Claro, matizo. Autoritario con los débiles o “los malos”, “los malosos” digámosles, recordando al expresidente Berger. Y democrático con los poderosos, con quienes se sienta no sólo a dialogar sino a ceder con el tema tributario o temas comerciales. O la ley de desarrollo rural. Con los débiles dialoga pero para llegar nunca a ningún cambio. Bueno, o más bien debería ser algo extensivo a la mayoría de diputados del Congreso. Qué manera de quedar siempre bien con los poderosos y olvidarse de l...
Claro, matizo. Autoritario con los débiles o “los malos”, “los malosos” digámosles, recordando al expresidente Berger. Y democrático con los poderosos, con quienes se sienta no sólo a dialogar sino a ceder con el tema tributario o temas comerciales. O la ley de desarrollo rural. Con los débiles dialoga pero para llegar nunca a ningún cambio. Bueno, o más bien debería ser algo extensivo a la mayoría de diputados del Congreso. Qué manera de quedar siempre bien con los poderosos y olvidarse de los débiles para otra cosa que no sean cuestioncitas clientelares (unas láminas, un trabajo en caminos) y así limpiar su conciencia.
Pues el autoritario dentro del Presidente se ha impuesto al democrático. Todos recordamos cuando aplaudió la quema de un motorista acusado de ladrón y ahora cuando ordena a sus ministros a que no acudan a las citaciones de fiscalización de los diputados en el Congreso. El presidente olvida que la oposición no es sólo el bloque circense de Líder, sino que hay muchos diputados que quieren fiscalizar –para eso los elegimos–. E incluso hay algún diputado en Líder que es serio. Su orden no sólo atenta en contra de sus propios intereses (deja a los diputados únicamente con la alternativa de interpelar si quieren hablar con un ministro y deja a los ministros sin la posibilidad de defenderse en persona de señalamientos) sino que erosiona el enclenque Estado democrático que tenemos que construir.
Como lo erosionó el año pasado cuando su Ministerio de la Defensa asesinó a ocho ciudadanos manifestantes. Como lo erosiona cuando durante año y medio le dio todo el apoyo y los derechos a las empresas extractivas y ahora no le creemos o sentimos que hay gato encerrado cuando propone una moratoria minera. Moratoria, por cierto, que su bancada y sus aliados tendrán que sacar en el pleno, en donde Baldizón ya anunció su oposición –posición cínica que se opone a todo pero publicita que busca la concertación–.
Por sus últimas declaraciones, el Presidente da la impresión de vivir en una burbuja en la que la única oposición es Líder, las únicas críticas vienen de elPeladero y los únicos análisis que vale la pena son los que le dan palmadas en la espalda. Tras año y medio, el resultado de su gobierno es muy malo. Con su gobierno, que está fracasando en seguridad, economía, desarrollo social y fortalecimiento de la institucionalidad del Estado, lo que está logrando es incluso dibujar una silueta de estadista en su odiado rival y antecesor, Álvaro Colom.
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