Una historia repetida. Una dudosa compra más por parte del Estado. Más de Q2.5 millones para una empresa creada apenas quince días después de haber sido lanzada la licitación en el portal de Guatecompras. Inscrita, además, en el Registro Mercantil 20 días antes de que, por unanimidad —y a pesar de ser el único oferente, y con sobreprecios—, la Junta de Licitación decidió que era la mejor opción para “los intereses del Estado”: comprar carne de primera calidad en un plazo de once meses, desde chicharrones hasta lomitos, camarones jumbo y otros cortes finos, por un monto total de Q 2,615,381.44, para la Secretaría de Asuntos Administrativos y de Seguridad de la Presidencia de la República (SAAS).
Desde hace más de cinco años, la Distribuidora del Huerto se ha dedicado a proveer frutas y verduras, algunas veces pollo, a los hospitales públicos de la capital guatemalteca. Durante todo este tiempo, nunca logró alcanzar una venta similar a la de un millón de quetzales. Se acercó, ofertando en más de 30 concursos, a los Q809,625.12. Pero en apenas dos meses de 2015, las transacciones de su propietario se han triplicado.
Ganar desde el principio
Cuando en noviembre de 2014 el hospital General San Juan de Dios empezaba a reportar desabastecimientos en medicina, equipo, provisiones y alimentos para los enfermos, la SAAS publicó una licitación para proveerse de carnes. Entre la lista, la entidad encargada de seguridad del Presidente, la Vicepresidenta, sus familias y otros altos funcionarios del Estado, incluía cáscara de chicharrón, lomitos, camarones jumbo, tilapias, longanizas, bolovique, costillas de cerdo...
Distribuidora del Huerto, en ese momento, según su patente de comercio extendida por el Registro Mercantil, no tenía autorización para suministrar otra cosa distinta a las frutas, verduras y artículos de primera necesidad. Henry Eliud Rodas González, propietario único de esa empresa, enterado del nuevo concurso publicado por la SAAS, se dirigió al Registro Mercantil e inscribió, el 10 de diciembre de 2014, una segunda empresa con el mismo nombre, pero con una nueva razón comercial: ahora incluía carnes, mariscos y embutidos, justo lo que se solicitaba en la licitación. Cumplió con los requisitos legales y se presentó como único oferente. Con una empresa recién creada, Rodas González obtuvo un contrato millonario. La adjudicación desde la SAAS fue casi directa.
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Eran los mismos días en que el presidente Otto Pérez Molina se quejaba de que la crisis de desabastecimiento en los hospitales era responsabilidad del Congreso de la República, por la mala gestión de los diputados que de manera irresponsable se negaron a aprobar un nuevo presupuesto de gastos e ingresos del Estado.
La nueva empresa Distribuidora del Huerto fue inscrita con una dirección ubicada en una callejuela del mercado de La Terminal, en la sección de descarga y venta de papas, justo en la frontera entre zona 4 y zona 9. Un local, entre cientos, entre champas, e improvisados establecimientos construidos de lámina o madera. Egidio Sollay es el representante de vendedores de este sector en La Terminal. Para él, como para otros comerciantes del área, Distribuidora del Huerto es algo desconocido, nunca antes habían escuchado de ella. “Una distribuidora tan grande, con tantos productos, y que trabaja para el Gobierno, por lo menos necesita de un camión, luego un local enorme, para lo legal, dar facturas y eso”, dice Sollay, preocupado. “Este sector —desordenado, caótico, sin direcciones determinadas— es ideal para que la gente en busca de alguna dirección se pierda”, explica el representante de vendedores.
La primera empresa Distribuidora del Huerto, con patente de comercio para el negocio de frutas y verduras, está registrada con una dirección ubicada en Ciudad Quetzal, en San Juan Sacatepéquez, en el interior de una lotificación residencial. Sin carteles, sin nada que la anuncie o identifique, Distribuidora del Huerto se encuentra ubicada en una pequeña casa dentro del perímetro de residenciales El Quetzal. Su propietario, Henry Eliud Rodas González, asegura que todo lo que hace se encuentra dentro de la ley. “Trabajo con proveedores. Busco los concursos en Guatecompras a la espera de que me los adjudiquen. Una vez ganado el concurso contacto con los proveedores y me dedico a distribuir los productos”, explica. Los martes y los viernes, dentro de su rutina, está la de abastecer de alimentos al hospital Roosvelt.
—¿La razón comercial de la empresa fue modificada para poder vender carne al enterarse de la licitación publicada por la SAAS? —se le cuestiona.
—Es una segunda empresa. El negocio está creciendo, prosperando —responde Rodas González.
—¿Por qué no es posible ubicar la dirección de la patente de comercio en el mercado de La Terminal?
—Sí existimos. Tenemos recibos de luz que demuestran nuestra ubicación dentro de La Terminal.
Plaza Pública intentó en dos ocasiones ubicar el local comercial de la empresa, pero dentro de La Terminal la dirección se pierde entre infinidad de locales.
La aparente poca formalidad del negocio distribuidor contrasta con los elevados precios con que participa y gana. Plaza Pública cotizó en Procasa S.A, empresa especializada en la venta de carnes finas, 16 productos similares a los adquiridos por la SAAS directamente de Distribuidora del Huerto. El sobreprecio es evidente. Rodas González, por ejemplo, ofertó varios productos como la cascara de chicharrón a Q90 la libra, más del doble del precio de mercado. La libra de lengua de res, por ejemplo, la venderá a Q83, y las dos libras de culotte de res entero a Q350. Esos mismos productos, los ofrece Procasa, el primero a Q22.80 y el segundo a Q72.95 cada libra.
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—¿Distribuidora del Huerto estableció sobreprecios en su oferta?
—No —se defiende Rodas González—. Fueron los precios que se consultaron con los proveedores.
La comida del Presidente
Un agente de la SAAS, serio, inmóvil y de traje oscuro, durante el acto de lanzamiento de los Centro de Control de Enfermedades (CDCE), indicó que “carne, no cortes finos, sino carne de res con hueso”, come de vez en cuando el personal de la SAAS. Lomitos, camarones jumbo o chicharrones (todos incluidos en la lista de licitación adjudicada a Distribuidora del Huerto por más de Q2 millones) nunca.
José Alfredo Pimentel, Secretario de Asuntos Administrativos y de Seguridad de la Presidencia, explica que este tipo de requerimientos se realizan para alimentar a todos los contratados de forma permanente (renglón 011) dentro de la SAAS. “Existen dos tipos de cocina: la uno y la dos. Hay que recordar que la SAAS es responsable de la alimentación del Presidente, de los asuntos logísticos, además de los actos protocolarios de la Presidencia”. Se refiere a todo tipo de eventos, como visitas de políticos extranjeros, embajadores o directores de organizaciones internacionales a la Casa Presidencial. Según Pimentel, la lista de la licitación es variada y llena distintas necesidades logísticas dentro de la SAAS.
—¿No se evaluaron sobreprecios para esta licitación de más de Q2 millones en carne? —se pregunta a Pimentel.
—No —responde sin inmutarse.
—Otras distribuidoras, como Procasa, manejan precios mucho más bajos.
—La licitación fue pública. Cualquiera podía ofertar. Incluso empresas como Procasa. Se adjudicó a quien llenó los requisitos legales —responde el Secretario.
La Junta de Licitación de la SAAS justifica la adjudicación a Distribuidora del Huerto en que se cumplieron tres de los requisitos exigidos: tiempo, calidad y precio. La fecha de creación de la empresa, la dirección poco transparente dentro del mercado de La Terminal y los evidentes sobreprecios de los productos no fueron tomados en cuenta. Y al amparo de la Ley de Contrataciones del Estado, para adjudicar licitaciones, el trato fue cerrado.
De parte de la Presidencia no hubo ninguna explicación. El portavoz oficial, Jorge Ortega, dijo a Plaza Pública que “se trata de una decisión administrativa de la SAAS” sobre la cual no tiene ningún comentario. Mientras que Karla Herrera, titular de la Secretaría de Comunicación de la Presidencia, se abstuvo de dar declaraciones al respecto.
Para Manfredo Marroquín, director de Acción Ciudadana, organización que vela por la transparencia en los gastos del Estado, este panorama es ya un tipo de corrupción normalizada. “Pasa en todos los niveles. Es regular que se compre a sobreprecios, que no se evalúen otras opciones, y desde luego, que no se declaren desiertas las licitaciones de este tipo. No se trata de productos especiales, donde sólo existe un proveedor exclusivo para Guatemala, por ejemplo, sino de carne, y de este producto hay infinidad de distribuidores”, explica.
Marroquín también indica que una adjudicación de este tipo está dirigida, previamente pactada, para establecer un ganador. En este caso Distribuidora del Huerto. “Es un retrato de lo que se hace en un cuarto año de Gobierno: hay que acabar con lo que queda”, dice el director de Acción Ciudadana. “Ante la crisis de alimentos de otras instituciones, también estas licitaciones establecen las prioridades del actual Gobierno: un menú de lujo para la Presidencia, y otro de hambre para la población. Es un modelo de estafa al Estado ya extendido, un tipo de corrupción institucionalizado”.
Una compra más desde el Estado. Un solo ofertante, con sobreprecios. Es decir, lo normal.