Por un lado, Aníbal Argüello es un destacado analista criminal que tiene una enorme experiencia en la investigación de casos complejos e importantes. Bajo el brazo tiene un portafolio histórico. Fue parte de los equipos de investigación de la Fiscalía de Derechos Humanos que esclarecieron diversos casos de graves violaciones de derechos humanos ocurridas durante el Conflicto Armado Interno. Sin embargo, quizás el episodio más emblemático de su trayectoria profesional fue su participación en la investigación que identificó la estructura criminal que la población guatemalteca llegó a conocer como La Línea. En la actualidad, como consultor, le sobra poco tiempo pues fiscalías de diversos países, organizaciones de derechos humanos y organismos multilaterales buscan sus servicios como asesor.
Por otro lado, Ignacio Grazioso es el actual presidente de la CRECIG, uno de los principales centros de arbitraje en Guatemala. Ignacio es un abogado especialista en arbitraje nacional e internacional, ha representado y asesorado a inversionistas, entidades multilaterales, empresas multinacionales y financistas internacionales de numerosas industrias. Tiene una maestría por la Universidad de Georgetown, de la cual se graduó con honores.
Los dos, egresados de la Universidad Rafael Landívar (URL). No sería justo decir que es casualidad, pues los dos son egresados durante la gestión del doctor Rolando Escobar como decano de la facultad de Ciencias Jurídicas y Sociales.
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El Dr. Escobar es una persona ampliamente reconocida por diversos sectores de la sociedad guatemalteca. Fuera de la universidad, mucha gente lo conoce y lo respeta por su rol honorable y decisivo en las diversas Comisiones de Postulación en las que participó por mandato constitucional. Un hombre de voz suave y modales afables, pero con el carácter para sobreponerse a experimentados operadores políticos, traficantes de influencias, e incluso redes criminales y clientelares.
Esa historia es conocida por muchas personas fuera de la URL. Sin embargo, dentro de la universidad, sus pasos como decano también serán gratamente recordados por los estudiantes y egresados landivarianos.
La gestión del Dr. Escobar abarca casi dos décadas; representa cerca del 30 % de la historia de la facultad de derecho de la URL. Durante ese tiempo impulsó numerosas iniciativas, cuyo impacto, me parece, ha trascendido las aulas universitarias. Por ejemplo, se establecieron las carreras en Investigación Criminal y Forense (CRIMFOR) de la universidad, fundamentales en la lucha contra la impunidad en nuestro país.
El Dr. Escobar también implementó una serie de iniciativas académicas para la enseñanza del derecho que han tenido impacto duradero. Empujó para que se introdujera la metodología por competencias en la facultad de derecho, hoy adoptada por toda la universidad. Esto implicó, entre otras cosas, el impulso de actividades académicas como los debates interaulas, las competencias de manejo de escenas del crimen para los estudiantes de CRIMFOR y, desde hace ya más de 17 años, las emblemáticas competencias de simulación de roles (moot courts).
Pero quizás lo que genera tanta afinidad entre los egresados de la facultad es que el Dr. Escobar sabía identificar estudiantes con potencial y hacía todo lo que estaba dentro de sus posibilidades para fomentar el desarrollo de esas personas. No importaba de dónde venían —o a dónde querían ir—, el Dr. Escobar siempre fue generoso para elevar a los y las estudiantes de la facultad.
Esas personas que recibieron herramientas, consejos, una carta de recomendación, o quizás una felicitación sincera hoy son juezas, abogados ambientalistas, abogadas feministas, lideresas en el sector de propiedad intelectual, funcionarios de organismos multilaterales, practicantes del arbitraje internacional, defensores de derechos humanos, asesoras de empresas multinacionales, funcionarias de la Corte Internacional de Justicia y un largo etcétera.
Todas ellas, así como Aníbal e Ignacio, son personas muy talentosas, que seguramente habrían sobresalido en cualquier lugar donde hubiesen decidido iniciar sus carreras profesionales. Lo que tienen en común es que encontraron un ambiente habilitante para desarrollarse y, por ello, hoy brillan con mucha más intensidad.
Este mes fue la XVII edición del Congreso Jurídico Landivariano, dedicado al ahora exdecano. Estoy seguro de que no será el último homenaje que reciba, pues ha estado ligado a la docencia en la URL desde 1986. Varias generaciones de profesionales del derecho en Guatemala han sido, directa o indirectamente, impactadas por su labor.
A propósito del día del abogado, estas líneas son un pequeño, pero sentido reconocimiento a la gestión del doctor Rolando Escobar como decano.
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