El desarrollo sostenible de Guatemala depende cada vez más del desarrollo de las comunidades, ciudades y municipios alrededor de Guatemala.
Construir una nación equitativa, incluyente, con oportunidades para todos (o por lo menos para muchos más de los que tenemos oportunidades hoy) y con una estrategia de desarrollo sostenible, depende mucho del desarrollo de cada comunidad en todo el país. El municipio está integrado por su territorio, su población y sus autoridades. Las autoridades ...
El desarrollo sostenible de Guatemala depende cada vez más del desarrollo de las comunidades, ciudades y municipios alrededor de Guatemala.
Construir una nación equitativa, incluyente, con oportunidades para todos (o por lo menos para muchos más de los que tenemos oportunidades hoy) y con una estrategia de desarrollo sostenible, depende mucho del desarrollo de cada comunidad en todo el país. El municipio está integrado por su territorio, su población y sus autoridades. Las autoridades más cercanas a los ciudadanos son los alcaldes y sus concejos o corporaciones municipales.
En Guatemala tenemos cuatro tipos diferentes de municipios. Aquellos donde las autoridades tienen una visión clara y los recursos suficientes para el desarrollo del municipio, los que tienen una visión clara pero no cuentan con recursos suficientes, los que tienen recursos pero no tienen una visión clara del desarrollo del municipio y los que no tienen recursos ni una visión clara de lo que su población necesita.
Lamentablemente muchos de los municipios caen en la última categoría, no tienen una visión clara y tienen poco o nada de recursos (propios, privados o de gobierno central) para gestionar el desarrollo de los habitantes de su municipio. Tan grave como eso son los municipios que tienen recursos (normalmente del gobierno central o privados) pero carecen de una visión clara del modelo de desarrollo que necesita su municipio. Digo tan grave, o quizás peor, ya que entonces los recursos disponibles (privados o públicos) son utilizados de una forma ineficiente y desordenada y el crecimiento del municipio genera caos en vez de desarrollo sostenible.
Los alcaldes más frustrados son aquellos que tienen una mayor claridad del modelo de desarrollo que su municipio requiere pero carecen de los recursos para poder lograrlo. Sin embargo, algunos de estos alcaldes logran generar las condiciones para hacerse de recursos propios, saben cómo ordenar y priorizar los recursos que el gobierno central provee y logran empezar a ordenar la inversión privada en función de una visión de desarrollo sostenible que tome en consideración a la comunidad, el impacto en el entorno ecológico, asegure la competitividad del municipio y genere mejores oportunidades para los vecinos.
Finalmente, están los municipios que tienen una visión clara del modelo de desarrollo que necesitan y empiezan a contar con los recursos necesarios para implementar la visión. De estos hay muy pocos en Guatemala y están bajo constante presión de desarrolladores y el gobierno central para llevar a cabo obras que beneficien sus fines económicos o políticos propios, dejando por un lado la visión de desarrollo de largo plazo del territorio y su población.
En cada inicio de gobierno se generan las condiciones para revisar la dirección que lleva el municipio y su población. Evaluar si hay un plan estratégico de desarrollo del municipio y si se han implementado políticas públicas municipales que dirijan su desarrollo en esa dirección. También se genera la oportunidad de coordinación con las políticas públicas de Estado en temas que impactan la población y el territorio. Necesitamos rehacer la institucionalidad que apoya a las municipalidades.
Debemos redefinir el rol del municipio como gestor del desarrollo sostenible de los ciudadanos y fortalecer la capacidad de planificar y ejecutar en función de la población y el territorio. La ejecución de inversión pública del gobierno central debe estar sujeta a estos planes de desarrollo municipales por medio del sistema nacional de planificación. La inversión privada en los municipios debe también estar sujeta a esta planificación estratégica y descrita en los planes de ordenamiento territorial de cada municipio. No podemos seguir operando de la forma desarticulada y dispersa en que lo estamos haciendo. El modelo actual de gestión de obras favorece las políticas clientelistas en función de bolsones de votantes, negocios de los financistas de campaña y un crecimiento desordenado de los municipios que generan una peor calidad de vida para los vecinos.
Dios los bendiga y les recuerdo que toda la gloria, la honra y el honor son siempre para Jesús.
Más de este autor