A menos de cinco kilómetros del centro de la ciudad y a menos de un kilómetro del centro comercial Cayalá, uno de los más exclusivos de Guatemala, varias familias se bañan y lavan su ropa en un río de aguas negras conocido como “Las Vacas”. Mientras miles de vehículos circulan a diario por el asfalto de la Calzada La Paz, a poco más de 30 metros, niños y adultos toman un baño.
La pobreza queda reflejada debajo de un puente, y contrasta con el lujo de mansiones y centros comerciales que no está
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A menos de cinco kilómetros del centro de la ciudad y a menos de un kilómetro del centro comercial Cayalá, uno de los más exclusivos de Guatemala, varias familias se bañan y lavan su ropa en un río de aguas negras conocido como “Las Vacas”. Mientras miles de vehículos circulan a diario por el asfalto de la Calzada La Paz, a poco más de 30 metros, niños y adultos toman un baño.
La pobreza queda reflejada debajo de un puente, y contrasta con el lujo de mansiones y centros comerciales que no están distantes si se habla de espacio y tiempo.
La falta de agua en sus casas hace que a diario tengan que bajar en busca del vital líquido. Por más de 20 años han solicitado tener agua potable en sus viviendas, pero las autoridades de la municipalidad capitalina no llegan aún.
Hugo Cabrera cruza todos los días cuatro carriles de la calzada para darse un baño. Lo mismo su hermana Carmen. “Vengo aquí hace muchos años. Ya me hice viejo, pero lo tengo que seguir viviendo. Uno se acostumbra”, dice Hugo mientras enjabona su cabeza.
Minutos después llega su hermana y otra vecina con sus dos hijos. Las mujeres llevan cubetas llenas de ropa para lavar. Al terminar, se bañan. Una pila sirve de lavadero y ducha.
Un nacimiento de agua es su “fuente de vida”, así le llaman ellos. “No sé qué haríamos sin este chorrito que milagrosamente no se seca. Viene de ese pedacito de montaña”, cuenta Julissa López, quien camina cada día más de un kilómetro desde su casa en la colonia La Chácara, zona 5.
El río Las Vacas se serpentea entre los barrancos de varias zonas de la capital. Hace muchos años fue limpio, pero ahora es uno de los mayores desagües de la ciudad.
La mayoría de personas que llegan proviene de la colonia Las Vacas, ubicada a unos 50 metros del barranco, en la zona 16. Otro grupo llega de La Chácara zona 5.
“Me enoja que las gente desperdicie el agua, pues nosotros tenemos que venir hasta aquí”, expresa Karina Reyes, una adolescente que baja al barranco a buscarla.
Esa es la rutina diaria, sobre todo para la época seca. Durante la temporada de lluvias guardan el agua que cae del cielo.
La Ciudad de Guatemala, una ciudad que crece... junto a sus contrastes.