Llegué a Cuba el domingo pasado para participar del octavo Taller Internacional “Mujeres en el Siglo XXI”, que se desarrolla en La Habana y que ha convocado a más de 150 participantes de 10 países, entre los que se cuentan Cuba, Colombia, España, Estados Unidos, Palestina, Venezuela, Costa Rica y Guatemala. El taller se lleva a cabo cada dos años y es impulsado por la Cátedra de la Mujer, de la Universidad de La Habana, que conmemora sus 20 años de existencia. Quedó inaugurado el 16 de mayo de 2011 en el Aula Magna de dicha universidad y se extendió hasta este jueves 19, sesionando en 14 comisiones de trabajo.
La manera como se han distribuido los ejes de trabajo ha permitido debatir en torno a los aportes científicos sobre la relación de las mujeres con la comunicación, el rol de ellas en el desarrollo, las vías para materializar el acceso a la educación y la visibilización de lo que aún falta por construir para el logro efectivo de ese derecho humano, las identidades y subjetividades, las mujeres y sus resistencias y el debate género-feminismo, entre otros. He tratado de seguir de cerca todos los ejes, pero me he congratulado sobremanera porque una de las comisiones ha tenido como centro el interés por las mujeres, el arte y la literatura, lo cual deja claro que se entiende la importancia que se le concede al arte como vía para leer la realidad desde aristas a las que las ciencias sociales no han podido abordar. Además, incorpora una forma de deslegitimar los paradigmas desde los cuales “se debe” hacer esta lectura.
Una de las cosas que más me ha gustado, y me aporta esperanza, es la enorme participación de mujeres jóvenes investigadoras, en su mayoría cubanas, que han aportado insumos valiosos al cúmulo de conocimiento desde la teoría feminista, porque implica que se empiezan a construir nuevas geografías, aportes “frescos” a la propuesta política, teórica y metodológica y críticas importantes al anquilosamiento en el que han caído algunas categorías.
De los diálogos sostenidos con las mujeres que han participado hemos coincidido en señalar que espacios como el de este taller internacional son ideales para impulsar los intercambios de las distintas perspectivas de los estudios de género. Karina Escalona, comunicadora cubana, explicó al respecto que ha disfrutado de las diferentes ponencias, porque permiten dar cuenta de la diversidad de estudios y tendencias que permite la teoría de género para investigar las distintas problemáticas que afectan de manera particular a las mujeres.
De la misma manera, Maité Silveira Fonseca, comunicadora de Las Tunas, en el oriente del país, reforzó esta idea al señalar que lo importante de estos espacios es el aporte a la creación de conocimiento desde los debates y consensos creados desde las diferentes ubicaciones y respetando las disidencias. Mientras, Yuliuva Hernández, máster en estudios sociales, manifestó que los encuentros internacionales de mujeres permiten hacer visibles la creación de nuevos relatos a partir de los aportes teóricos de mujeres que producen conocimiento fuera de los centros tradicionales desde donde se produce la cultura.
También nos quedan enormes desafíos, tales como seguir construyendo cuerpos teóricos feministas que nos sean útiles para el análisis de las especificidades de cada disciplina, aplicar lo aprendido en la práctica, pues —como cita Karina Escalona— ya es hora de que los diagnósticos elaborados nos sean útiles para cambiar la realidad que hemos denunciado, y la investigación en ese sentido es indispensable. Maritza Ingran, máster en estudios sociales también de Las Tunas, agrega que otro punto en el cual hay que hacer esfuerzos es develar que los problemas que enfrentamos deben ser respondidos desde visiones holísticas y, por tanto, hay que retomar el camino analítico que incorpore las distintas perspectivas alertando sobre la tendencia a la fragmentación de los estudios con enfoque de género.
Cada vez más, y contrariamente al empecinamiento hegemónico, las mujeres latinoamericanas demostramos el rigor y la minuciosidad de la crítica feminista y nos aferramos seriamente a la pertinencia y necesidad de sus análisis y sus aportes en aras de construir sociedades donde hombres y mujeres podamos vivir con dignidad.
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