No solo rescataron una asociación emblemática tomada por una serie de estudiantes que mancillaron las demandas históricas de la comunidad estudiantil, sino que se han dado a la tarea de plantear reformas que correspondan al nuevo contexto de la universidad.
En la década de la primavera democrática, la Universidad de San Carlos fue concebida como un actor que respondiera a la realidad que vivía el país. En ese momento se concedió la autonomía universitaria, con la cual se recon...
No solo rescataron una asociación emblemática tomada por una serie de estudiantes que mancillaron las demandas históricas de la comunidad estudiantil, sino que se han dado a la tarea de plantear reformas que correspondan al nuevo contexto de la universidad.
En la década de la primavera democrática, la Universidad de San Carlos fue concebida como un actor que respondiera a la realidad que vivía el país. En ese momento se concedió la autonomía universitaria, con la cual se reconoció el papel que los estudiantes jugaron en la oposición a regímenes totalitarios y dictatoriales. Se instaló un gobierno universitario con representación de docentes, egresados y estudiantes. Esa manera de regir la universidad involucraba una serie de mecanismos de elección y de representación ante el Consejo Superior Universitario. Posteriormente, algunas autoridades de la USAC participaron en espacios de toma de decisión, asumieron la responsabilidad de proponer iniciativas de ley y elevaron así la responsabilidad de la universidad en la política nacional.
La USAC era un reflejo de la sociedad y del Estado que se quería —¡qué se soñaba!—, de la política y de las prácticas de elección y de representación ecuánimes de 10 facultades académicas. Fue un gesto que mostraba la intención de constituir una comunidad académica participativa, horizontal, colaborativa, en la que cada miembro fuera corresponsable del devenir de la realidad académica de la universidad del pueblo. La universidad pública guatemalteca es única en su clase. En ningún otro lugar del mundo una universidad —y el conocimiento y la docencia y la investigación— fue pensada para estar junto a la institucionalidad construyendo democracia.
Hoy la USAC es un reflejo de la sociedad y del Estado que somos. Ha crecido y ha ampliado las unidades académicas. Con ello, la legislación propia ya no responde a la realidad actual. Además, ha sido capturada: se defienden los intereses personales y se disputan los puestos de representación para beneficiarse de cualquier privilegio que se pueda recibir por un voto determinado para elegir cargos tan importantes como magistrados y jueces del Organismo Judicial, fiscal general y jefe del Ministerio Público y contralor general, entre otros. Así, se secuestró y se ha dado la espalda a la sociedad en muchas ocasiones. Pero también es muestra de las tensiones, rupturas y luchas que existen por no abandonar el ideal de país que compartimos aquellos que creemos que la dignidad y la vida están en el centro de cualquier sociedad. Es por ello que cada estudiante sancarlista debe comprometerse a ser parte de la dirección de su gobierno universitario. Para eso, cada uno de ellos debe tener el derecho de votar y de decidir quién puede representarlos mejor.
Parte de recuperar la USAC pasa por que el mayor ente de representación del gobierno universitario escuche las demandas de la comunidad estudiantil. Atiende, Consejo Superior Universitario, la voluntad de tu estudiantado. La propuesta de universalizar el voto para la elección de cuerpos electorales que tienen la responsabilidad de elegir rector —el máximo representante de esa casa de estudios— es una intención que está a la altura de estos tiempos.
Así como en el proceso revolucionario se imaginó una universidad a la altura de los sueños e ideales de una mejor sociedad, hoy se vuelve a tener la opción de construir una universidad a semejanza de la Guatemala que muchos deseamos. Que sea ese un gesto de esperanza para quienes vemos en esa universidad una aliada en la construcción de una realidad diferente desde la academia.
41
Más de este autor