Nos adaptamos, nos vamos

La humanidad se construye de caminatas largas, cansadas y masivas. ¿Y la inhumanidad? Esta va de despojos, violencia y exclusión.

El hambre, el miedo, el coraje los movió. Hoy esa caravana camina y la incertidumbre no vale como excusa. Ni el calor ni la lluvia detendrán la fuerza de esos pies cansados. Las oraciones dedicadas, los abrazos solidarios, las lágrimas derramadas, las voces juntas, las historias contadas, el camino compartido dan esperanza al caos que los persigue.

Mujeres y niños al frente. El cuadro de la vulnerabilidad, también de la fuerza, de la que se gana botando el miedo en cada paso. No hay vuelta atrás. El mensaje es claro. Es para todos. Las voces niñas, adolescentes, esas desgarran, parten el corazón, pues la miseria es algo de lo que son conscientes, de lo que huyen. Las fronteras podrán seguir fingiendo territorios políticos, pero jamás serán capaces de esconder las filas de refugiados que revelan el fracaso de los Estados.

Esta lucha no está hecha de debate público, de lo que diga una corte, de lo que el statu quo manipule o de la próxima ley truqueada que pase un Congreso. Esta lucha es de hambre. Esta lucha es de pobres. Esta lucha camina, se tira al agua. Esta lucha es, de verdad, por la vida.

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Y mientras escribo, frente a mí, tres niños, dos lustradores y una vendedora de dulces de la calle, juegan, hacen piruetas y ríen juntos. Claro que se vale querer otro mundo y hacerlo valer desde las últimas fuerzas con las que los dejaron los devoradores de sueños. No se puede seguir esperando algo de las acciones de los dueños. Las reglas, las leyes, la justicia, las caras de autoridad, las barreras y los barrotes ya nada pueden contra un mensaje de hambre. El camino debe seguir y debemos respetar esa lucha por la dignidad.

Y de lejos observamos muchos esos rostros llenos de decisión; esas frentes sudadas, mojadas; esos ojos que brillan, que lloran. Sí, de lejos los vemos, los escuchamos, los leemos. De lejos sufrimos con ellos, pero no como ellos. Y de lejos nos acercamos al pasado de historias que cuentan lo mismo. También somos ellos: el resultado de generaciones sacrificadas, de caminantes por la vida, de migrantes.