Señor juez de primera instancia penal de Puerto Barrios, Aníbal Artiaga, me comunico con usted por esta vía ante la imposibilidad de hacerlo personalmente o en alguna de las audiencias en las que se ventila el caso con el que queremos esclarecer la muerte de nuestros hijos en una actividad académica de la universidad del valle de Guatemala (las minúsculas son a propósito) en la compañía guatemalteca del níquel (ídem), en el municipio de El Estor, Izabal, el 31 de marzo de 2012.
En la última audiencia del caso Siekavizza, el juez Gálvez hizo algo digno de una personalidad nacional, que nos da esperanza a los guatemaltecos y nos hace pensar que este país aún se puede rescatar: se dirigió a la señora Beatriz Ofelia de León y le dijo: «Con todo respeto, ¡cómo es que una profesional que fue magistrada se presta a estar atrasando todo!». Y es que, si nos ponemos a pensar y a cuantificar cuánto daño y cuánta pérdida le causan a nuestra sociedad los retrasos injustificados en los procesos judiciales, le daríamos más importancia a este aspecto, y la justicia sería pronta y cumplida.
¡Ojalá muchos jueces tomaran el ejemplo del licenciado Gálvez!
¡Cómo quisiéramos que usted fuera el juez Gálvez! ¡O por lo menos como él!
Yo no soy abogado, pero trataré de explicar por qué quisiéramos eso.
Van dos veces que el Ministerio Público (MP) lo recusa y que usted rechaza las recusaciones en nuestro proceso: la primera, porque usted trató de dar por terminado el caso exigiéndole al MP que presentara su acto conclusivo cuando había amparos pendientes de resolver que interrumpían el proceso, ocasión en la que nuestros abogados incluso tuvieron que poner la queja urgentemente en una sala de Zacapa, en la que usted finalmente se retractó de la grave ilegalidad que estaba a punto de cometer; y la segunda, por haber resuelto otorgar una suspensión de audiencia antes de que el abogado de la minera (licenciado Porta Navas) se lo solicitara. ¡Sí! Usted resolviendo a favor de la minera, como en otras ocasiones, pero solo que ahora ¡hasta por anticipado!
Además, ¿cómo es que un juez suspende una audiencia porque el representante de una de las partes está muy nervioso o porque el abogado tiene un absceso? Como dijo el juez Gálvez, ¿cómo se presta a estar atrasando todo?
Y no solo han sido esas dos veces. Ya anteriormente anuló parcialmente una resolución que usted mismo había emitido, en la que autorizaba realizar las diligencias de exhumaciones y el reconocimiento judicial, ante lo cual tocó interponer un amparo que permitió realizarlas.
Muchas veces me he preguntado por qué usted actúa así. Y no lo sé, pero me lo imagino. ¿Cuáles serán los diálogos entre usted y el abogado de la minera o el de la universidad? Tampoco lo sé, pero también los imagino. ¿Cuáles son los diálogos entre el rector de la universidad del valle y los magistrados? Tampoco lo sé, pero igualmente los imagino.
Tal vez usted piense que el nuestro es tan solo uno de tantos procesos que lleva, pero estoy seguro de que, al igual que nosotros, hay muchísimos guatemaltecos afrontando situaciones como la nuestra: una justicia lenta, distorsionada, influenciada por poderes oscuros. Una justicia que solo está para favorecer a unos y afectar a otros. Una justicia que no llega.
En nombre de todos esos guatemaltecos, en nombre de nuestras familias agraviadas por el asesinato de nuestros hijos y en nombre de nuestros hijos que fallecieron injustamente, señor juez de Puerto Barrios Aníbal Artiaga y señores jueces de Guatemala, les pido que tomen conciencia de la importancia de su papel, que consideren que los guatemaltecos necesitamos justicia, que es necesario que los maleantes paguen por sus delitos, que Guatemala necesita vivir en paz y que para vivir en paz se necesitan justicia y perdón.
Carlos Rodolfo de León Herrera
DPI: 1861-18287-0101
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