La tormenta tropical Isaac que amenaza las costas del estado de Florida, se ha convertido precisamente en ese acto de fuerza mayor que ha retrasado el inicio de la convención nacional republicana que dará inició por la tarde de este martes 28.
Al contrario de las Asambleas Generales en Guatemala, las convenciones nacionales en los Estados Unidos, particularmente las del Partido Republicano, no solo son el acto oficial donde son designados los candidatos para la contienda electoral, est...
La tormenta tropical Isaac que amenaza las costas del estado de Florida, se ha convertido precisamente en ese acto de fuerza mayor que ha retrasado el inicio de la convención nacional republicana que dará inició por la tarde de este martes 28.
Al contrario de las Asambleas Generales en Guatemala, las convenciones nacionales en los Estados Unidos, particularmente las del Partido Republicano, no solo son el acto oficial donde son designados los candidatos para la contienda electoral, estas también marcan la línea a seguir de la campaña electoral. En cuestiones de fondo, dejan claro los temas importantes sobre la mesa, aquellos que llevarán a los distintos debates y con los que piensan derrotar a su oponente. Las políticas económicas, fiscales y los programas de seguro social serán los que tendrán prioridad en las elecciones que se celebrarán el 6 de noviembre. Pero la forma de transmitir este mensaje será fundamental en la contienda electoral.
Más allá de un Plan D, seguramente improvisado para albergar a los asistentes e invitados especiales en la ciudad de Tampa, la principal preocupación de los republicanos es que su candidato Mitt Romney se vea precisamente como eso: una improvisación de la maquinaria electoral del partido.
Durante las primarias del Partido Republicano, el candidato más destacado fue claramente el congresista por el estado Texas, el libertario Ron Paul. Visto como una clara amenaza al conservadurismo del partido, las primarias se convirtieron en una competencia entre el ultraconservador Rick Santorum y el moderado Mitt Romney, siendo este último el vencedor. Esta carrera no fue entre el más apto, salvo por sus 77 años, Paul llenaba el perfil ganador, sino por quien era capaz de quitarle más votos a Obama.
Esos votos son los de los electores no afiliados, o sea los independientes. Ellos representan la mayoría decisiva en la mayoría de las elecciones y si bien están frustrados de seguir esperando el “cambio” de Obama, tampoco desean un gobierno arraigadamente conservador.
Es aquí donde Romney ha fallado. El exgobernador de Massachusetts ha cambiado tantas veces su discurso que ya no queda claro si está aplicando un Plan E o ya va por el J. Desde su primera intentona como candidato hace cuatro años hasta hoy, Romney ha presentado diferentes matices en su discurso que más bien parece politiquero chapín. Es en la convención en donde todo eso debe terminar y donde, en teoría, conoceremos el fondo y la forma del mensaje republicano y qué tan sólido resulta ser para aguantar no solo la campaña contra Obama sino también los vientos huracanados de Isaac, que de momento le están ganando el pulso mediático a la Convención.
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