Un amigo fue quien lo llevó. Resultaba emocionante porque, si te cachaban con el disco, seguro te lo quitaban, mandaban a llamar a tus papás y, si ya habías tenido este tipo de problemas, probablemente te suspendían. Perdí algunos días de clase así. También algunos discos.
Se trataba del segundo álbum de la banda, Oscuro (1998). Para ese entonces ya habíamos visto en vivo a Viernes Verde varias veces, pero yo nunca había tenido un disco original del grupo. Y ese me encantó. Lo escuché hasta el cansancio.
Hoy, 20 años después, Viernes Verde me compartió La ruta, su nuevo EP en formato digital y con la condición de mantenerlo en reserva hasta su lanzamiento el próximo 15 de febrero. Al terminar de escucharlo, puedo decir que son muchas las cosas que han cambiado en todo este tiempo, tanto de la banda como en mi vida.
La ruta forma parte de una trilogía conceptual que la banda piensa terminar en un período de dos años. Cada disco se adentra en la vida de un personaje. El primero de ellos fue Pedro Monciano, protagonista de la primera entrega de la trilogía, el álbum P. M. (2017).
Ahora, en La ruta, Viernes Verde presenta cinco canciones intensas que cuentan la historia de Laura T, quien, más que un personaje concreto, es un punto en común, un alma compartida que amarra cada uno de los temas y permite que la historia, aunque abierta a múltiples interpretaciones, empiece a tomar forma.
El disco transita entre lo intenso y sutil, y es allí de donde surge su belleza. A su modo, la banda ha creado con este álbum un personaje nebuloso, cuasi mágico, que engancha e invita a seguir escuchando.
No es la primera vez que Viernes Verde cuenta historias con su música. La banda hizo un experimento parecido con un par de canciones en su álbum Fantasía funesta (2009), en el que narra la oscura relación entre Jhyrann y Tyox, un cuento basado en un sueño del guitarrista Francisco Marroquín (Toky). En este disco, la historia está basada en un minicómic que Omar Méndez, cantante de la banda, leyó en Internet.
Hay una diferencia sustancial en este disco respecto a su antecesor no solo en sonido, sino en composición y producción. Es un material más intenso y visceral, que toca más profundo, que revela mucho más. Viernes Verde vuelve a presentar un disco sencillo, pero esta vez logra revivir esa intensidad que se había diluido a través de los años. Y eso se agradece.
Para la producción del álbum, el grupo viajó a la ciudad de México y trabajó con Roy Cañedo, baterista de la banda Thermo, que además ha trabajado en varios materiales de la disquera independiente Intolerancia, una de las más importantes de ese país. Además, contó con la colaboración de Ugo Rodríguez (Azul Violeta) en las voces de la balada retro Vas a volver y de Carol Villagrán (Mink) en Azabache y Somos uno.
Muchas cosas han cambiado desde la primera vez que escuché un disco completo de Viernes Verde. Hoy la banda sigue su ruta, cuenta historias con música, y a mí nadie me puede regañar por escuchar rock.
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