Cuando se hizo indispensable que aprobaran normas fundamentales como la ratificación del estado de calamidad por los incendios o las reformas a la Ley Orgánica del Ministerio Público (MP) para depurarlo, se ausentaron. Con falacias como temor por sus vidas o amenazas, las maras con curul, eufemísticamente llamadas bancadas legislativas, votaron en contra o desaparecieron. En realidad, se quitaron la máscara, como el actual presidente del Congreso, Nery Ramos quien poco mantuvo el disfraz de congresista decente.
De la noche a la mañana brotaron como poporopos supuestas acciones de fiscalización que buscaban, esencialmente, ganar espacio en redes sociales. Congresistas que guardaron silencio durante las más atroces acciones de corrupción de gobiernos anteriores, ahora aparecen como adalides de la vigilancia legislativa, pero no para garantizar mejores servicios a la población. No. Lo de este grupo de sinvergüenzas no es cumplir con su gorda obligación de ser un contrapeso al abuso. No. Lo de esta mara con curul es hacer publicidad, usar perversamente las facultades que tienen y generarse la imagen de buenas gentes cuando son todo lo contrario.
Ahora, de la mano del más visible vividor en el Congreso, Álvaro Arzú Escobar, las maras con curul han acudido en masa a la sesión extraordinaria para acordar tres interpelaciones. Los ministros de Gobernación, Salud y Relaciones Exteriores han sido convocados a interpelación para el 25 de julio.
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Francisco Jiménez, ministro de Gobernación, será interrogado en torno a la situación de la seguridad luego de una campaña mediática que instala el imaginario social de incremento de la violencia homicida. Amén de la ignorancia supina que evidencia la incapacidad de quienes ahora legislan para entender políticas de seguridad, la perversa convocatoria indica la intención de buscar que Jiménez sea destituido. Durante la gestión de Enrique Degenhart, quien destruyó la institucionalidad de la Policía Nacional Civil (PNC), aquellos que ahora piden cuentas y ocupaban curules en el Congreso guardaron silencio cómplice. Nada dijeron sobre los aumentos de la violencia homicida de entonces. Ahora construyen un dato falso para castigar a quien, al tomar control de las cárceles, quizás afecta a los intereses de las maras con curul.
En lo que respecta a la cita para el Ministro de Salud, Óscar Cordón, de nuevo se trata de un acto de hipocresía. No es un secreto la destrucción del sistema de salud y el estado de trapos de cucaracha en que lo dejó el gobierno de Alejandro Giammattei. En ese período, los ahora convocantes también hicieron mutis. No accionaron contra las políticas rateriles durante la pandemia de Covid-19, no accionaron por el escándalo de las vacunas y dejaron que el eleq’on saliera sin pena del manejo disoluto de los recursos en salud a costa de vidas humanas.
El canciller Carlos Ramiro Martínez ha sido convocado por el voto de Guatemala, junto a otros 142 países, en favor del reconocimiento de mayores derechos a Palestina en la Organización de Naciones Unidas (ONU). Aquí, además de evidenciar ignorancia, incapacidad y mala leche, las maras con curul hacen eco del cabildeo genocida. Si tan solo leyeran y tuviesen comprensión lectora, sabrían que el voto en la ONU es la expresión coherente con una política exterior de más de siete décadas.
En realidad, la interpeleación no busca ejercer control político democrático. Busca arrinconar al Ejecutivo a fin de cuestionarle a tres elementos clave de su gobierno. Intentan obtener beneficios bajo la mesa. Buscan «negociar» al único estilo que conocen, el del chantaje, la extorsión. Quieren pisto por votos. Eso son, eso han sido y solo ponen en evidencia su naturaleza. Tiempo es ya de que les pongamos un alto y, con presencia masiva respaldemos un buen accionar y cuestionemos las maniobras de las maras con curul.
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