La telefonía celular se ha convertido en un medio de comunicación importante para la población rural, que aprecia la posibilidad de comunicación en tiempo real. La estrategia para obtener este servicio en un contexto de pobreza es la compra de tiempo de aire por medio de recargas de baja denominación, en muchos casos simplemente para mantener la línea de teléfono activa en caso de necesidad de uso. El celular es un mal necesario, pues su uso debe equilibrarse con otras necesidades imperantes como la compra de alimentos. Es por ello que los beneficios del celular deben superar los costos y las restricciones en otras áreas de la economía doméstica. La comunicación inmediata con familiares que viven fuera de la comunidad y en el extranjero es uno de los mayores beneficios percibidos.
La comunicación con familiares que viven fuera de la comunidad es esencial para ambas partes: brinda tranquilidad a quienes se quedan y arraigo a quienes se van. Sustituir las cartas por el celular ha facilitado las relaciones interpersonales tanto entre familiares como entre amigos y vecinos. Las llamadas son el medio preferido por los adultos. Los jóvenes, en cambio, prefieren utilizar redes sociales como Facebook, Tango, Imo y Line, muchas veces a instancias de sus familiares en el extranjero. Los encargados de ventas de celulares en el altiplano dicen que las personas del área rural se interesan en adquirir teléfonos inteligentes de gama media, con un buen procesador y cámara frontal de buena resolución que les permita sostener videollamadas. De hecho, el celular es el medio preferido para conectarse a Internet. Una situación facilitada por la extensión de la red celular y por campañas agresivas de parte de las empresas telefónicas para sustituir los frijolitos por teléfonos inteligentes y consumir tiempo de aire en paquetes que integran llamadas, mensajes y redes sociales.
En efecto, los jóvenes rurales muestran comportamientos de nativos digitales similares a los de los jóvenes urbanos, aunque con diferencias producidas por limitantes económicas. Hombres y mujeres jóvenes muestran igual interés y destreza en el uso del celular y de sus aplicaciones y se han convertido en los intermediarios de sus padres, de modo que estos accedan a las facilidades que la tecnología les brinda para comunicarse a bajo precio con sus familiares en el exterior utilizando redes sociales y servicios de mensajería como Whatsapp. Sin embargo, la mayoría de las comunicaciones tienen origen en el exterior. Los migrantes, incluso, envían recargas de tiempo de aire desde Estados Unidos, las cuales a nivel local se perciben como que rinden más.
Es así como el celular vino a llenar el vacío provocado por el aislamiento en el que muchas comunidades rurales se encuentran debido a la falta de servicios públicos. De esta forma, los migrantes y las remesas han creado puentes de comunicación que les permiten a estas poblaciones asomarse al siglo XXI.
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