Este tipo de abusos, donde familia de funcionarios públicos y funcionarios públicos utilizan los recursos del Estado para su propia comodidad, también fue evidente cuando se descubrió, en el 2019, que Patricia de Arzú, madre del congresista Álvaro Arzú, tenía un contrato por el que recibe Q25,000 mensuales y Nicole Pullin, su cuñada, otro por Q16,500, sin que la Contraloría General de Cuentas pudiese demostrar los productos de leer más
Este tipo de abusos, donde familia de funcionarios públicos y funcionarios públicos utilizan los recursos del Estado para su propia comodidad, también fue evidente cuando se descubrió, en el 2019, que Patricia de Arzú, madre del congresista Álvaro Arzú, tenía un contrato por el que recibe Q25,000 mensuales y Nicole Pullin, su cuñada, otro por Q16,500, sin que la Contraloría General de Cuentas pudiese demostrar los productos de los supuestos servicios brindados[2]. Otra historia similar, donde se buscaba beneficiar a familiares a través de adjudicaciones del Estado, sucedió con Samuel y José Manuel Morales, hermano e hijo del ex presidente Jimmy Morales, cuando se les identificó como parte de la estructura del caso «Botín en el Registro General de la Propiedad».
Parece ser que políticos y sus familiares tienen un objetivo en común cuando ingresan al Estado: hacerse ricos. Para conseguirlo, no importa lo que tengan que hacer, ellos serán más ricos y algunos se retirarán impunemente a vivir de lujos dentro o fuera del país. Otros se quedarán todos los años posibles a vivir del Estado, pues ahí han encontrado el lugar perfecto para aumentar su patrimonio familiar.
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Ellos serán más ricos, haciendo alianzas con grandes cámaras empresariales, oligarcas y y crimen organizado, para continuar saqueando y actuando con impunidad, porque su objetivo es claro. No tendrán problemas con enfermarse, pues podrán pagar los tratamientos, enviarán a sus hijas e hijos a escuelas privadas, no padecerán la inseguridad porque tendrán vehículos blindados y guardaespaldas que les protejan. No sabrán que el precio de las frutas, de los granos y los cereales subieron, porque nunca se preocuparán por eso. Ellos serán cada vez más ricos a través del saqueo, la impunidad y la muerte.
Mientras tanto, nosotros seremos más pobres. Estos mismos políticos que se enriquecen ilícitamente han promovido un recorte constante en recursos públicos que solían atender derechos básicos, así como leyes e iniciativas que buscan aprobar salarios paupérrimos y mayor inseguridad laboral. Son estos, quienes benefician a grandes empresas transnacionales que explotan los bienes naturales comunes y, además, a quienes no les importan los altos índices de violencia.
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Seremos más pobres porque el cambio climático hace cada vez más difíciles las siembras, porque el costo del fertilizante está por los cielos, porque cada vez hay menos trabajo y porque lo único que tenemos será hipotecado para pagar el viaje de aquellos que le apuestan a llegar al norte. Seremos más pobres, porque incluso, teniendo trabajo, cada vez los salarios son menores, porque las cosas cada vez están más caras, porque quizá nunca podremos comprar un terreno, una casa. Seremos más pobres porque, aunque ahora podamos viajar, comer bien y comprar un teléfono de lujo, no se vislumbra futuro para nuestra vejez. No hay derechos laborales que nos garanticen la jubilación y no hay enfermedad grave que podamos pagar sin hacer un «Go fund me».
Ellos se hacen más ricos a costa de nuestra vida y no hay ni habrá posibilidad de huir de la pobreza en un país que está dirigido por ladrones. Sin embargo, no podemos olvidar, que a pesar de lo oscuro y poco alentador que nuestro futuro se vislumbra, nunca es tarde para rebelarnos y construir dignidad y buen vivir colectivos.
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