Un tigre en el chiquero
Un tigre en el chiquero
Busca su reelección como alcalde de Villa Nueva, el segundo municipio más grande de Guatemala. Este político, antes exitoso empresario, antes decano de Ingeniería de la Universidad Rafael Landívar, está convencido de su triunfo. Para alcanzar sus objetivos, Edwin Escobar no ha tenido miramientos en buscar siempre aliados con poder, y en negociar con los principales partidos las cuotas que busca. Califica a la política como un “chiquero” y al dinero de campaña de Manuel Baldizón como no “decente”, pero argumenta que LIDER es el mejor vehículo para su carrera en ascenso. Él se ve a sí mismo como un tigre, dispuesto a todo: ¿La presidencia? Solo si Dios se lo pide.
El 19 de marzo de 2015, Edwin Felipe Escobar Hill se reunió para almorzar con Henry Cohen y Ricardo Ortiz, miembros de Compromiso Renovación y Orden (CREO), el partido con el que fue electo alcalde de Villa nueva en 2011. Consciente del peso de sus votos y de que a falta de contrincantes es muy posible su reelección, Escobar pidió a CREO nombrar a uno de los suyos, Félix Hernández Gálvez, como candidato a diputado y a Salvador Gándara, quien ya se perfilaba como candidato a alcalde, también como diputado. Se quitaría así a sus dos principales contrincantes en la contienda municipal anterior. Los comensales le dijeron que le darían respuesta al día siguiente a las 10 de la mañana.
En la madrugada del día siguiente, Escobar, un político amateur en el juego partidista pero con larga trayectoria empresarial, trató de cubrir sus espaldas y diversificar el mercado. Se citó a las 7.30 horas con el entonces candidato presidencial del Partido Patriota (PP), Alejandro Sinibaldi, en un hangar del aeropuerto donde el exministro de Comunicaciones guarda su helicóptero. Le ofreció que si formaba su propio partido y se separaba del PP lo acompañaría en la campaña. Sinibaldi le dijo que él seguiría en el Patriota.
Por la tarde, después de recibir la negativa de CREO, se sentó a negociar con el candidato presidencial del partido Libertad Democrática Renovada (Lider), Manuel Baldizón, y con su hermano, el diputado y operador político Salvador Baldizón. Les exigió tres diputados: Félix Hernández y José Pablo Ramazzini Salguero, por el listado distrital, e Ingrid Bran Cuellar, por Alta Verapaz. Pidió también injerencia en la Autoridad para el Manejo Sustentable de la Cuenca del Lago de Amatitlán (AMSA), en la Unidad de Vivienda Popular (UDEVIPO), y en la Mancomunidad Gran Ciudad de Sur. Además, la designación de Q150 millones en obras para su Municipalidad y la construcción del metro que viene soñando desde que tomó posesión. Manuel Baldizón aceptó. Y esa misma tarde, el 20 de marzo, Escobar hizo pública su adhesión a Lider.
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En el segundo nivel de la municipalidad de Villa Nueva, en la oficina de Edwin Escobar, encima del escritorio que dice que nunca usa, hay dos figuras decorativas: una es del Real Madrid, y la otra del Barcelona. Preguntado sobre esa ambivalencia, explica que él es del Real, pero le gusta cómo juega Messi. Así es su política. Desde que empezó con CREO en 2011, este empresario de 46 años ha utilizado los partidos como un vehículo, un instrumento para lograr sus fines. Así, poco después de que el PP ganara las elecciones de 2011 pasó a darles su apoyo y ahora busca su reelección con Lider, sin negar que si llegara a ganar la Unidad Nacional de la Esperanza (UNE) o el Frente de Convergencia Nacional (FCN-Nación) negociaría con ellos.
Pero Edwin Escobar es más que ese negociador: Personas cercanas a él no dudan en calificarlo como un visionario, alguien que durante su vida se ha ido trazando retos, cada vez más altos. Quien va resolviendo los problemas que se le plantean y cuya ambición de poder va en ascenso. A lo largo de su vida se ha acercado, estrechado lazos, con quienes podrían ayudarlo a alcanzar sus objetivos: La familia Paiz en la década de sus 20, el exrector de la Universidad Rafael Landívar, Gonzalo de Villa, en sus 30, el alcalde capitalino Álvaro Arzú, la embajada de Estados Unidos durante su alcaldía.
Después de un intento frustrado de su actual esposa y exsecretaria, Ginna López, de cepillarle el cabello para las fotos, Escobar acude a su Ipod y ambienta la oficina. Escoge la banda sonora de Bailando con Lobos.
Para romper el hielo se le pregunta por el material de una calcomanía blanca que ocupa toda una pared de la oficina y Escobar empieza a trazar su firma. Comienza con un dibujo ondulado que sube y baja, mientras va contando la historia que la inspiró. Suenan, de fondo, las cuerdas y metales:
—Nacemos, crecemos, queremos conquistar el mundo, lo llegamos a conquistar, caemos en el dilema de todo héroe, que tiene que volver a nacer otra vez, que se levanta como mucho esfuerzo y sacrificio. Este es un hombrecito, alcanzando sus sueños hasta que alcanza su plenitud.
El precoz empresario, el esposo de Paiz
Edwin Escobar nació en la ciudad capital de Guatemala, el 19 de julio de 1969*. Es el hijo mayor de Luis Felipe Escobar Colindres, empresario y agricultor, presidente del Instituto Nacional de Tecnificación Agraria (INTA) durante el gobierno de Romeo Lucas García, quien trabajó el proyecto de colonización de la Franja Transversal del Norte. Su madre es la estadounidense Sarah Hill Stresse, quien llegó a Guatemala en 1967 con los Cuerpos de Paz a trabajar en la Costa Sur del país.
Pasó su infancia en la granja San Felipe, 12 manzanas cerca de la colonia Enriqueta, en Villa Nueva, donde la familia de sus abuelos es propietaria de gran cantidad de terrenos. Escobar, quien se enorgullece de ser heredero de los fundadores de Villa Nueva y de San Miguel Petapa, creció en un ambiente de clase media-alta.
Estudió en el Valle Verde y se graduó en el colegio Americano. Con 16 años, aún en el colegio, fundó su primera empresa, una compañía de venta de block llamada Los Picapiedra, junto a sus tres hermanos menores, Erick, Deborah y Sarah. En 1988 inició estudios de ingeniería industrial en la Universidad Rafael Landívar. “Entonces yo construyo una vida como cualquier joven, buscando el éxito”, explica.
Herberh Smith Brolo, quien estudió con él ingeniería, y más tarde le acompañó como vicedecano cuando Escobar dirigió la facultad, recuerda que durante sus años en universidad se desplazaba en un “carrito normal” y vendía chumpas, gorras y playeras a sus compañeros –“siempre fui achimero”, dice Escobar de sí mismo–. Por aquel entonces, el alcalde no hablaba de política ni de ideologías, pero sí tenía claro que quería ser empresario. En 1985 se asoció con Rodolfo Paiz Toledo en un negocio de venta de ropa, Distribuidoras Especiales S.A, y así conoció a su hermana, Lucía.
—Ella estudiaba en Estados Unidos, había ido a Francia, y cuando regresó vino a estudiar a la Marroquín. El hermano dice: “Mira, con este chavo yo vendía ropa”, y ahí empezamos una empresa. Y, ahí, empezó Edwin Escobar con Lucía, Lucía Paiz, nieta de Carlos Paiz, de almacenes Paiz. Y ahí empezó nuestra historia. —cuenta, como si estuviera dictando su autobiografía.
Edwin Escobar se casó con Lucía Paiz en diciembre de 1992, un matrimonio que duró 18 años y del que tuvieron tres hijos: Daniel, Deborah y Luisa. Un matrimonio que le abrió las puertas al selecto círculo de la clase alta guatemalteca. Escobar comenzó a moverse en la alta sociedad y a conocer a futuros socios con quienes lograría un vertiginoso ascenso en su carrera empresarial.
La constructora NABLA: millonario antes de los 30
Poco después de su matrimonio, en 1992, Escobar fundó la constructora NABLA, una de las empresas más exitosas de su carrera. A través de alianzas estratégicas con la familia Paiz, esta edificó prácticamente todos los supermercados Paiz, los Hiperpaiz, todas las Despensas Familiares, Pricesmart, los centros turísticos Decameron, y más tarde los Wal-Mart. En pocos años ya tenía beneficios de 12 millones de dólares anuales y actualmente tiene miles de empleados y oficinas en toda Centroamérica.
A los pocos meses de fundar esta constructora, Escobar y Lucía se fueron juntos a Illinois, Estados Unidos, a estudiar una maestría en administración de negocios por la escuela Kellogg, de la Universidad de Northwestern. Regresó a los 25 años, con una empresa que daba millones de dólares anuales, casado con una Paiz y a punto de tener su primer hijo.
En 1992, también asociándose con su familia política y la familia Castillo, otra de las más poderosas de Guatemala, compró la franquicia de comida rápida Jimmy John’ s, y en 1993 Kelly Cajun Grill, que operaría un total de 12 restaurantes. La incursión en negocios seguía en subida. Según información de Registro Mercantil, desde 1988 hasta 2011 Edwin Escobar aparece en los cargos de presidente, gerente, gerente general, propietario o administrador en 27 empresas, principalmente de construcción, alimentación o inmobiliarias.
Su vida transcurría entre su casa de la zona 10, su casa de Miami, Florida —a donde su esposa se iba a dar a luz a sus hijos—, su casa del lago Amatitlán, su casa de en Santa Catarina Pinula y los viajes por el mundo. En 1996, además, fue nombrado director de Juannio, puesto que desempeñó hasta 2004. Todo iba en un ascenso ininterrumpido hasta que en 1997, con 27 años, sucedió su primera crisis, derivada de un bache económico: una deuda de Q15 millones que estuvo a punto de llevar a la quiebra a las franquicias Jimmy John’s y Kelly Cajun Grill.
—Debíamos un montón de dinero en el banco. Regresé de viaje de Chicago y tuvimos una junta directiva esa tarde. Billy (Guillermo) Matta Castillo, que es de la Pepsi y era mi socio en Cajun Grill, mis socios de NABLA, que estaban en eso también, y algunos de los Paiz. Nos dimos una agarrada tremenda. Llegué a mi casa y me puse a llorar a moco tendido. No había quebrado, porque teníamos pisto. Pero estaba siendo atacado por un fracaso que no lográbamos resolver. Y, te juro que yo hubiera pensado en quitarme la vida ese día. Porque yo era infeliz, totalmente infeliz. Me estaba pudriendo.
Esa crisis existencial, según el candidato a alcalde, duró siete años, en los que cuenta que se leyó más de 4 mil libros de liderazgo, emprendedurismo, religión. Recuerda títulos como The Power Of Now, Del mito al sueño, Las mil caras de Joshep Campbell. En todo caso, y en base a la información el Registro Mercantil, mientras esta crisis existencial le carcomía las entrañas, Edwin Escobar siguió haciendo dinero. En 1998 recapitalizaron el negocio de comida rápida, le inyectaron dos millones y medio de dólares y abrieron Papa John’s.
En 1998 también incursionó en el negocio de las inmobiliarias —figura como gerente de Jardines Residenciales S.A., Santiago de los Caballeros S.A. En 1999 de Servicios de Maquinaria y Equipos de Construcción S.A y en 2000 como administrador de las inmobiliarias LEDOIR y Residenciales del Río (OIRLED), y en 2001 como presidente de Supervisión de Activos—.
En paralelo, NABLA comenzó a operar como contratista del Estado. Fue durante el gobierno de Álvaro Arzú (1996-2000), con las obras posteriores al huracán Mitch, una relación comercial que siguió más tarde también con la construcción de las paradas del Transmetro a través de las empresas Metal Mecánica y Moticsa S.A. Resulta casi imposible cuantificar cuánto dinero facturó Escobar durante el gobierno de Arzú o en la municipalidad de la capital: en esos años aún no se echaba a andar el sistema de registro de gastos y contrataciones Guatecompras y los fideicomisos de la Municipalidad hacen imposible su auditoría.
El decano y sus revelaciones
Cuando aquel muchacho de cabellos castaños y ojos azules tenía 31 años, el jesuita Gonzalo de Villa y Vásquez, entonces rector de la Universidad Rafael Landívar y de quien ya era asesor, le pidió que asumiera como decano de la Facultad de Ingeniería. Escobar cuenta que fue la primera vez que tuvo una revelación. Sucedió mientras rezaba el rosario. Una fuerza superior le encomiaba a aceptar el puesto. Acudió donde el rector y accedió a ocupar la plaza. El jesuita le dijo que percibía que su decisión era impulsiva y le pidió que lo reflexionara mejor, advirtiéndole que si aceptaba no se podía echar para atrás.
Pero Escobar lo había visto claro y aceptó. No imaginaba, ni de lejos, la catástrofe que llegaría unos días más tarde. El 10 de septiembre de 2002, regresando de un Encuentro Nacional de Empresarios (ENADE) en El Salvador, murieron en un accidente de avioneta Enrique Novella, Rodrigo Toriello, Sergio Paiz Andrade y Rodrigo Andrade Falla, este último su socio y gerente de los negocios de comida rápida. Pero Escobar ya estaba comprometido con la Landívar. La decisión fue vender Kelly Kajun Grill y cerrar tanto Jimmy John’s como Papa Jonh’s.
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Su nuevo reto como decano lo empezó de forma un tanto novelesca, haciéndose pasar por estudiante para enterarse del desempeño del cuerpo docente. Durante dos meses, según cuenta Herberth Brolo, se ponía una gorra y unos lentes oscuros y decía que estudiaba ingeniería. Por las noches, en su casa, Escobar introducía en tablas de Excel la información recopilada. Llegó a rellenar información de 400 estudiantes. Al mismo tiempo comenzó a formar al equipo que le apoyaría.
“Empezó a acercarse a las personas que conocía, a sondearnos sobre nuestras aspiraciones, ver quién estaba dispuesto a hacer cambios. Trabajábamos todo el día, también los fines de semana”, explica Brolo Smith, quien recuerda que fue este equipo el que introdujo el sistema de acreditaciones internacional y el que remodeló las carreras universitarias.
La ambición de quien llevaba años pensando en grande se materializó cuando Edwin Escobar propuso la construcción de un nuevo edificio de laboratorios para la facultad de Ingeniería: el TEC Landívar, un proyecto de US10 millones.
—Se construyó con préstamos y metió a la Landívar en complicaciones financieras. Una operación riesgosa. Fue una idea que supo vender muy bien y que convenció a Gonzalo De Villa y a Hugo Beteta, entonces vicerrector —recuerda Renzo Rosal, analista político y en aquel momento secretario de la URL.
La salida de Gonzalo de Villa para ser consagrado obispo y la llegada de Guillermina Herrera hicieron que pasado un año renunciara de su puesto de decano. Escobar lo cuenta, nuevamente, a través de una revelación divina, narrada al más mínimo detalle.
—Una tarde me subí a la losa del TEC Landívar, que estábamos terminando de construir. Se veían los dos volcanes del sur: el volcán de Agua y el volcán de Pacaya. El atardecer era naranja y morado. Era 4 de febrero de 2005, seis de la tarde, se escondía el sol. Yo tenía mucha actitud en mi corazón y volví a hacer lo que hice cuando estaba rezando el rosario: le pregunté a Dios qué quería de mí. Dios me dijo que mi vocación era el liderazgo, que lo que estaba haciendo en la Landívar era bueno pero que tenía que hacerlo en un ámbito más grande. Entendí que tenía que ser públicamente electo, no podía ser nombrado a dedo.
La entrada en la política
Durante los siguientes cinco años, el alcalde estuvo dando vueltas a la idea de cómo entrar en la política.
—¿Soy presidente, soy diputado o soy alcalde?, que son los tres puestos popularmente electos. Yo ya había sido directivo, en la Cámara de la Construcción, en la U, en el Neurológico. Puestos que son, bah. Pero esto es otro rollo, aquí es convencer a mucha gente.
Entre tanto, en todo caso, siguió creando empresas e iniciando negocios. En 2005 fundó la constructora MOTICSA, que desde 2006 a 2011 recibió Q314 millones del Estado, principalmente del Ministerio de Comunicaciones. Esta empresa le dio uno de los pocos titulares que se ha llevado sobre corrupción. Fue cuando se hizo público que había sobrevalorado las paradas de Transmetro. En una investigación de elPeriódico se menciona además que Arzú utilizó la figura de “donación onerosa” para entregar el contrato a la empresa Vista Centroamericana, también propiedad de Escobar. Otro negocio cuestionado fue la adjudicación por Q24.6 millones a Metal Mecánica, también suya, para construir las paradas del Transurbano.
Moticsa y Metal Mecánica fueron cuestionadas por recibir fondos de la Asociación para el Desarrollo Social (ADES). De esta última constructora, según un reportaje de Plaza Púbica, también se dio a conocer que Mario Gustavo Orozco Juárez, su director ejecutivo, había recibido una comisión de Q744 mil por subcontratar a la Constructora Metal S.A para la construcción de paradas.
A través de sus constructoras fue siendo consciente, según sus palabras, del terreno fangoso en el que se movía la política. “Fue muy mala experiencia. Con Arzú muy buena, Berger muy buena, pero el FRG muy mala y la de la UNE pésima. Un gobierno corrupto. Y ahí es donde me salgo de los negocios. Porque no se podía trabajar con ellos. Para pagarme lo que me debían pedían comisión. Entonces me salí y cierro los negocios”, explica.
La última duda sobre la probidad del alcalde y candidato la señaló un reportaje de ContraPoder en la que revela cómo la municipalidad de Villa Nueva realiza gastos de festejos (en este caso para una “gala magisterial) con fines electorales. Según la publicación la fiesta costó a la municipalidad Q220,925.
Su primera incursión en partidos, fue en 2007, cuando apoyó la campaña política de Alejandro Giammattei, quien se postulaba como candidato presidencial con el partido Gran Alianza Nacional, una experiencia que tampoco le dejó buen sabor de boca. Un día, en 2008, estaba en Villa Canales, en su casa del lago de Amatitlán, se acababa de separar de su esposa Lucía:
—Agarré un plano inmenso que tengo y empecé a rayar. Si yo fuera alcalde de Villa Canales, fue la pregunta ese día, ¿qué haría yo? A las tres de la tarde me paré y había rayado todo el sur de la capital, hasta la salida del Atlántico. Aquí metemos un tren en las vías, aquí un cable metro y... se me quedó chiquito ser alcalde de Villa Canales. Tal vez lo que quiere Dios de mí es que sea diputado distrital. Pero qué hueva ser diputado distrital. No, dije ¿para ser uno más del montón? En esas estaba cuando en 2009 empiezan las noticias de que (Salvador) Gándara tiene líos. Y digo yo: mi familia es fundadora de Villa Nueva, mi dirección postal toda mi vida fue de Villa Nueva, me crié en Villa Nueva...
Edwin Escobar se trazó entonces el reto de ser alcalde de ese municipio. Empezó en 2010, utilizando el asentamiento Mario Alioto Sánchez López como escenario para sus primeros ensayos. Allí construyó una escuela de párvulos y comenzó a darse a conocer. Al mismo tiempo, inició en Canal Antigua el programa de televisión “Construyendo Guatemala con Edwin Escobar”. Un día escuchó a Francisco García, de la agencia de publicidad Wachalal, y fue a pedirle su apoyo para la campaña. En 2011, se alió con el partido CREO e hizo la campaña electoral que le permitió ganar las elecciones en 2011, en su primera postulación, con 38 mil votos. “Edwin Escobar la nueva cara de la confianza”.
— ¿No le desmotivó saber cómo funcionaban las cosas?
—¿Sabes qué pasa? No podías meter a una oveja en ese chiquero. Tenías que meter a un tigre, pues.
El chiquero
Escobar ya sabía lo que tendría delante: a la corrupción, las comisiones y los tráficos de favores. Lo vio desde su negociación con CREO para presentarse como candidato por este partido. El partido le pidió el primer, segundo y tercer concejal. “Yo cierro negocios con ustedes si en la mesa están (Eduardo) Suger, (Rodolfo) Neutze, (Óscar) Chinchilla”, recuerda Escobar. “Yo pongo el tercer concejal, el segundo es de ustedes. Y me pusieron un hijo de la gran puta que me ha extorsionado por cuatro años: Henry Cohen”, acusa Escobar.
Al preguntarle a Henry Cohen sobre esta acusación indica que es falso que él haya extorsionado a Escobar de alguna manera, lo único que ha hecho durante su gestión ha sido fiscalizar, asegura. “Lo que puedo decir es que no me ofrece información comprobable, dónde está el dinero”, explica el delegado de CREO de Villa Nueva, en referencia al dinero de la Municipalidad. Se le pregunta, en broma, si Escobar aprendió esta opacidad de Arzú. “Él aprendió mejor que Arzú”, responde Cohen, ya en serio.
El alcalde, de aspecto más deteriorado que la imagen que parece en los carteles y mupis, con más canas y más ojeras, está acalorado. Está sentado delante de una figura de la Virgen de la Inmaculada Concepción, patrona de Villa Nueva. En esta parte de la entrevista ya no es más el joven visionario que habla con una emoción que llega a sacarle lágrimas de los ojos de los recuerdos de cuando su padre lo llevaba a la selva en Alta Verapaz, ni de su granja o las enseñanzas jesuitas de la Landívar.
La política le enoja, lo exalta. Habla a una velocidad trepidante, alza el tono, da órdenes a sus subalternos –llámate a Ginna, tráeme El jarrón azul (el libro inspiracional que ha repartido por miles desde que era decano), llama a un motorista–. Y, definitivamente, no se contiene. Comienza a hablar de las solicitudes de antejuicio en su contra. Un total de 18 antejuicios interpuestos durante los últimos tres años, derivados de denuncias de concejales o diputados de oposición.
—Los concejales de la UNE querían Q25 millones de presupuesto municipal para no meterme a demandas legales, yo les dije: “demándenme”. Si no he hecho nada malo, ¿por qué tengo tantas solicitudes de antejuicio? Porque les hice guerra —explica.
—La primera (solicitud de antejuicio) me la quita (la inmunidad) la Sala Cuarta, porque el presidente de la Sala, Selvin Flores, era hermano del diputado Jairo Flores, de la UNE. Jefe de los testaferros de él, Ever Calderón y Esteban Mollinedo, de la UNE, que eran mis concejales aquí. Vaya joyas las que tenía. Y me enteré, al año, que les costó Q150,000 quetzales quitarme el primer antejuicio. Si no es por el embajador de Estados no me quitan el primero también —para sacarse otro de los antejuicios, asegura, recibió el apoyo de Álvaro Arzú con el equipo de abogados del alcalde de la Capital, y le facilitaron contactos que lo guiarán en el proceso—. Por eso es que valoro mucho a Arzú. Cuando me ayuda con el primer antejuicio me dice: “esta no es una guerra entre el bien y el mal. Hay buenos y hay malos, hay gente correcta e incorrecta. Pero hay tantos correctos e incorrectos en los buenos como en los malos. No es un tema de é-ti-ca”.
Ever Calderón, ex concejal de la comuna, indica que “no es cierto” que ellos le pidieran dinero para obras y agrega, aunque con algún titubeo de por medio, que no conoce al diputado Jairo Flores y que solo lo ve “en la televisión”. Preguntado por los Q150,000 que Edwin Escobar afirma que pagaron para que el magistrado Selvin Flores le quitara la inmunidad Calderón agrega: “que denuncie, porque es un gran bocón”. El ex concejal de Villa Nueva agrega que Escobar es de los alcaldes más corruptos de la historia, menciona la concesión por 25 años del alumbrado público, el cambio de una partida presupuestaria de Q10 millones de que iban dirigidos a una planta de tratamiento para remodelar la fachada de cuatro escuelas y la sobrevaloración de unos pasteles en marzo de 2012. También critica la idea del alcalde de crear empresas municipales.
Sobre la concesión del alumbrado, Escobar explica “la muni perdía seis millones de quetzales al año, y hoy gana 12 millones, y fue una licitación pública internacional. Agrega que si en unos años este convenio ya no es rentable la municipalidad “puede declararlo lesivo y le quita la concesión”. En cuanto a la creación de empresas municipales -de agua, de salud- todavía en proceso, el alcalde se encuentra orgulloso de esta idea, a la que llama “publitización” y que proviene de conocer el metro de Medellin, Colombia, una empresa pública.
La guerra campal en la concejalía de Villa Nueva siguió durante los siguientes tres años de su gestión. No le aprobaron el presupuesto de 2012 ni el de 2013. En marzo de 2014, detrás de lo que pareciera una estrategia premeditada, Escobar logró expulsar a Ever Calderón, Esteban Mollinedo y Antonio Ramazzinni. Estos fueron denunciados por violencia contra la mujer por la concejal suplente Sharol Morales Chitay –quien hace poco asumió la responsabilidad de haber comprado Q40mil en hamburguesas para la vigilia de Lider frente a la Corte Suprema de Justicia para apoyar a Edgar Barquín-. La denuncia de la concejal logró que el Juzgado de Primera Instancia Penal de Villa Nueva decretara arresto domiciliario para los tres concejales, lo que les imposibilitó acudir a las sesiones del Concejo y así, acogiéndose al artículo 39 del Código Municipal, que autoriza al Concejo a declarar vacantes los puestos por ausencia injustificada, Escobar se sacó de encima a los hombres que le habían hecho casi imposible su gestión durante los tres años anteriores. “Esa sí fue una jugada magistral”, afirma Henry Cohen.
“Es que ella no tenía que estar haciendo nada ahí, si el TSE dice que ella no estaba facultada para poder tomar decisión”, responde Ever Calderón al ser preguntado sobre la denuncia por violencia machista hacia Sharon Morales. Su argucia era perjudicarnos porque nos estábamos oponiendo a los proyectos que tenían algo oscuro”, explica Calderón.
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Entre tanto, el alcalde de Villa Nueva había logrado crear la Mancomunidad Gran Ciudad de Sur, una coalición de seis municipalidades: Villa Nueva, Villa Canales, Mixco, San Miguel Petapa, Amatitlán y Santa Catarina Pinula, fundada en junio de 2012 que ha recibido hasta el momento dos préstamos, uno de US$1.2 millones del Banco Interamericano de Desarrollo (BID) y otro de US$40 millones del Banco Mundial, cuyos fondos están por aprobarse en el Congreso. “Mi criatura”, dice Escobar.
Pero en la caminata por ese resbaladizo camino por el fango, entró en enemistad en agosto de 2013 con la vicepresidenta Roxana Baldetti, después de que ésta tratara de que la Gran Mancomunidad firmara un contrato por 25 años de la construcción y funcionamiento de un basurero con una empresa salvadoreña.
—Me llamó un día a Casa Presidencial para que firmara una escritura donde yo, como presidente de la mancomunidad, le daba la concesión de 25 años a una empresa salvadoreña, así no más. Le dije al asistente que yo no iba a firmar. Y regresó con este papelito —muestra el papelito—, entonces lo lee: “dice que no hay bolsa, que se quite la camiseta patriota y que inicia el proceso legal”. Le dije que hiciera lo que quisiera, que a mí no me iba a estar amenazando. A los 10 minutos estaba llamando Gudy Rivera: ‘Te metiste en unos líos, atenéte, te vamos a quitar todos los programas sociales, te vamos a meter preso’. No fue posible contactar con Gudy Rivera para que respondiera sobre este evento, y tampoco con Roxana Baldetti, que guarda prisión.
Entre tanto, Escobar continuó con un plan de obras en Villa Nueva, que contemplaba puentes, tratamiento de agua, clínicas, centros comunitarios de salud, escuelas. Además, durante estos cuatro años fue creando Consejos Comunitarios de Desarrollo (COCODES) de segundo nivel, una red comunitaria por todas las aldeas de Villa Nueva con líderes que trasladan las necesidades a la municipalidad. Organizando fiestas y eventos para los vecinos, capacitaciones a mujeres y actividades de esparcimiento: coro, marimba, parques, escuelas de futbol, karate, aeróbicos. Y desarrollando su plan de seguridad, la instalación de cámaras de seguridad, juntas comunitarias y una comisaría modelo.
El plan de seguridad, implementado con apoyo de la Agencia de Cooperación de Estados Unidos (USAID), trajo en marzo de 2015 al vicepresidente de Estados Unidos, Joe Biden, de visita a Villa Nueva. Aunque según Escobar, esto fue una pantalla.
—Él viene por instrucciones de Obama a conocerme y a hablar conmigo hora y media. Lo que hicimos en el parque fue un show. La Alianza para la Prosperidad es un plan de US$1,000 millones para el Triángulo Norte. Es una estrategia geo-político-militar. Porque los chinos ya tienen capacidad nuclear, con un porta aviones que ahora van a pasar por el canal de San Juan de Nicaragua. Y nos va a traer beneficios. Porque para proteger el patio trasero tienen que fomentar el desarrollo de estos tres países. Trayendo inversión, poniendo orden, ley, por eso el apoyo de la embajada de Estados Unidos a la CICIG. Están diciendo: “aquí mandamos nosotros”.
Su plan de seguridad finalmente no ha sido tan efectivo como esperaba e incluso le ha llevado a confrontarse con la Policía Nacional Civil (PNC) por las cifras de hechos delictivos que, según la PNC han incrementado y el municipio sigue presentando el mismo aspecto descuidado que antes de su alcaldía.
El anterior alcalde de este municipio, Salvador Gándara, quien ocupó la comuna durante 12 años para después ser nombrado Ministro de Gobernación durante el gobierno de Álvaro Colom, asegura que Edwin Escobar ha sobrevalorado el precio de escuelas y clínicas. Lo acusa de utilizar a los trabajadores municipales para hacer campaña a su favor y haber pagado Q178,200 de fondos municipales al diario El Metropolitano para desacreditarle.
Gándara no pudo presentar su candidatura a la alcaldía. Debido a la denuncia penal sobre negociaciones ilícitas con ONG´s dentro del caso de la remodelación de la cárcel Fraijanes II, la Contraloría General de Cuentas no le entregó constancia de ausencia de cargos, requisito indispensable para obtener la credencial de aspirante a un puesto electo, el famoso finiquito. Gándara, de hecho, asegura que fue Escobar quien negoció tanto con el partido Lider como con Gudy Rivera, jefe de bancada del Partido Patriota, para que se no se entregara su finiquito como requisito para aliarse a su partido para las elecciones.
Se le pregunta Gudy Rivera sobre esta negociación: “Dígale a Gándara que deje de fumar de esa que fuma”, responde el operador del Partido Patriota, actualmente también bajo investigación, acusado por el Ministerio Público y la CICIG de tráfico de influencias por ejercer presiones hacia la exmagistrada Claudia Escobar.
Diputados afines en el Congreso, una estrategia de largo aliento
Rodolfo Neutze, candidato a vicepresidente por el partido CREO, dice que Escobar también negoció con los partidos para no tener oposición en su candidatura a alcalde. Así, consiguió que Edgar Zamora Ruiz, quien llevaba cuatro legislaturas tratando de llegar a alcalde de Villa Nueva, y actualmente trabaja como director de Asuntos Públicos de la municipalidad de Villa Nueva, fuera nombrado diputado por el partido Visión con Valores (VIVA).
—A Zamora ya lo había metido al PLP (Partido Libertador Progresista, finalmente suspendido por el Tribunal Supremo Electoral), porque yo financie al PLP apoyando a Zury (Ríos). Por eso es que el equipo de Zamora va por el lado de VIVA. Les di libertad para que se fueran ahí —explica Edwin Escobar. Otro de sus contrincantes a la alcaldía en la contienda anterior, Félix Hernández, quien en las elecciones pasadas se postulaba por el PP, es actualmente aliado de Escobar y candidato a diputado, en este caso por el partido Lider. Escobar reconoce que sus opositores en las elecciones de 2011 son sus hombres de confianza y afirma que su interés detrás de apoyar a otro partido es “empoderar a Villa Nueva”.
"Edwin Escobar es de ese tipo de alcaldes que durante su gestión siente la necesidad de tener articuladores u operadores propios en el Congreso de la República que respondan a su agenda", explica el analista Renzo Rosal. "Logró incorporar en la planilla a una o dos piezas que él estaba dispuesto a financiar para que se convirtieran en diputados afines. Sabe que hay que poner los huevos en diferentes canastos. Él está en Lider porque necesita un vehículo electoral, sabe que necesita aliarse con el más fuerte para lograr su propósito, comenzar a moverse de mejor forma en el Congreso, porque su carrera es a largo aliento".
Escobar no tiene reparos en aceptar que quiere poder en el Congreso, ni que haya negociado los tres puestos de candidatos. Necesita, asegura, diputados que peleen por Villa Nueva. De paso, se le escapa más tarde, crear su partido.
La presidencia: la diferencia entre dinero y poder
—¿Busca la presidencia?
—Solo si Dios me lo pide. Mucha gente me dice: "tendrías que ser Presidente". Pero todo mi rollo es ser servidor como líder. No es un tema de quiero más dinero. Si hubiera querido más dinero me hubiera quedado donde estaba. Mi vida no cambió, es más, bajó mi calidad de vida. En vez de tener una American Express Platino empecé a tener una Credomatic. Ya no gasto lo que me gastaba antes.
Ginna López, su actual esposa, con quien tiene dos hijos, asiente ante estas declaraciones. Escobar ya no es el empresario acaudalado, casado con una Paiz. Esto lo confirma un jesuita quien asegura que la casa donde vive en Villa Nueva no es ostentosa. Este jesuita lo califica como cándido, aquijotado, que no llega a tener los pies en la tierra. “Un iluminado, él lo vive así”.
—¿Ha visto esta serie de House of Cards? —se le pregunta a Escobar retomando el tema de la aspiración a la Presidencia.
—Me encanta. Pero él (protagonista) es malo, desde el primer episodio en que mata al chucho es malo.
—En la serie se habla de la diferencia entre el dinero y el poder, el poder como los cimientos sólidos.
—Yo solo quiero servir, para servir el poder es una herramienta. A Arzú, pregúntale que le gustaba más, ¿ser presidente o alcalde? Alcalde. Esto es vida. Es poder con la gente. ¿No te satisface porque ves en mí más adelante? Si Dios me lo pide, el pueblo me lo pide, y es el momento correcto, yo no tengo miedo a ser presidente de Guatemala. No tengo miedo.
En busca del poder: las alianzas poco “decentes”
Mientras tanto, tendrá que ir con el partido que le de las mejores condiciones. Es cuestionado sobre la corrupción de los partidos a los que ha apoyado. En concreto la de Alejandro Sinibaldi y su cobro de comisiones cuando era Ministro de Comunicaciones.
— A mí Gonzalo de Villa me dice: ”cuando el pecado sirve a la virtud, bienvenido sea” (la idea completa, matiza otro jesuita, es que el pecado solo sirve para la virtud a través del arrepentimiento). El hacer amistad con Alejandro Sinibaldi como político era solo para favorecer mi gestión como alcalde, no tiene ningún beneficio personal para mí. Eso me sirvió para asfaltar la Villa Lobos, San José, Bárcenas, El Frutal. Mi protocolo político implica tener buenas relaciones. ¿Por qué me voy a pelear yo con Alejandro Sinibaldi?
—Quizá no pelearse, pero ¿era necesario sacarse fotos con él y publicarlas en las redes sociales?
—Eso cuando él era una opción política, Manuel Baldizón era otra y Sandra (Torres) era la tercera. Tenía que escoger entre lo malo y lo bueno. ¿Qué puedo hacer? Yo no soy dueño de un partido político. Cuando Alejandro Sinibaldi se lanza a candidato tengo que tomar decisiones y digo “bueno, te voy a apoyar”. Porque no quería apoyar a Manuel Baldizón ni quería apoyar a Sandra Torres.
—Finalmente apoya a Manuel Baldizón.
—Si me traes un partido que tenga ideología, escuela de formación, transcendencia y legado político hablamos, pero eso no hay. Yo no tengo el dinero que tienen Manuel Baldizón ni Alejandro. ¿Por qué? Porque mi dinero es decente. Yo no tengo mil millones como Manuel Baldizón o Alejandro para financiar una campaña presidencial.
—Lider está cuestionado por corrupción, por juego sucio de poderes, Edgar Barquín, Chico Dólar… ¿Cree que le conviene esa alianza?
—No creo que no haya un partido en Guatemala ahora que se salve de ser acusado de nada que sea mal visto por la sociedad.
—¿Si no gana Baldizón y gana Jimmy o Sandra?
—Tendría que negociar con quien me toque, como me tocó con el Patriota.
— Le acusan de falta de lealtad…
—Pero es que, mira, es ser práctico. Si gana Manuel Baldizón tengo Q400 millones para hacer el cable metro, tengo Q400 millones para AMSA, para hacer las plantas de tratamiento que tenemos que hacer. Me garantizo otros Q150 millones más en obras en el área sur, carreteras y todo lo demás que hay que hacer, terminar los hospitales, y lo que hace falta.
Edwin Escobar zanja los cuestionamientos acerca de su candidatura y su alianza con Manuel Baldizón —alianzas con el narco, financiamiento ilegal, constructoras— con las dos lecturas de la Biblia que le motivaron a pasarse del Partido Patriota a Lider. Una de ellas es la de Matatías. La otra la historia de Judith, hija de Merari, quien en plena guerra de Israel contra el ejército babilónico, descubrió que el general invasor, Holofernes, se había enamorado de ella.
—Era muy bella –relata— y, obviamente, el comandante quiere acostarse con ella. Un día la invita y se embriaga. Cuando les dejan solos, ella le corta la cabeza, la envuelve en una de las alfombras persas, sube a la fortaleza con sus hermanos judíos, les da la cabeza del comandante del ejército y lo ponen en una estaca. Judith cambió la historia del pueblo judío solo desde adentro, pero tuvo que tener el valor tres o cuatro días de estar adentro para cambiar la historia. No te adelantes.
Nota de edición: la publicación original situaba el lugar de nacimiento de Edwin Escobar en Villa Canales. Según el propio Escobar lo correcto es la ciudad de Guatemala.
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