Regresé a los Estados Unidos después de que el país experimentara tres tiroteos mortales en Gilroy, California; El Paso, Texas, y Dayton, Ohio. El de Gilroy y el de El Paso tienen claras motivaciones raciales contra la comunidad inmigrante y latina. Estos fueron seguidos por una de las redadas más grandes en un lugar de trabajo por parte del ICE, que capturó a 680 personas en Misisipi. Muchos niños llegaron a casa de su primer día de escuela y descubrieron que sus padres habían sido detenidos por las autoridades de inmigración. Una niña de 11 años dijo en un video llorando y suplicando a los funcionarios del Gobierno: «Dejen que mis padres sean libres con todos los demás, por favor [...] Necesito a mi papá, mamá [...] Mi papá no hizo nada. No es un criminal».
Mientras hablo con mi madre, mi hija de un año y medio duerme tranquilamente en mis brazos. Me salen lágrimas al pensar en todas las personas que han sido asesinadas y cuyas familias se han separado, así que abrazo a mi hija un poco más cerca y más fuerte. Es difícil procesar todo lo que está sucediendo. Nuestros temores, nuestras preocupaciones, nuestro terror de lo que les puede suceder a nuestras comunidades son el resultado del terrorismo racial blanco promovido por Donald Trump, sus aliados políticos y terroristas nacionales, que ven a los inmigrantes y a los no blancos como una amenaza para sus privilegios. Las políticas racistas y antiinmigrantes no son nada nuevo en Estados Unidos. Sin embargo, hoy, bajo el gobierno de Trump, todo esto se siente diferente de una manera peligrosa e intensificada.
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Trump ha alentado la supremacía blanca y la violencia racial. El tirador de Walmart en El Paso publicó en sus redes sociales, antes de matar a 22 personas y herir a más, que ha habido una «invasión hispana» en Texas, lo cual recuerda a Trump refiriéndose a los inmigrantes como «invasores». Según un estudio realizado por investigadores de la Universidad del Norte de Texas: «Los condados que organizaron un mitin de Trump vieron un aumento del 226 % en incidentes motivados por el odio. Esta es una de las primeras investigaciones que muestran sistemáticamente que los eventos de Trump están correlacionados con un aumento significativo del odio doméstico». El Southern Poverty Law Center informa que los grupos de odio aumentaron durante la presidencia de Trump, después de un declive de tres años bajo Obama. En 2014 había 784 grupos de odio, pero en 2018 estos aumentaron a 1,020, con «los grupos nacionalistas blancos, particularmente electrificados por la presidencia de Trump, [que] aumentaron casi un 50 % —de 100 grupos a 148— en 2018». Recientemente, un grupo secreto de Facebook de la Patrulla Fronteriza reveló que sus aproximadamente 9,500 miembros habían compartido fotos racistas y despectivas, comentarios y términos antiinmigrantes como «guats», «frijoleros» y «subhumanos». Esto incluyó burlarse de los migrantes muertos, como el padre y la hija salvadoreños que se ahogaron en el río Bravo en junio. Durante la administración Trump, la violencia racial individual y estructural está aumentando dentro de nuestras comunidades.
Mi madre continuó expresando sus preocupaciones comparando a Trump con Hitler. En las redes sociales, muchos comenzaron a compartir una cita de Ana Frank, la joven judía que el 13 de enero de 1943 escribió lo siguiente sobre la persecución nazi del pueblo judío:
«Afuera es terrible. Día y noche se están llevando a esa pobre gente, que no lleva consigo más que una mochila y algo de dinero. Y aun estas pertenencias se las quitan en el camino. A las familias las separan sin clemencia: hombres, mujeres y niños van a parar a sitios diferentes. Al volver de la escuela, los niños ya no encuentran a sus padres […] Todo el mundo tiene miedo».
El terrorismo blanco racial está aumentando en Estados Unidos. Hoy estoy preocupado y temo por la vida de mis amigos, por sus hijos y por nuestras comunidades. Es durante estos tiempos cuando necesitamos mantener la guardia alta, velar por nuestros vecinos y la comunidad y estar preparados para lo que vendrá.
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