Si usted no tiene claro de qué va el rollo ese de la moderación, quizá este manual lo ayude a ponerse al día.
Una persona moderada:
- Dice que Juan Guaidó representa «la democracia» en Venezuela y lo apoya sin rechistar.
- Idolatra a Nayib Bukele, su prototipo del nuevo político.
- Votará por Thelma Aldana sin importar su programa de gobierno.
- No obstante, le tiene pánico electoral a Zury Ríos.
- Arzú, malo. Solórzano Foppa, bueno.
- Afirma no ser de derecha ni de izquierda, sino pura sabiduría.
- Aunque en verdad es de izquierda en lo cultural, de derecha en lo económico y de centro extremo en lo político.
- Sufre de vanguarditis: vende la no ideología como una noción original.
- Es feminista y políticamente correcta, pero solo en público.
- Cree que la corrupción es la causa de todos los problemas y la lucha contra la corrupción la solución a todos los problemas.
- Repite «pacto de corruptos» unas treinta veces al día.
- Piensa que la Cicig no puede cometer errores.
- Prefiere usar hashtags que argumentos críticos bien desarrollados.
- Le gusta más Twitter que Facebook.
- Se enoja cuando le mencionan a Dionisio Gutiérrez, pero sigue secretamente Razón de Estado.
- Asegura que George Soros es una criatura mitológica.
- Esboza cínicamente una teoría de democracia privatizada: un gobierno de las élites, para las élites y por las élites.
- Usa lenguaje inclusivo, pero porta una actitud exclusiva.
- Defiende el «neoliberalismo responsable», todo un oxímoron.
- Hace una equivalencia moral entre los hurtos de electricidad y los desvergonzados abusos de las empresas extranjeras de electricidad.
- Pero no hace equivalencia ética entre los señalamientos por corrupción contra Thelma Aldana y su entorno frente a los señalamientos por corrupción en contra de sus adversarios políticos.
- Sostiene, con cara de póker, que actúa en defensa del «Estado de derecho».
- Proclama la nueva política haciendo politiquería.
- Está obsesionada con la ciencia y nada más que con la ciencia. Desestima la espiritualidad.
- Se dice amiga del pueblo, pero desprecia los llamados de las organizaciones de bases rurales, campesinas e indígenas.
- Eso sí, en nombre de la «apertura política», nunca falta a una invitación a almorzar con los empresarios agremiados.
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- Y después los acusa de fascistas a sus espaldas.
- Tiene un insufrible síndrome de excepcionalismo mesiánico.
- Es mucha apariencia y poca sustancia.
- No ve nada extraño en el meteórico y oportuno posicionamiento de Thelma Aldana como favorita para ser la presidenta de Guatemala.
- Y menos raro ve que sus contendientes principales hayan sido puestas en jaque judicial justo en las vísperas de las elecciones.
- Considera a los Estados Unidos de hoy como su aliado redentor y a los Estados Unidos del resto de los tiempos como un tirano invasor.
- Acusa de «conspiranoico» a quien entiende de agendas geopolíticas cautelosamente diseñadas.
- Posee una sensibilidad democrática menos robusta que su sensación de superioridad moral, lo cual le permite hacer trampa sin sentimiento de culpa.
- No le interesan otras luchas que no sean la suya.
- Habla bonito, pero vacío.
- Insulta más de lo que propone. Como buen bully, le prende burlarse de los demás.
- Actúa siempre en jauría.
- Protesta en contra de los netcenters desde su netcenter.
- Odia a Rodrigo Polo, pero no puede vivir sin él.
- Asigna estigma a la revolución y virtud a la reforma. Se mofa de la refundación. Directamente ignora el socialismo.
- Se jacta de ser contrahegemónica, pero es apenas neohegemónica: es dada a cambiar una forma de tiranía por otra más nice.
- Utiliza el término chairo despectivamente para describir a quien le parece demasiado izquierdista, como hace la derecha extrema.
- La coherencia no es un atributo que la seduzca en demasía.
- En cambio, la improvisación y la espontaneidad son sus mejores amigas.
- La posibilidad de que Thelma Aldana y su partido le tiren un hueso no la deja dormir.
- Se llena la boca de «diálogo», pero aborrece la crítica y el debate.
- No le gusta que le digan moderada…
- … mientras se planta en férrea defensa de la moderación.
- No sabe —o no se quiere enterar de— que es una operadora del statu quo al consumar bobamente el plan de los ideólogos de la moderación.
- Se dio por aludida desde que leyó el título de este artículo.
- No le gustó la lista porque, como se sabe, la verdad duele.
Estimado lector, la moderación es prevenible: lea, piense, dude y manténgase autónomo. También tiene cura, pero se pone un poco más difícil la cosa.
Mejor no se modere.
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