Descubierto a finales del año pasado, el virus causante del covid-19 es uno entre poco y nada conocido por la comunidad científica. Ahora está en boca de todos nosotros. Pareciera que la orden general es aplanar la curva. ¿Qué significa esto? Tiene como consecuencia bajar la cantidad de personas infectadas simultáneamente. Esto, para no saturar al sistema de salud. Según datos de la OMS, en 2011 contábamos con 0.6 camas por cada 1,000 personas. De seguir con esa tendencia, aquí contamos únicamente con 10,000 camas para atender esta emergencia. Aplanar la curva se logra, como se ha visto en otros países, con distanciamiento social. ¿Por qué? ¿Cómo es esto efectivo? Responder a estas preguntas no es fácil si no se tienen datos.
Aquí no quiero despreciar o hacer de menos el trabajo increíble de los médicos y del personal de los hospitales que están en el verdadero campo de batalla. Arriesgan sus vidas y las de sus familias para salvar las de personas desconocidas. Habría que hacerles un monumento y estar agradecidos con ellos por siempre. Pero, como esto es una guerra, no solo la vamos a ganar en las trincheras. Así como Alan Turing fue determinante para ganar la Segunda Guerra Mundial utilizando ciencia y matemáticas para descifrar los mensajes encriptados de los nazis, aquí los científicos del mundo están descifrando y caracterizando al nuevo enemigo: el covid-19. Sin embargo, no debemos olvidar a los enemigos de siempre, que tienen efectos tan devastadores como los de este o incluso peores: la desigualdad, el consumo desproporcionado, la desnutrición, la falta de educación, la falta de acceso a la salud, etc.
Son biólogos, bioquímicos, químicos y médicos, entre otros, los que descubrieron que el virus no resiste el jabón o el alcohol en gel luego de caracterizar la membrana que envuelve el material genético de este. Son ellos quienes tratan de desarrollar una vacuna y una cura lo más pronto posible. Pero no hay que olvidar una parte fundamental de todo esto: los datos. No cabe duda de que tomar precauciones como lavarse las manos son fundamentales, pero el distanciamiento social parece ser la clave para esto de aplanar la curva. ¿Cómo sabemos que funciona? Porque los datos nos lo dicen. Tener datos certeros que sean significativos para saber cómo están las cosas es imperativo. Byung-Chul Han, un filósofo y ensayista de Corea del Sur y profesor en Berlín, expone magníficamente en el diario El País por qué Asia está gestionando mejor esta crisis que Europa. Esto no es un simple punto de vista. Es una realidad. La población total de Italia es un 0.04 % de la población de China, y el Estado italiano ha reportado más muertes en lo que va de la epidemia. En Hubei, foco de la epidemia, las medidas duraron alrededor de tres meses. En potencias como Alemania se habla de medidas para 2 años y en Inglaterra para 12 meses. La diferencia no está solo en los recursos naturales y económicos, sino en la riqueza de los datos, expone Byung-Chul Han.
[frasepzp1]
Los datos no son solo necesarios para predecir qué sucederá con la epidemia. Necesitamos científicos que puedan estudiar cuál será el impacto económico de esta crisis, qué medidas son necesarias para que el impacto sea menor. Sabemos que las mipymes sostienen la economía de este país, pero no sabemos cómo estas van a sobrevivir. Aplazar el pago de deudas y agilizar préstamos no son una solución viable para muchas o la mayoría. Me pregunto si las decisiones del Gobierno central tienen realmente un fundamento técnico que las respalde.
Con los pocos datos que tenemos, algunos hemos tratado de simular cuándo llegaremos al pico, cuál es la tasa de contagio, cuántos infectados tendremos, cuántas muertes habrá. Sin embargo, no nos atrevemos a asegurar la certeza de nuestros datos porque son escasos y, me atrevo a decir, de no muy buena calidad. No, esta petición no es para desacreditar al gobierno de turno. Esta petición es para que los científicos podamos brindar escenarios posibles con las medidas que se desean tomar. Saber a qué atenerse y a qué no. La política, síganla haciendo ustedes y elijan los escenarios que más les gusten. Eso sí, no lo hagan sin reducir el margen de error. Este país no ha estado para que jueguen con él nunca, y mucho menos ahora.
En las universidades, en el INE, en empresas, en institutos de investigación independientes, en la cooperación internacional y en las mismas instituciones públicas hay gente que puede analizar los datos: algunos harán los cálculos y otros interpretarán los resultados.
¡Hagan más pruebas! ¡Liberen los datos! ¡Déjense ayudar! ¡Esta crisis se combate y se vence con ciencia!
Más de este autor