Con poco más de seis meses en el poder hay carteras que se encuentran bajo la misma incertidumbre que tenían en enero, cuando todos nos preguntábamos ¿qué van hacer? Hasta la fecha seguimos esperando, pero ya no con las expectativas que naturalmente acompañan a un nuevo gobierno sino más bien con las frustraciones de que simplemente no vayan a hacer nada.
El desgaste me sorprende, primero por lo rápido que se ha dado. A estas alturas, el plan de gobierno debería verse como una hoja de ruta clara a seguir, cosa que no ha sucedido. Ciertos ministerios como Economía, Medio Ambiente, Relaciones Exteriores se encuentran parqueados como si fuesen juguetes a los que hay ponerle un par de pilas para que funcionen. Segundo, después de ocho años de estar preparándose para manejar la cosa pública, muchos de los actuales funcionarios parecen novatos en política e ignorantes sobre cuestiones propias de la realidad nacional. Tercero, y sobre lo que me quiero enfocar, es que incluso más que la GANA (que nos gobernó del 2004 – 2008), el Partido Patriota parece hoy la alianza de pequeñas agrupaciones cada una con su propia agenda.
En su momento la GANA fue la alianza entre tres pequeños partidos: el Movimiento Reformador (MR), el Partido de Solidaridad Nacional (PSN) y el Partido Patriota (PP). Aprovechando la salida de Oscar Berger del PAN, la GANA se consolidó alrededor de su figura y con el apoyo económico del sector empresarial ganó las elecciones del 2003. Durante la administración de Berger poco a poco se retiraron de la GANA cada una de las agrupaciones que la conformaron empezando por el PP y terminando con el MR. Sin embargo, la GANA logró mantenerse unida y conformar un partido que aun se mantiene vigente.
El PP en cambio se perfiló desde sus inicios como un partido sólido, fiel a ciertos principios ideológicos so pretexto de los cuales fue el primero que abandonó el gobierno del Berger. Desde entonces ejerció una oposición política minoritaria en el Congreso que con el tiempo fue creciendo hasta ser la primera fuerza política del país. La trayectoria militar y política de OPM más su discurso de mano dura advertía un gobierno jerárquicamente ordenado verticalmente y una visión estratégica para alcanzar objetivos políticos.
Hoy, en cambio, el PP es un partido dividido. Los que están con el Presidente, los que están con la Vicepresidenta y los políticos oportunistas que siempre se las arreglan para estar con el gobierno de turno.
Claro, la longevidad vital de los partidos políticos guatemaltecos es limitada pero esta abarca un arco de tiempo en donde se aprecia cómo estos nacen, crecen, llegan a la cima, se reducen, sobreviven por un tiempo y desaparecen. Sin cumplir un año de gobierno, el PP parece encaminarse a desparecer antes de lo que la historia dicta. El escenario fatal para el partido sería que en tres años (o antes) la Vicepresidenta forme su propia agrupación mientras Alejandro Sinibaldi se queda con el PP y la calaña de políticos oportunistas que terminan de engrosar las filas naranjas se unan a LIDER y a CREO. Les diría que como toda separación habría ganadores y perdedores, pero el político guatemalteco es como un gato que siempre sabe caer sobre sus patas, en medio de todo esto los verdaderos perdedores somos todos los guatemaltecos.
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