En este momento, ahora

Casi sin darnos cuenta (al menos la gran mayoría), la comisión de postulación tiene la responsabilidad de elegir a quien presidirá la Corte Suprema de Justicia, es decir, una decisión de mayúscula importancia, igual que elegir presidente o diputados. Treinta y siete personas son, en este instante, las que determinarán el rumbo de la justicia: si las magistraturas serán independientes y no deberán favores a políticos corruptos, si tendrán la valentía para enfrentar a quienes les favorece la impunidad, si son rectos y probos para no hacerse de la vista gorda en los momentos importantes.

Tenemos razones de sobra para estar atentos. Es la búsqueda de la verdad la que nos mueve. Queremos saber quién es responsable de lo que ha sucedido en nuestra historia, en ese marzo de hace casi tres años en el hogar seguro Virgen de la Asunción. Queremos que se conozca lo sucedido en las comunidades durante la guerra, a la niña asesinada en Joyabaj el año pasado. También nos mueve la necesidad de que no se repitan atrocidades: el encierro injusto de decenas de líderes comunitarios, los desalojos en tantos lugares donde se disputan el agua o la tierra que nos permiten vivir. Necesitamos creer y saber que aquí somos iguales: que todos debemos pagar impuestos y no correr atrás de la corrupción, que podemos recurrir al sistema de justicia con la misma confianza de cualquier otra persona, sin que importe que no seamos ricos o que no tengamos influencias, porque la dignidad y el respeto a la persona son suficientes para que tengamos el pleno derecho a un proceso justo.

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Por eso, por todas esas personas que se han enfrentado a la justicia vendida, corrupta, amarrada a favores e intereses, por la humillación de investigaciones llenas de mentiras, de procesos que a grandes luces son incoherentes, es que no podemos dejar de hacernos sentir, de hacernos escuchar. Las 37 personas que están hoy sentadas en la comisión de postulación en la Universidad Mesoamericana deben saber que de su decisión depende la vida de tantos y tantas; que es una deuda con la vida, con el dolor, con el sufrimiento de muchas familias; que nos merecemos vivir dignamente y confiar en la justicia. Debemos decirlo hoy, ahora.

Celebro la propuesta de la diputada Sonia Gutiérrez Raguay que le confiere más transparencia al proceso de elección en el Congreso de la República. Las entrevistas a las candidatas y a los candidatos —iniciativa que se ha llevado a cabo en otras comisiones de postulación— no fueron realizadas en esta comisión de postulación, y es importante escuchar no solo sus planes de trabajo, sino también su declaración de independencia de intereses que no sean los de la justicia objetiva e imparcial. Espero que encuentre en el Congreso el apoyo de los votos de quienes demostrarían su posición frente a esta elección.

Por lo demás, queda hacer presencia, hacer presión con nuestra voz tanto en la comisión de postulación como apoyando a los diputados y a las diputadas que se le alineen con la justicia independiente. Nos vemos por ahí.

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