Se aplicó el artículo 225 de la Constitución Política de aquel país que permite los juicios políticos a aquellos funcionarios, entre ellos el Presidente, por “mal desempeño de sus funciones, por delitos cometidos en el ejercicio de sus cargos o por delitos comunes”. Y en base a este artículo, en poco más de 28 horas, y a menos de nueve meses de las elecciones generales, 39 de 42 senadores decidieron alterar el mando de la primera magistratura del aquel país.
No se fijaron las reglas de...
Se aplicó el artículo 225 de la Constitución Política de aquel país que permite los juicios políticos a aquellos funcionarios, entre ellos el Presidente, por “mal desempeño de sus funciones, por delitos cometidos en el ejercicio de sus cargos o por delitos comunes”. Y en base a este artículo, en poco más de 28 horas, y a menos de nueve meses de las elecciones generales, 39 de 42 senadores decidieron alterar el mando de la primera magistratura del aquel país.
No se fijaron las reglas del juego, o sea, no se definió el proceso a seguir para que el Presidente depuesto enfrentara la acusación y preparara su defensa. Nada de eso, veinte y pico horas bastan y se acabó. Yo lo llamo golpe de estado, un golpe de estado express. El vicepresidente Federico Franco del partido Liberal (quien desde hace tiempo tenía diferencias con Lugo) asumió el poder para los próximos nueve meses.
Paraguay es un país que aún gira alrededor de lo que fue la oprobiosa dictadura de Alfredo Stroessner que duró 34 años. La estructura política y económica de aquel país, si bien ha ido evolucionado para bien, aún mantiene fuertes rezagos de autoritarismo. Fue con la dictadura que se construyeron grandes fortunas y se crearon estructuras políticas para garantizar dichas fortunas. Un claro ejemplo de un estado corporativo fascista. En los últimos diez años las cosas cambiaban para bien de aquel país sudamericano.
Fernando Lugo nunca representó una oportunidad real de cambio en aquel país a pesar de sus promesas, en particular la de una reforma agraria. Llegó al poder sin una visión de nación y, peor aún, sin un equipo capaz de realizar ciertos cambios estructurales y fortalecer instituciones republicanas. Su gestión fue siempre marcada por controversias de índole personal y por una marcada oposición. Su trabajo, sin embargo, debió enfocarse en sentar las bases para los cambios mencionados y mantenerse en la línea de la apertura política y económica. Dicha tarea fue siempre cuesta arriba debido a la fuerte oposición sistemática tanto del tradicional y conservador partido Colorado al igual que la del partido Liberal quien hoy tiene a Franco en el poder.
La chispa que encendió la crisis fue la muerte de 16 personas y varios heridos en la estancia Morombí en la ciudad de Curuguaty en la parte este del país. Un grupo de campesinos sin tierras, conformados en una organización llamada Liga Nacional de Carperos fueron quienes tomaron las tierras de la mencionada estancia propiedad de Blas Riquelme exsenador y presidente del partido Colorado, que como muchos otros fue cómplice de los desmanes y la repartición de tierras hechas durante la dictadura. Al lugar llegó una fuerza élite de policías y se produjo un enfrentamiento causando la muerte de seis agentes policíacos entre ellos el hermano del jefe de seguridad de Lugo. La matanza es la peor registrada por un conflicto de tierras en aquel país y al Presidente se le acusó del mal manejo de la situación y de apoyar a los invasores.
Si bien en los próximos días se conocerá más datos sobre el caso, el problema es muy parecido al golpe hondureño de hace tres años. Mientras todos se enfocan en la talla que dan los presidentes nadie pone atención sobre la vara con la cual son medidos: si la estancia Morombí no fuese sido propiedad de un exsenador Lugo seguramente seguiría en el poder.
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