Actualmente, en Estados Unidos viven más de dos millones de guatemaltecos, más del 10 % de la población total de Guatemala. Sus aportes económicos son vitales para la nación y significan un alivio a la pobreza de miles de familias. Las remesas mueven muchos sectores de la economía, entre ellos el sector bancario, la telefonía, el transporte, la educación, la salud y otros. Los aportes económicos impulsan la microeconomía en muchas pequeñas comunidades, lugares olvidados por el Estado donde lo...
Actualmente, en Estados Unidos viven más de dos millones de guatemaltecos, más del 10 % de la población total de Guatemala. Sus aportes económicos son vitales para la nación y significan un alivio a la pobreza de miles de familias. Las remesas mueven muchos sectores de la economía, entre ellos el sector bancario, la telefonía, el transporte, la educación, la salud y otros. Los aportes económicos impulsan la microeconomía en muchas pequeñas comunidades, lugares olvidados por el Estado donde los programas del Gobierno no llegan o tienen poco impacto a causa de la corrupción, la malversación de fondos y el marcado clientelismo, entre otros factores.
Los guatemaltecos residentes en Estados Unidos lamentan que se los vea únicamente como un signo de dinero, pues la migración implica el sacrificio de dejar atrás la familia y la comunidad en busca de un sueño negado en su propio país por dos causas: la negligencia de las autoridades en brindar los servicios básicos a sus conciudadanos y una falta de compromiso en disminuir las aberrantes desigualdades existentes.
A pesar de los beneficios que los migrantes aportan al país, el Estado les ha dado la espalda. No existe una política migratoria congruente y se ha faltado al cumplimiento de los derechos humanos al no facilitar a miles de personas el documento personal de identificación (DPI), que los identifica como ciudadanos guatemaltecos y que resulta indispensable para realizar cualquier trámite conducente a obtener la permanencia legal en ese país o en cualquier otro.
Por ello, en sintonía con el movimiento que ha despertado la conciencia política de los guatemaltecos que exigieron y lograron la renuncia del presidente y la vicepresidenta del país, los guatemaltecos en el extranjero han querido demostrar su poder ciudadano exigiendo a los políticos que les presten atención e indiquen claramente cuáles serán las acciones que emprenderán en favor de la comunidad migrante. Sumando esfuerzos de personas particulares, empresas guatemaltecas y autoridades consulares, ellos lograron lo que hasta ahora el Estado se ha negado a hacer: otorgar el derecho ciudadano a participar en la vida política de un país que los necesita para aliviar las necesidades que se ha negado a atender, minando así la democracia del país.
No Votamos, pero Sí Contamos es un movimiento ciudadano que pone el dedo en la llaga y que debería poner en alerta a los políticos que pretenden gobernar el país creyendo que los guatemaltecos, de aquí y de allá, callamos y aceptamos lo que venga sin luchar. Cien mil guatemaltecos residentes en 22 estados de aquella nación han manifestado su sentir político y lo harán una segunda vez el 18 de octubre. Aquí y allá, los guatemaltecos nos manifestamos como una sola voz a favor de consolidar la democracia y expulsar del poder a aquellos que pretendan dejar de atender al pueblo al que por mandato deben servir.
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