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La incómoda conversación sobre salud sexual y reproductiva en Totonicapán

Totonicapán reportó 3,785 embarazos de madres entre 15 a 19 años. Esto significa 14 Transmetros repletos de adolescentes y jóvenes con un embarazo.
En Centroamérica la sociedad civil asume la ausencia del Estado con la ayuda de la cooperación internacional.
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La incómoda conversación sobre salud sexual y reproductiva en Totonicapán

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  • En Totonicapán, un lugar con altos niveles de embarazos en niñas y adolescentes, es incómodo hablar de educación sexual. Un grupo de estudiantes se atrevió.
  • Los jóvenes de las comunidades rurales se encuentran lejos de hablar sobre sexualidad porque es “pecado”.
  • De enero a septiembre pasado se registraron 1 mil 892 nacimientos de madres de 10 a 19 años, esto significa llenar siete Transmetros donde menores sostienen en brazos a un recién nacido.

En las áreas urbanas los jóvenes hacen preguntas sobre un tema al que sus padres huyen y sus maestros no saben cómo abordar; en la ruralidad ni siquiera es tema. Solo algunos se atreven a esta conversación necesaria en un departamento donde 31 menores de 14 años fueron madres en 2019.

Los siete estudiantes de la promoción 2019 del Instituto Tecnológico para el Desarrollo (Inted), dedicaron su trabajo de seminario al tema de “Los embarazos en niñas y adolescentes entre los 10 y 17 años”. Saben que algo anda mal en su departamento.

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Se basaron en estadísticas del Observatorios de Salud Sexual y Reproductiva (Osar) para definir el tema: En el municipio de Totonicapán, 31 niñas entre 10 y 14 años fueron madres en 2019. Los seminaristas, además, documentaron dos casos de jóvenes de 15 y 16 años.  “Quisimos hablar del tema, porque vemos a niñas siendo madres, en las visitas a organizaciones encontramos autoridades queriendo tapar el sol con un dedo”, menciona Leonel Antonio Vásquez Batz, de 18 años, uno de los siete estudiantes.

Los maestros tienen buena voluntad de abordar el tema, dice Mirna Chaclán, profesora del establecimiento, pero no desarrollan las competencia para hacerlo. Y esa es una debilidad del ministerio de Educación. «Hablar de sexualidad no es como hablar de matemáticas, hay que hacerlo con mucha delicadeza», dice.

Al parecer los adultos tampoco tienen clara la diferencia entre un delito y cuándo proveer condones u otras alternativas. Siempre en 2019, la Sala Situacional del uso de Métodos Anticonceptivos del área de Salud del departamento, conoció tres casos de niñas de 10 a 14 años a quienes aplicaron la inyección de los tres meses (Depo-Provera) como método anticonceptivo con el consentimiento de los padres de familia, para evitar otro embarazo. A esa edad, las tres niñas de Momostenango, San Andrés Xecul y Totonicapán ya eran madres. «Sabemos que se aplicó el método a solicitud de las adolecentes con el consentimiento de los padres para evitar un segundo embarazo», indica una trabajadora del programa de salud reproductiva del departamento que prefirió mantener en reserva su nombre. No hubo denuncia de estos tres casos a pesar de que el Código Penal (artículo 173) tipifica como violación los embarazos en menores de 14 años.

La investigadora social Sandra Chuc Norato, describe el fenómeno en Totonicapán donde el proyecto de vida de las niñas queda truncado debido a la violencia sexual y física.  «El patrón cultural e ideológico de parte de la iglesia (católica y evangélica) hace que los casos de violencia contra las mujeres se oculten. Se invisibilizan y quedan en total impunidad».

Los jóvenes de las comunidades rurales se encuentran lejos de hablar sobre sexualidad porque es “pecado”. En áreas urbanas es posible alguna conversación, la promoción 2019 del Inted se atrevió a tenerla.

Los esfuerzos en Educación y Salud

Ha habido algunos intentos para hablar sobre salud sexual y reproductiva, el 9 de junio de 2010 se firmó una carta acuerdo entre el ministerio de Salud (MSPAS) y el Ministerio de Educación (Mineduc). El objetivo era llevar educación integral sobre el tema, incluía la prevención del VIH-Sida, Infecciones de Transmisión Sexual (ITS), embarazos de adolescentes y violencia sexual.

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Los sectores más conservadores, frenaron la iniciativa, recuerda Bienvenido Argueta, exministro de Educación. «Las prácticas culturales se van heredando y la influencia de la iglesia ha frenado cualquier esfuerzo. Estamos viviendo como en la edad media», señala.

De enero a septiembre pasado se registraron 1 mil 892 nacimientos de madres de 10 a 19 años, esto significa llenar siete transmetros donde menores sostienen en brazos a un recién nacido; 31 eran menores de 14 años, según el Registro Nacional de Personas (RENAP), según monitoreo del Observatorio de Salud Sexual y Reproductiva (OSAR) Totonicapán.  

El departamento reportó 3 mil 785 embarazos de madres entre 15 a 19 años; 775 fueron en la cabecera. Esto significa ver 14 transmetros repletos de adolescentes y jóvenes con un embarazo.  Los datos son tomados del primer control prenatal, cuando las adolescentes buscan atención del sistema oficial de salud. El departamento cuenta con nueve distritos donde funcionan 33 puestos de salud.

Según el último censo poblacional, en Totonicapán hay cerca de 200 mil adolescentes y jóvenes de las edades de 10 a 24 años. Aunque no todos reciben educación media, hay 142 establecimientos públicos de educación básica y 50 privados. De todos, solo uno, el Inted, habló del tema abiertamente.

Hay maestros que asumen la postura de ofrecer esa educación a sus alumnos. «Hemos visto a los padres de familia oponerse a la formación de sus hijos en las aulas», lamenta Luis Macario, coordinador del nivel básico del Mineduc en Totonicapán. Los acusan de adelantar la vida sexual de sus hijos. «Pero de saberlo tienen, aprenderán de una forma u otra y ojalá sea de la manera correcta en el aula». Los contenidos son a partir del Currículum Nacional Base (CNB): Identidad, Derechos Humanos con énfasis en derechos de las mujeres, roles de género y sexo, estereotipos y violencia de género, protocolo de atención en casos de violencia sexual, autoestima, y construcción de plan de vida. Cada contenido es avalado por la dirección departamental de educación de Totonicapán. 

En el departamento hay cinco organizaciones no gubernamentales que apoyan con esta formación a los maestros: CARE Guatemala, PIES Occidente, ALAS, Aprofam y Cuerpo De Paz. No se vuelven expertos, pero son capaces de abordar de manera dinámica y científica los temas propuestos en el CNB. Pero antes que a los docentes deben convencer a las comunidades para buscar su aval.   Si la respuesta es sí, inicia el proceso, dice Yadira Cotí, de la Asociación pro bienestar de la familia de Guatemala (Aprofam). También han recibido un no por respuesta.

Sí, pero a marcha lenta

Estas organizaciones de las que habla Macario también trabajan con padres de familia sobre autoestima, patrones de crianza, desarrollo sexual de las niñas y adolescentes, comunicación asertiva con los hijos, y los derechos de la educación integral en sexualidad. Las cinco instituciones son un aliciente, dice Mario, porque asumen el rol que le compete al Estado con políticas.

Leonel Cajchum lleva cuatro años de hablar sobre educación sexual y reproductiva. No son suficientes, dice el pedagogo. El integra el OSAR juvenil de Totonicapán, capacita a jóvenes sobre sexualidad. Algunos padres les han dicho, «los jóvenes no deben conocer su sexualidad sino hasta en el matrimonio, pero ellos buscan respuestas en el internet». Las redes sociales están mal informando, busca en la pornografía alguna idea general sobre la sexualidad. Y los que ni tienen internet ni educación o charlas sobre sexualidad son los más vulnerables, viven una sexualidad empírica reccionando a su instinto, comenta Cajchum.

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«Trabajamos con el subcomité de métodos anticonceptivos en Totonicapán donde está involucrada el área de salud, educación, el IGSS y otras organizaciones, coordinando charlas educativas sobre sexualidad con padres de familia, siendo estos los principales opositores», menciona Cotí. La sexualidad se aprende en el camino, dicen, que no hay necesidad de explicarles. «Pero los jóvenes tienen muchas dudas y poca información», agrega. «Los papás piensan que estamos promoviendo las relaciones sexo genitales cuando se menciona Educación Integral en Sexualidad. Continúa siendo una conversación cohibida».

Existe una confusión, hemos escuchado a maestros que niegan haber recibido alguna capacitación, y cuando preguntamos al Mineduc nos dicen “ya están capacitados y, pueden abordar los temas en el aula”. «El docente tienen pena o miedo, no asumen el contenido y ven a las organizaciones como sus rescatistas».  

El proceso en las aulas va lento, se requiere apresurar el proceso si queremos ver resultados, dice Ingrid Gálvez, especialista en Juventud, Derechos Sexuales y Reproductivos (DSR) del Fondo de Población de las Naciones Unidas (UNFPA) Guatemala. «Para disminuir los embarazos en adolescentes se necesita más, no solo la formación. Prevenir y atender es un asunto de competencia de la mayoría de ministerios. Con la Educación Integral en Sexualidad (EIS), se logra cambiar patrones de vida, transformar actitudes, pero es a largo plazo. Necesitamos incluir a todo el Estado», insiste.

La EIS no se implementa debido a tres factores: el desconocimiento del enfoque integral en sexualidad, la evidente falta de voluntad política y los recursos financieros. Sin fondos no puede haber capacitaciones, ni materiales y menos actualización en el tema, insiste Gálvez.

También en esto va atrás Guatemala

Ricardo Baruch es consultor e investigador en temas de salud y derechos sexuales y reproductivos, trabaja para la Federación Internacional de Planificación Familiar (IPPF). Menciona que Guatemala y Nicaragua tienen un gran rezago debido a grupos conservadores opuestos a prevenir con educación. Además de ello la falta de voluntad política e injerencia de la iglesia (católica y evangélica) en los sistemas educativos.

«En Centroamérica la sociedad civil asume la ausencia del Estado con la ayuda de la cooperación internacional se hacen esfuerzos, sin embargo, estos quedan limitados» añade Baruch. Caso contrario en Uruguay y Cuba, ambos países llevan la delantera por mucho.

 

Falta educar para sacar de la normalidad que menores de 14 años están embarazadas. Pero por dónde insistir, ¿los padres o los hijos?, aunque reacios los docentes están en la conversción. «Los maestros mencionaron la complejidad de la investigación, pese a ello apoyaron el proyecto. Creemos que no debe verse normal que una menor de edad lleve en brazos a un bebé, la sexualidad debe ser hablada en casa, en instituciones y escuelas de una forma sana», dice Leonel Batz, uno de los siete autores del seminario de bachillerato.

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