Infalible:
Con una carrera de tan solo ocho años (1987-1995), los Caifanes se convirtieron en una de las bandas de rock más grandes de Latinoamérica. Los cuatro discos que publicaron fueron parte importante de la vida de millones de personas (yo incluido) y vitales para el desarrollo del rock en español.
Desastre:
Sin embargo, la banda empezó a desangrarse en 1993. Primero, con la salida del bajista Sabo Romo. Luego, con la del tecladista Diego Herrera. La banda, reducida a trío, terminaría de secarse poco después del lanzamiento de su fantástico disco El nervio del volcán (1994), con una aparatosa y escandalosa ruptura entre el líder y cantante Saúl Hernández y el guitarrista Alejandro Marcóvich.
Hoy, con más tiempo dormidos (16 años) que despiertos, y ante la larga expectativa de un nuevo disco desde su reunión en 2011, Caifanes parece haberse convertido en un acto de nostalgia, por cierto ya sin Marcóvich.
Pero entre todo lo trágico de esta historia existe un universo de canciones hechas por los integrantes de esta banda no solo en su encarnación como Jaguares, sino en proyectos solistas que merecen ser escuchados y valorados más allá de Caifanes. Aquí comento los más recientes.
Mortal (2014), de Saúl Hernández
Después del primer disco solista de Hernández, Remando (2011), no me emocionaba demasiado escuchar Mortal. Sin embargo, hay que decir que es un buen disco. De sonido familiar, recuerda por momentos a Jaguares e incluso contiene nuevas versiones de canciones de esta banda, el caso de Sangre, Por un beso y Kalimán. La voz de Saúl se siente fuerte, y aquí su estilo característico de cantar se muestra revitalizado. Además, las letras siguen con esa forma metafórica y abstracta de presentar sentimientos y situaciones, sello innegable del autor, y muestran, como es costumbre, sensibilidad hacia temas sociales. Es un álbum que supera por mucho a su antecesor y que vale la pena escuchar. Por cierto, Mortal es un álbum doble. La otra parte contiene versiones en vivo de canciones de Jaguares, de Caifanes y de la carrera solista de Hernández.
Canciones recomendadas: Fuego, Te levantaste, Sangre, Fuerte y Entre tú y yo (acústica), en la cual Saúl canta a dueto con su hija Zoey.
Alebrije (2015), de Alejandro Marcóvich
Luego de escuchar varias veces este disco quedan claras dos cosas. La primera es que la guitarra de Marcóvich encanta. Y encanta mucho. La segunda, que este guitarrista no necesariamente es cantante. El disco es un viaje de raíces latinas y rock con una guitarra guía, siempre protagonista, punzante, potente y enérgica, que explica con esplendor cada argumento musical que va desde el mambo hasta el chachachá. Las letras son sencillas y repetitivas, pero evocan imágenes y cuentan historias incompletas porque, claro, el resto lo cuenta la guitarra con sonidos. El trabajo de Beto Delgado, Beto Obregón y Sergio Sorcia en los vientos es excelente, y no se quedan atrás Federico Fong (La Barranca, Fobia, Jaguares) en el bajo y la guatemalteca Carol Villagrán (Mink) en los coros. Además, Marcóvich contó con la colaboración de Emmanuel del Real (Café Tacvba) en El viaje y de Jessy Bulbo en Nada que decir. Es un disco que se disfruta.
Canciones recomendadas: Alfombra mágica, El viaje, Bolero, Amorcito corazón y El elefante, original de Caifanes y que cuenta con la narración de Manuel el Loco Valdés.
Mar Rojo (2015), de Alfonso André
El segundo disco como solista de Alfonso André muestra la evolución de un músico que antes había sido conocido exclusivamente como baterista (Caifanes, Jaguares, La Barranca), pero que ahora destaca como cantante y compositor. En este material participaron músicos ya veteranos del rock mexicano como Federico Fong, Chema Arreola (La Barranca) y José Manuel Aguilera (La Barranca, Jaguares). Es un disco oscuro, que muestra un rock melódico y nostálgico, con canciones que evocan sentimientos profundos que quedan en la mente y en la piel. Como cantante, André se proyecta más seguro y muestra lados y colores que no se escucharon en su primer disco, Cerro del aire (2011). Es un disco magnífico, que se antoja para escuchar con la luz apagada.
Canciones recomendadas: Ícaro, Mar Rojo, Tormenta, Rayo y Ese lugar.
Aunque sería interesante un disco nuevo de Caifanes (con o sin Marcóvich), hay que decir que los proyectos de cada uno de sus integrantes brillan con luz propia, quizá un paso más lejos del desastre y un paso más cerca de lo infalible.
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