El semestre pasado, dicho tema fue culpable de ocupar una parte considerable del tiempo de una de mis clases y a pesar de lo crítico que he sido con la relevancia de las filtraciones, debo reconocer el debate sobre las mismas fue un fructífero ejercicio de debate.
Ahora que Plaza Pública ha obtenido en exclusiva los despachos diplomáticos la discusión sobre los famosos wikileaks ha revivido y sobre la esta tengo tres consideraciones que me han llamado la atención, en particular con relación al proceso electoral que estamos atravesando; pero antes debo hacer dejar algo claro. Los despachos diplomáticos reflejan un mínimo aspecto de la política exterior de los Estados Unidos. Estos despachos conforman una parte del complejo proceso de retroalimentación constante y evolutiva que puede o no influir en la toma de decisiones de un estado. Este proceso es conocido en las Relaciones Internacionales como causalidad estructural. Los estados buscan, naturalmente, predecir el comportamiento de otros estados sea para buscar una alianza, para defenderse de una agresión o para ejercer un control sobre estos. Pero para lograr esto de forma adecuada necesitan toda la información posible. Esta información es esencialmente lo que busca comunicar una embajada a su cancillería a través de sus despachos y esta información puede ser importantísima o superficial dependiendo de las circunstancias.
Dicho esto, los cables de wikileaks no han tenido un impacto en la política mundial pero si lo han tenido en las políticas nacionales y Guatemala no es la excepción.
Primero, concuerdo con dos amigos conocedores de los medios de comunicación cuando dicen que nunca antes habían visto a estos cumpliendo una función descaradamente propagandística. Pueda que sea parte de la torrentada de publicidad no vista en elecciones pasadas pero aun así, las posturas asumidas por estos hace que se confundan entre medios de comunicación y medios propagandísticos. El objetivo de dar a conocer la noticia ha sido relegado por la competencia de adquirir la publicidad de equis candidato o partido.
Segundo, el miedo que los cables de wikileaks ha despertado en los candidatos. Al igual que los sátrapas de medio oriente que primero celebraron las filtraciones para después criticar las mismas una vez aparecieron en ellas, me llama sobremanera la atención el silencio y rechazo que estos han causado. Muchos incluso hablan de una conspiración en su contra por parte de este medio (que se ha vuelto la envidia de muchos desde que consiguió la exclusiva) dejando ver lo machucada que tienen la cola. Un partido incluso se tomó la molestia de crear su propia página de internet para atacar a sus opositores.
Tercero, y como muchos lo esperábamos, los cables han reflejado lo que será la política exterior de Guatemala de los próximos cuatro años. O sea, más allá de los intereses nacionales, lo que importa son los intereses de Estados Unidos, o de su embajador de turno. Nuestros flamantes políticos no se confiesan ante las instituciones del estado ante las cuales deberían rendir cuentas, menos lo hacen con los ciudadanos que los eligen. No, la confesión se hace con el embajador de turno de los Estados Unidos. Lo que buscan con esto es evadir penitencias más que reclamar derechos soberanos.
Bueno, al menos la agenda de política exterior ya está anotada para los próximos cuatro años.
Más de este autor