Como problema social el narcotráfico constituye el principal, y en ocasiones el único, medio para salir de la pobreza. De acuerdo con las Relaciones Internacionales, el problema es un aspecto más del conflicto Norte-Sur que al final, sin importar la óptica, nos lleva a lo mismo: ellos ponen el dinero y nosotros los muertos.
Es sencillo, la población de los países ricos y desarrollados del Norte, como Estados Unidos y Europa occidental, cuentan con el poder adquisitivo para satisfacer s...
Como problema social el narcotráfico constituye el principal, y en ocasiones el único, medio para salir de la pobreza. De acuerdo con las Relaciones Internacionales, el problema es un aspecto más del conflicto Norte-Sur que al final, sin importar la óptica, nos lleva a lo mismo: ellos ponen el dinero y nosotros los muertos.
Es sencillo, la población de los países ricos y desarrollados del Norte, como Estados Unidos y Europa occidental, cuentan con el poder adquisitivo para satisfacer su demanda por los narcóticos ilícitos. Nosotros, los pobres y subdesarrollados, contamos con el medio ambiente necesario para mantener y aumentar la oferta según las exigencias del mercado. Por medio ambiente nos referimos al entorno visto de forma holística. Este lo constituyen las tierras para cultivo, la mano de obra barata, la fragilidad o ausencia de un Estado de derecho y la inestabilidad política, entre otros. La ubicación geográfica es muy importante, pero esta es una constante. Entre tanto, los otros factores ambientales mencionados constituyen variables sujetas a cambios.
La solución de fondo al problema sería un cambio en estas variables. El problema de las tierras en América Latina se remonta a tiempos de la conquista española y a pesar de la intensidad del mismo afecta a todos los países. Como botón, observemos como todos los países en el continente (incluyendo a Canadá y Estados Unidos) hemos tenido problemas territoriales con nuestros vecinos. La pobreza es uno de los principales activos para los narcotraficantes, citando al personaje El Cochiloco, de la película El Infierno (2010), de Luis Estrada: “Me cae que esta vida es el cabrón infierno… no haces lo que quieres, sino lo que puedes”, refiriéndose a una vida de pobre o una vida como narco. La ausencia de un Estado de derecho permite que el crimen organizado opere con mayor libertad, esto sumado a la corrupción y la inestabilidad política reduce los costos de transacción y burocracia (los sobornos) del narcotráfico a nivel regional.
Estas soluciones, sin embargo, son cuestiones de carácter nacional que si un país A lleva a cabo pero el resto de países no, el A seguirá siendo afectado. ¿Por qué? Porque es un problema mundial, globalizado, que nos afecta a todos. No importa si es en la colonia La Limonada, en la Ciudad de Guatemala, o en Kings Road, al sur de Londres, en mayor o menor grado, el problema está presente. Entonces, ¿por qué estamos como estamos y qué opciones tenemos?
En el caso de los Estados Unidos, el propulsor de esta inútil guerra, existen tres razones que se encuentran profundamente enraizadas en los sectores más influyentes de la sociedad, el Ejército y el Estado que imposibilitan un cambio:
- La moral puritana. Esta es característica de la mayoría de estadounidenses que viven en la región conocida como el “cinturón bíblico” (The Bible Belt), ubicado en el sureste de ese país y que tienen una fuerte influencia en la política por ser un grupo electoral significativo. Los grupos más radicales consideran a las drogas como creación del diablo y rechazan cualquier discusión sobre su legalización.
- El triunfalismo militarista. Siguiendo el lema de “no más Vietnam” muchos comandantes militares insisten en una solución armada, de confrontación directa, de mano dura. En efecto, consideran que esta es una guerra y cualquier discusión en torno a la legalización la ven como una derrota que no pueden aceptar.
- La supremacía WASP (White, Anglo-Saxon and Protestant). Sin duda, el aspecto más controversial pero igualmente presente. Partiendo de la jerarquización racial que el profesor Michael H. Hunt identifica como uno de los pilares de la Política Exterior de Estados Unidos, estos ven con celo y rabia que el negocio más lucrativo del mundo esté en manos de latinoamericanos, asiáticos, árabes y africanos.
Tomando en cuenta que el problema es, en efecto, global, considero, para finalizar, las siguientes alternativas:
- Un bloque latinoamericano y del Caribe. Todos los países productores de la región deberían unirse y presentar como bloque una propuesta de legalización, control y distribución de narcóticos ilícitos. Esta debe tener como fin competir económicamente con los carteles para eliminar los incentivos generadores de lucro que la ilegalidad crea. Lo ideal es que participen todos los países latinoamericanos desde México hasta Argentina incluyendo a El Caribe.
- Un bloque centroamericano. La propuesta fuera la misma sobre la legalización de drogas, pero estaría compuesta por los países centroamericanos. Por experiencia (DR-Cafta), considero que hay riesgos en que dicha propuesta sea independiente de los intereses de los Estados Unidos, por lo que sería de suma importancia contar con el apoyo de países como México y Colombia.
- La opción unilateral. Que Guatemala legalice las drogas de forma unilateral considero que sería lo menos aconsejable. Tomando en cuenta las políticas de guerra preventiva y el caso de Panamá, de tomar esta decisión, estimo que seríamos otro blanco militar de los Estados Unidos.
roberto.antonio.wagner@gmail.com
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