En los últimos años, varias producciones nacionales que han problematizado la memoria histórica, el racismo, la violencia, el conservadurismo y los fundamentalismos, entre otros, han ganado premios a nivel internacional, y dichos temas se han dado a conocer en diversos escenarios.
Sin embargo, las condiciones de producción del cine en Guatemala distan mucho de ser fáciles. La mayoría de las películas que se han podido disfrutar en pantalla han sido creadas a fuerza de mucho tesón...
En los últimos años, varias producciones nacionales que han problematizado la memoria histórica, el racismo, la violencia, el conservadurismo y los fundamentalismos, entre otros, han ganado premios a nivel internacional, y dichos temas se han dado a conocer en diversos escenarios.
Sin embargo, las condiciones de producción del cine en Guatemala distan mucho de ser fáciles. La mayoría de las películas que se han podido disfrutar en pantalla han sido creadas a fuerza de mucho tesón de quienes las dirigieron, de sus equipos de producción y de sus elencos, que han tenido que buscar recursos en diferentes lugares, a veces con el apoyo de amistades que aportan recursos (o que hasta prestan sus casas para armar escenarios). Otras veces han acudido a fondos internacionales específicos para la producción o posproducción o, dependiendo de festivales, para obtener algunos fondos. ¡La de procesos que se han truncado por largo tiempo porque no se logró obtener los recursos para continuar con las etapas siguientes! Son los menos aquellos directores que han tenido acceso a fondos estatales de otros países, a quienes eso les facilitó bastante el camino. De tal manera, si hemos podido ver cine guatemalteco en las pantallas, ha sido en gran medida por los esfuerzos, individuales y colectivos, de quienes, movidos por la pasión de hacerlo, se han atrevido a embarcarse en proyectos de esta naturaleza. ¿Cuántas producciones nacionales más existirían si el cine guatemalteco tuviera el apoyo necesario?
Entendiendo este escenario, en 2007 surgió la Asociación Guatemalteca del Audiovisual y la Cinematografía (Agacine) con la intención de mejorar esa situación de precariedad en la producción involucrando al Estado para hacer crecer la industria o el gremio cinematográfico nacional, que en aquel año ya comenzaba su incipiente desarrollo. Desde su creación Agacine ha tratado de impulsar una ley de cine que institucionalice procesos y facilite condiciones. En estos años se han presentado varias iniciativas, la 3,728 en 2009, otra en 2013, y en 2016 fue la iniciativa de ley para la creación y el funcionamiento del consejo nacional de cine. Todas se quedaron en el camino. En 2018 empezó un nuevo proceso que dio como resultado que el 2 de diciembre de 2019 fuera presentada una iniciativa a la Comisión de Cultura del Congreso de la República.
[frasepzp1]
No han faltado críticas de algunas personas vinculadas al cine por la presencia en este proceso del sector privado (Icrea-Agexport), así como de instituciones públicas como el Ministerio de Cultura y Deportes y el Inguat, y por el enfoque inicial de esta propuesta, que apuntó a la creación de industrias culturales. Sin embargo, desde Agacine se explicó en un foro acaecido hace pocos días que lo que se busca es justamente que el Estado se involucre en el proceso y genere las condiciones para la creación de cine nacional. Condiciones que partan de la formación creando currículos académicos para la carrera de cine o de producción audiovisual; del desarrollo, producción, posproducción y distribución de películas nacionales; de la creación de regulación para las producciones internacionales o coproducciones en el país, y de la creación del instituto de cine en el país como ente descentralizado —adscrito a algún ministerio—, que será el encargado de administrar un fondo nacional para este fin. Se propone, además, que exista un consejo nacional de cine integrado por representantes de distintos sectores públicos y privados y por personas vinculadas al cine en el país. El modelo de financiamiento que propone la iniciativa será por medio de una asignación presupuestaria directa, rubro que se alimentará de un porcentaje de impuestos que ya existen. Contempla, también, exenciones fiscales para el impulso de producciones nacionales.
No sabemos si este proceso culminará en la ley de cine o si esta es la propuesta que se logre consensuar entre todas las personas vinculadas a la producción fílmica nacional, pero la mejor forma de saberlo es involucrándose en el debate. ¿Te gusta el cine nacional? Metete en la discusión, contribuí a mejorar la iniciativa. No se trata de algo que solo compete al mundo del cine, sino que tiene que ver con el derecho ciudadano a acceder a bienes culturales y a manifestaciones artísticas.
Más de este autor