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La comunicación «apagafuegos» de Bernardo Arévalo

Fernando Barillas: «Semilla debe ser más agresiva para posicionarse y establecer lo que quiere hacer desde el inicio».
Santiago Palomo: «En cualquier gobierno siempre hay curvas de aprendizaje, espacios de mejora y rearticulación de prioridades».
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Reportaje
Palabras clave

La comunicación «apagafuegos» de Bernardo Arévalo

Ilustración: Lionel Fock
Gráficos: Lionel Fock
Gráficos: Sofía Fuentes
Vídeo: Josue Oscar Sac
Vídeo: Lucia Reinoso
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De los últimos tres presidentes, Bernardo Arévalo es el que perdió más puntos de aprobación ciudadana en los primeros cuatro meses de gobierno. Especialistas en comunicación atribuyen este descenso a dos pecados: enfocarse en ser reactivo a las críticas y restar fuerza al mensaje anticorrupción que lo llevó al poder. Esto lo coloca en desventaja en un tablero en el que se enfrenta al Ministerio Público y una porción del Congreso y las cortes.

El comunicado oficial llegó 72 horas después de la crisis. «El presidente ha tomado esta decisión para evitar cualquier duda sobre el compromiso de su administración», expuso el Gobierno el 7 de abril. Bernardo Arévalo confirmó el primer despido de un miembro de su gabinete: María José Iturbide, jefa del Ministerio de Ambiente y Recursos Naturales (Marn).

Tres días antes, el medio Vox Populi reveló que la hija de la exfuncionaria utilizaba automóviles estatales para actividades personales, como asistir al gimnasio y pasear a sus mascotas. Iturbide consintió esa medida para reforzar la seguridad de su hija, aunque reconoció que aplicó un «mal procedimiento» para lograrlo.

Un día después de la publicación del reportaje, Arévalo se limitó a llamarle la atención a la funcionaria y pedirle que no volviera a autorizar un mal uso de los carros oficiales. La postura, que dejaba ver que Iturbide continuaría en su cargo, cambió después de una avalancha de críticas. Incluso la vicepresidenta Karin Herrera tachó de inadmisible la acción de la titular del Marn.

Usuarios de redes sociales le exigieron al presidente la destitución de la ministra para castigar hasta el más mínimo gramo de corrupción en el Ejecutivo. Esa fue la promesa con la que el Movimiento Semilla saltó a la victoria en las elecciones generales de 2023.

«Está enviando un mal mensaje, presidente. Realice las cosas bien y mande un mensaje de cero tolerancia al abuso de poder y privilegios», escribió un internauta en la plataforma X. El resto de publicaciones cantaba en un coro similar.

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Arévalo respondió a la exigencia, pero hasta después de recibir reproches como ese. «Con acciones, quiero demostrarle al pueblo de Guatemala que nuestro gobierno es diferente», replicó el mandatario en la misma red social.

A criterio de dos exsecretarios, un exvocero de la Presidencia y cuatro consultores en comunicación, «apagafuegos» es un término adecuado para describir la manera en la que Arévalo informó sobre sus decisiones durante el primer semestre de gobierno. Los siete perciben que el mensaje del mandatario fue predominantemente reactivo a las críticas, lo que empañó el resto de las acciones del Ejecutivo.

La lentitud para comunicar de forma clara las disposiciones presidenciales salió a flote antes y después de la remoción de Iturbide. En febrero y marzo, por ejemplo, el Ejecutivo lanzó mensajes contradictorios sobre su relación con Consuelo Porras, la fiscal general que quiso anular el resultado electoral de 2023.

En un reportaje que Plaza Pública divulgó el 26 de febrero, el secretario general de la Presidencia, Juan Gerardo Guerrero, concluyó que Arévalo no tiene la facultad para destituir a la jefa del Ministerio Público (MP), a pesar de que, meses antes de asumir, el mandatario prometió buscar deponer a Porras con las leyes actuales.

«No estamos para peleas entre la fiscal general y el Ejecutivo», afirmó el secretario en esa publicación.

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Tres días después y tras otro incendio en las redes sociales por las declaraciones del funcionario, el Ejecutivo dio un giro en su discurso e intensificó su rechazo al MP: presentó una querella penal contra Porras por no atender una convocatoria que Arévalo le hizo para asistir al gabinete de ministros.

Después de esa maniobra legal, el Gobierno mostró en las redes sociales a un Guerrero más crítico hacia la fiscal, distinto al que conversó con este medio. Difundió en su cuenta oficial de X esta cita del secretario: «El compromiso [...] es luchar contra la corrupción. Ese compromiso no lo observamos en el actuar del Ministerio Público».

Cambios discursivos como este contribuyen a moldear la percepción que la ciudadanía tiene sobre el gobierno de Semilla. Según un análisis de la compañía KeyHole, que monitorea qué se discute en internet sobre marcas o temas específicos, la conversación en torno a la forma de comunicar del Ejecutivo creció a partir de mayo en la red X.

Las publicaciones que incluyeron el término «comunicación» y mencionaron las cuentas oficiales del Gobierno y del presidente alcanzaron a al menos 2,000,000 de usuarios y acumularon alrededor de 2,199,790 de impresiones (cantidad de veces que un contenido aparece en una pantalla) de enero a julio.

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En esos meses, la Asociación Desarrollo, Organización, Servicios y Estudios Socioculturales (Doses) monitoreó el sentimiento con el que los internautas conversaron sobre el Ejecutivo en Facebook, X, Instagram y TikTok.

De acuerdo con los análisis que realizó con una herramienta de la empresa Talkwalker, también dedicada a la escucha social, en esos seis meses la mayoría de usuarios que escribieron sobre el Gobierno emplearon un tono neutro: no emitieron críticas, pero tampoco alabanzas.

Sin embargo, los mensajes con matices negativos (que pueden reflejar desde desprecio hasta tristeza) fueron más altos que los positivos (que pueden implicar entusiasmo o alegría). Cada semana representaron entre el 20 % y el 42 % del total de las publicaciones. El ciclo con el pico más alto transcurrió del 5 al 11 de abril, cuando Arévalo destituyó a la exministra Iturbide. Talkwalker no distingue si los usuarios se dirigieron específicamente al presidente o no.

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Para Fernando Barillas, quien fue vocero del expresidente Álvaro Colom, el equipo de Arévalo debería encender sus alertas si la crítica en las redes sociales crece más.

«La comunicación sirve para conectar con la gente. Si llegan tarde a anunciar algo o viven apagando crisis, dan lugar a que otros actores tomen control de la narrativa y digan que un gobierno es deshonesto, ineficiente o lo que sea. Semilla debe ser más agresiva para posicionarse y establecer lo que quiere hacer desde el inicio», comentó.

Mensaje anticorrupción: ¿perdió enfoque?

Concentrarse en controlar fuegos en las plataformas digitales debilita más a un gobierno si su equipo carece de un mensaje central y memorable para divulgar.

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«Las ideas que comunica el Ejecutivo han estado desperdigadas y no se ha reforzado una central. La lucha anticorrupción es el relato con el que ganaron las elecciones, pero ha quedado corto en estos seis meses a nivel comunicativo», consideró Gustavo Berganza, director de Doses.

En el primer semestre de gestión, la Secretaría de Comunicación Social de la Presidencia (SCSP) diversificó las narrativas que intentó instalar a través de la pauta publicitaria, sin darle la mayoría de los espacios a una sola idea.

De enero a julio, la SCSP compró 353 espacios en unos 160 medios radiales, impresos, digitales y televisivos para posicionar siete campañas. Una fue a partir del eslogan del Gobierno ―«Guatemala sale adelante»― y las otras seis se enfocaron en otros asuntos: incendios forestales, lluvias, prevención de emergencias en Semana Santa, desapariciones de menores, costo económico de la vida y el reajuste presupuestario solicitado al Congreso.

De acuerdo con los registros de la SCSP compartidos a Plaza Pública, sólo 29 de los 353 espacios de las siete campañas hicieron referencia a las acciones que el Ejecutivo lanzó para combatir la corrupción.

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Luis Miguel Reyes, director del Área Social de la Fundación Libertad y Desarrollo, opinó: «Pareciera entonces que Semilla permite que otros pongan los temas en la agenda. Si no refuerzan la idea que los llevó al poder, da la sensación de que no están en control».

La baja proporción con la que el Gobierno difundió la narrativa anticorrupción también se refleja en sus videos ―el formato más consumido para noticias en línea, según este estudio del Instituto Reuters―. De acuerdo con un conteo que hizo Plaza Pública, sólo 25 de los 87 audiovisuales que se compartieron en la cuenta oficial de X (@GuatemalaGob) de febrero a julio hablaron sobre los esfuerzos que impulsó para frenar el mal uso de los recursos estatales.

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El actual responsable de dirigir la comunicación gubernamental es Santiago Palomo, exdirector de la Comisión Nacional Contra la Corrupción (CNC). En su hoja de vida, el abogado presume solo una experiencia previa en comunicación: fue vocero de la Corte de Constitucionalidad de 2017 a 2019. Llegó a las filas de Semilla gracias a una sugerencia del diplomático Francisco Villagrán, quien fue asesor y enviado especial de Arévalo en Washington, D.C., Estados Unidos.

En una entrevista con Plaza Pública, Palomo consideró que el Gobierno sí ha posicionado en el centro el mensaje anticorrupción y su argumento lo sostuvo con las 131 denuncias que funcionarios interpusieron ante el MP por presuntas malas gestiones en gobiernos pasados.

«Heredamos instituciones en ruinas y los grandes cambios no se hacen de un día para otro», expuso.

De las denuncias que citó el secretario Palomo ―quien también está en la mira del MP―, 115 se encuentran bajo investigación, 11 fueron desestimadas y cinco quedaron en el archivo, según el tablero de la CNC.

«Allí el mensaje anticorrupción puede perder fuerza porque no se trata sólo de la buena voluntad del presidente. Depende también del Congreso, del MP. Independientemente de las razones, Semilla ofreció una cosa que aún no han podido cumplir», señaló Patricia Letona, quien fue secretaria de Comunicación de Alejandro Giammattei durante 10 meses.

«Entonces, en la percepción ciudadana, no hay un rumbo claro. La comunicación reactiva llena ese vacío de la promesa contra la corrupción. Se percibe que el Gobierno ve lo que sucede y contesta, sin una dirección», concluyó Reyes, de la Fundación Libertad y Desarrollo.

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Popularidad en duda

«En política, la percepción es la realidad», afirmó el secretario Palomo en entrevista con este medio. Si la percepción es la realidad, entonces el gobierno de Bernardo Arévalo vive en un contexto que lo desfavorece.

En comparación con Alejandro Giammattei y Jimmy Morales, la aprobación de Arévalo cayó más en los primeros cuatro meses de trabajo. Así lo muestra un análisis que realizó Plaza Pública a partir de los reportes de cinco casas encuestadoras que miden el nivel de respaldo que la ciudadanía otorga al presidente. Semilla alcanzó el 54 % de apoyo, mientras que Vamos y FCN-Nación lograron el 73  % y el 59  %, respectivamente.

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A juicio de Palomo, Arévalo descendió a un índice de aprobación más bajo porque las expectativas sobre su gestión comenzaron en un escalón más alto, a diferencia de sus dos antecesores.

«Se esperan cambios muy fuertes en una coyuntura marcada por años de retroceso institucional. [...] Uno quisiera que de la noche a la mañana cambien cosas, pero requieren de procesos», mencionó.

En mayo de 2016, Morales acababa de renovar por dos años el mandato de la Comisión Internacional Contra la Impunidad en Guatemala (Cicig), que meses después señaló de corrupción a su hijo y a su hermano. Giammattei, para ese mismo punto de su gobierno, comenzaba a afrontar la pandemia de COVID-19 y sobre él aún no pesaban dudas sobre supuestas ilegalidades en el manejo de los fondos destinados a la emergencia sanitaria.

Rodolfo Mendoza, director de la firma Diestra, y Patricia Letona, jefa de la SCSP durante parte del período de Giammattei, coinciden en que la comunicación «apagafuegos» de Semilla incidió en la pérdida de respaldo hacia Arévalo.

«Si no se nutre la agenda de divulgación con contenido de valor y a tiempo, se deja el espacio para la desinformación y los ataques de terceros. No hay que dejar que otros nos digan que hay un problema, eso debe venir desde adentro y con rigor», señaló Letona.

Palomo, el actual secretario, dio dos pasos atrás y limitó sus valoraciones sobre el desarrollo de la comunicación semillista, de la que se empezó a hacer cargo a mitad de julio. Solo dijo que «es posible» que la reactividad de los mensajes durante el primer semestre haya perjudicado la imagen de Arévalo.

«En cualquier gobierno siempre hay curvas de aprendizaje, espacios de mejora y rearticulación de prioridades», añadió.

La SCSP: un esqueleto empolvado

Palomo abandonó la cúpula de la CNC y llegó a la SCSP con una promesa: volver más efectiva la comunicación gubernamental. Para lograrlo, busca reformar la estructura «desactualizada y débil» que observa en la Secretaría.

Además del brazo administrativo, la institución está formada por cinco direcciones y cada una tiene una responsabilidad: monitorear lo que publican los medios, producir los eventos del presidente, facilitar la comunicación oficial en los departamentos, coordinar la labor de la prensa estatal ―integrada por la radio TGW, el noticiero del Canal de Gobierno, la Agencia Guatemalteca de Noticias (AGN) y el Diario de Centroamérica― y atender las solicitudes de periodistas y otras oficinas del Ejecutivo.

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Para finales de julio de 2024, en la SCSP laboraban 207 personas que funcionaban con un presupuesto de 70 millones de quetzales. Si se compara, el monto es equivalente al dinero que el Congreso le inyectó a la Asociación Nacional de Bomberos Municipales Departamentales en abril.

La Secretaría cuenta con 11 trabajadores dedicados a elaborar mensajes para la cuenta oficial del Gobierno y el perfil del presidente en las redes sociales, en donde crecieron los fuegos que contribuyeron a empeorar la percepción acerca de Arévalo. Palomo aseguró que el personal no es suficiente y que podría agilizar más contrataciones cuando incorpore una cuadrilla digital dentro del organigrama.

«Debe haber libertad de armar equipos grandes porque facilita más el trabajo y así tendría más peso», resaltó Claudia Arenas, secretaria de Comunicación del exmandatario Vinicio Cerezo de 1986 a 1991.

Aunque para Palomo sea limitada, la cantidad de personas asignadas a producir narrativas en las redes sociales es más grande en la Presidencia que en otras instituciones públicas. Por ejemplo, el MP cuenta solo con cinco trabajadores y el Congreso, con tres.

El número fue todavía más alto para Semilla entre la primera y la segunda vuelta de los comicios de 2023: unos 17 colaboradores velaban por la estrategia digital del entonces candidato Arévalo. En ese período, cuentas artificiales en TikTok intentaron manipular la opinión pública sobre el partido, según un informe que la plataforma publicó en febrero de 2024.

La carencia de un equipo digital más numeroso en la SCSP también acompañó la gestión del antecesor de Palomo, Haroldo Sánchez. El periodista llegó al entorno de Semilla por invitación del presidente, a quien conoció en el período de elecciones en entrevistas y conferencias de prensa.

Sánchez, quien acumula más de 50 años de experiencia en el periodismo, confirmó a Plaza Pública que renunció al cargo por asuntos personales, pero que ahora funge como asesor del mandatario en campañas divulgativas que el Ejecutivo planea lanzar a finales de 2024.

El exsecretario prefirió no comentar si considera que cayó en un patrón de comunicación reactiva durante los primeros meses de trabajo. Sin embargo, tres fuentes cercanas a Arévalo ―que optaron por omitir sus nombres― señalaron a este medio que esa fue la razón que motivó el relevo en la jefatura de la SCSP.

«La capacidad de respuesta del primer secretario no era la que el presidente esperaba», resumió una de ellas.

En los últimos 16 años, el número de jefes de Comunicación Social casi duplica la cantidad de presidentes: Álvaro Colom tuvo uno; Otto Pérez Molina, dos; Alejandro Maldonado, uno; Jimmy Morales, uno; Alejandro Giammattei, cuatro; y Bernardo Arévalo, dos hasta ahora.

Santiago Palomo sigue esa tradición de cambios, pero a criterio del consultor en comunicación política Douglas González, afronta un reto mayor que cualquier otro secretario: «Cuando un gobierno tiene a otros poderes en su contra, el respaldo del pueblo puede mantenerlo vivo. Para conservar el apoyo, debe haber un vínculo genuino con la ciudadanía y allí entra en juego la comunicación».

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