La pregunta es, entonces, ¿quién conoce la verdad? Yo conozco la mía. Acá hay cinco más.
Basant, joven egipcia nacida en Dubái, fue formada en una familia musulmana progresista que se rige por los principios islámicos esenciales, pero no en su totalidad, pues muchos de ellos son incompatibles con el estilo de vida que ella desea vivir. Ella considera que el islam trabaja por la paz, la aceptación y la tolerancia. Su lucha más grande es por la salud pública y el empoderamiento de las mu...
La pregunta es, entonces, ¿quién conoce la verdad? Yo conozco la mía. Acá hay cinco más.
Basant, joven egipcia nacida en Dubái, fue formada en una familia musulmana progresista que se rige por los principios islámicos esenciales, pero no en su totalidad, pues muchos de ellos son incompatibles con el estilo de vida que ella desea vivir. Ella considera que el islam trabaja por la paz, la aceptación y la tolerancia. Su lucha más grande es por la salud pública y el empoderamiento de las mujeres.
Rashid, joven estadounidense-palestino, vive en un constante dilema al sentirse en deuda con un Estado que le dio muchas oportunidades, pero que al mismo tiempo lidera esfuerzos dañinos en el Medio Oriente. Para él, el Estado de Israel es un proyecto colonial moderno y el movimiento sionista tiene una de las ideologías más peligrosas y perversas del mundo. Cree que los únicos enemigos en el conflicto con Israel son los perpetuadores de los actos violentos contra Palestina y que ambos Estados pueden alcanzar la paz, ya que tanto palestinos como israelíes comparten luchas y aspiraciones similares.
Osman, joven gay nacido de una familia albanesa tradicional, macedonio residente en Turquía, diariamente afronta los desafíos que vivir en una sociedad homofóbica presenta. Cuando habló con sus padres de su sexualidad, estos no le creyeron, pues consideran que un hombre masculino no puede ser gay. Él afirma que no hay ninguna diferencia entre ser hombre y ser gay (de hecho, no la hay).
Blerta, joven ciudadana de un Estado que existe solo para unos pocos, Kosovo. Residente de un Estado que es más joven que ella misma, vivió siendo ciudadana de ningún lugar durante gran parte de su vida. Como muchos en Kosovo, respeta y agradece a Estados Unidos, pues la intervención de este país en el de ella fue lo único que pudo detener la guerra con Serbia y le permitió sentir que pertenecía a algún lugar.
Julio, joven venezolano, simpatizante con algunas peticiones de la oposición (no con el movimiento completo porque este se ha vendido por intereses personales), no quiere más que paz y estabilidad para sí mismo y su país. Joven profesional nacido y criado en Venezuela, siente profunda tristeza al observar el grado de violencia e incertidumbre que lo rodea. Para Julio, vivir en Venezuela es estar en una novela de Orwell, donde «todos son iguales, pero hay personas más iguales que otras».
Cada uno de ellos es real. Lo que son y lo que creen es real, es verdad. Al mismo tiempo, cientos cuentan versiones opuestas acerca de los mismos temas, todas igual de ciertas, todas igual de verdaderas. Ni en espacio ni en tiempo existe una verdad universal. El mundo está compuesto de un sinfín de verdades y es hora de que en Guatemala aprendamos a apreciarlas. Es hora de edificar desde la diversidad para eliminar la conflictividad.
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