a pesar de que el presidente Joe Biden no ha cambiado la política migratoria del expresidente Donald Trump sobre detenciones, deportaciones, y asilos políticos, que obliga a las familias y personas que lo requieren, mantenerse en México hasta que se resuelva su situación. «Quiero enfatizar, la frontera está cerrada» dijo Zúñiga en el cierre de la visita a Guatemala.

Sin embargo, el contraste entre su discurso y el de Trump durante la campaña puede ser un causal de las migraciones, asegura Roberto Wagner, profesor universitario de relaciones internacionales. «Tiene una influencia la forma en que se ha hablado del tema, de la reforma migratoria, de relajar las medidas de Trump. No es la principal causa, pero ha generado mayor interés de ciertas personas en salir, especialmente en traficantes y coyotes, que les dicen a sus clientes es ahora o nunca» asegura el profesor universitario.

En su campaña Biden ofreció aprobar el Dream Act, proteger el DACA (Acción Diferida para los Llegados en la Infancia, por sus siglas en inglés) y promover una reforma migratoria con un enfoque menos draconiano, en la línea de reconocer a Estados Unidos como «una nación de inmigrantes».  Esto explicaría el incremento de menores no acompañados: buscarían integrarse con sus familiares en EE. UU. y recibir alguno de estos beneficios.

Lo lamentable es que nuestros países no ofrezcan ningún proyecto a esas nuevas generaciones, obligando a todos a migrar, como explica el excanciller Edgar Gutiérrez. En esa línea, Estados Unidos pone el ojo en las llamadas causas, explica.

«La nueva administración tiene un análisis en que relaciona como causa y efecto a la corrupción y migración. Ya no es solo razones económicas ni violencia criminal, que siempre existen, es la desesperanza, la pérdida de horizonte en nuevas generaciones, que creen que no hay nada que hacer, que los corruptos y criminales se adueñaron de este país» expone Gutiérrez. 

Zúñiga, quién en su alocución en Guatemala indicó que la designación de la vicepresidenta Kamala Harris la importancia que EE. UU. da a Centroamérica, subrayó que el interés del Departamento de Estado no está sólo en tratar los problemas puntuales de la migración, sino también a las «causas, qué es lo que está impulsando el movimiento irregular desde esta región» explicó.

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Un informe que fija la ruta

El funcionario tiene claras las causas, según lo muestra en un informe que elaboró para el instituto Woodrow Wilson, tanque de pensamiento del gobierno de EE. UU.

En este resalta que «el factor más importante en el limitado crecimiento económico y de progreso social en el triángulo norte es la resistencia a la lucha contra la corrupción y a las reformas de gobernabilidad de una pequeña pero poderosa elite de actores políticos y económicos, con un hondo interés de mantener el estatus quo». Las élites depredadoras, en palabras de Juan González.

Zúñiga cambió el tono en la conferencia de cierre a su visita en Guatemala, donde expuso que el interés está en trabajar con Guatemala para generar «condiciones para que los guatemaltecos no tengan que hacer su futuro en EE. UU., lo que pasa por fortalecer Estado de derecho y por crear condiciones habilitantes: empleo, salud, educación, para que los guatemaltecos puedan hacer sus vidas con dignidad en Guatemala», explicó.

A las causas que expone el informe y la visita, se agrega una que escapa de atención inmediata, pero que acelerará el éxodo en los próximos años: el cambio climático. Como lo preveía Radio Ambulante, las inundaciones provocadas por Iota y Eta serían un causal de migración. Cuatro meses después, The Guardian registró el caso de un hondureño detenido en la frontera sur de EE. UU. que decidió abandonar su país tras perder todo.  

EE. UU. necesita los apoyos del gobierno de Guatemala para atender los flujos de migración. Sin embargo, su red de aliados no se limita a los funcionarios, pues ya parecen tener definidos a sus interlocutores para tratar las causas, en particular, las que generan corrupción e impunidad en el país. 

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Guatemala, el único aliado por descarte

La crisis de migración empujó a los representantes del Departamento de Estado a buscar apoyos en la región sur y el Gobierno de Guatemala podría ser un primer aliado. Honduras no parece ser interlocutor, recordando que el hermano del presidente fue sentenciado a cadena perpetua por narcotráfico. El Salvador parece impredecible para EE. UU.: Bukele no recibió a Zuñiga personalmente, por ejemplo.

Giammattei en cambio, decretó estados de prevención para frenar la caravana de migrantes hondureños que llegó al país en enero. Roberto Wagner interpreta que esto le agenció algún capital para dialogar con ellos. «En la última el gobierno violentó derechos humanos, pero la detuvo. De esa forma venir a somatar la mesa era muy delicado, porque nuestro gobierno podría decir por qué nos somata, si acá no tenemos recursos para contener los flujos de otra forma» afirma.

Sin embargo, no sólo se buscará interlocutores en Gobierno. Además de que Zuñiga tiene claro el rol que ciertos actores políticos juegan para limitar el desarrollo del país, como lo expuso en el informe para el Woodrow Wilson Center, se debe recordar el rol activo que jugó la Embajada de ese país y funcionarios del departamento de estado durante la elección de la Corte de Constitucionalidad, incluido el Secretario de Estado de EEUU, Anthony Blinken, que en febrero manifestó a través de un tweet  que «urgía a Guatemala a elegir una corte imparcial e independiente, que defendiera el Estado de Derecho».

En ese sentido, y aunque no lo afirma abiertamente, las reuniones que Zuñiga sostuvo en Guatemala dan alguna pista de los interlocutores que EE. UU. busca en Guatemala.

Además de funcionarios de gobierno, algunos miembros del sector privado y con sectores de sociedad civil, desde las redes de la embajada de dicho país sólo se publicó fotos con actores que se han constituido en vectores de disputas políticas y judiciales del país, tales como Gloria Porras, magistrada reelecta para la CC; Francisco Sandoval, de la Fiscalía Especial Contra la Impunidad; o las juezas Jazmín Barrios y Ericka Aifán, magistradas de la Corte Suprema de Justicia, además de Rigoberta Menchú, Premio Nobel de la Paz.

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Aunque en la amplia agenda de visitas EE. UU. tendió al gobierno una mano y lo validó como actor fundamental para contener las caravanas y evitar el éxodo de guatemaltecos hacia el norte, también se vio que para atender las causas, en particular las relativas a la impunidad, lucha contra la corrupción y estado de derecho, tienen claro a quienes deben respaldar. En este momento, dándoles un lugar en su agenda.

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