Recordemos la plaza

Pensar que somos los únicos que velamos por el bienestar del país y que nuestra postura o análisis es el único correcto no nos acerca más a nuestro objetivo, sino al contrario: nos aísla. Hoy, preparando mi clase de Medios, Política y Activismo, regresé a la plaza del 2015 y pensé que quizá la solución no es continuar con esa narrativa de nosotros versus ellos (aunque sea entretenida). Quizá lo que necesitamos es recordar cuando solo éramos nosotros. Jimmy ya nos ha dividido lo suficiente. Nos hizo olvidar aquel encuentro en la plaza, que éramos una sola voz a favor de la lucha contra la corrupción.

Parece que la frase «divide y vencerás» nunca pasa de moda. Y hasta el más bruto entiende su valor. Por eso vemos el esfuerzo desmedido de un grupo (pequeño pero fuerte) que se ha organizado y que ha cerrado filas para evitar cualquier unión.

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Tres años han pasado desde la plaza, y ahora encontrar esas convergencias ya no es tan sencillo como antes. Decir «nos vemos en la calle» ya no es suficiente. Ahora el contexto y la batalla requieren de más, de un esfuerzo doble, de tolerancia, de empatía, para volver a construir lo que ya una vez fuimos. El miedo y el odio jamás nos han hecho grandes. Siempre ha sido la esperanza. La esperanza en un país más seguro, en un país con más oportunidades, en un país más vivible, ¡carajo!, es lo que ha creado movimientos y cambiado instituciones.

Me queda claro que los próximos meses no serán sencillos, pero no queda de otra. Guatemala es donde nací, crecí y viviré, así que toca echar punta. Para mientras, recordemos lo que ya fuimos y lo que muy pronto volveremos a ser.