La violencia y la necesidad, el empleo y la marginación, la corrupción y el desgobierno se imponen como aves de rapiña sobre lo trascendente de lo humano. Que nada nos permita, que por mucho que se grite a nuestro alrededor, nos olvidemos del amor por el prójimo, de la madre naturaleza, del oficio del arte, de la alegría de los niños y las necesidades de los adultos mayores.
Por eso, transmito esta carta de una madre, que es mi hermana, sobre la lucha de su hija, que es mi sobrina, y el buen corazón de una persona generosa que dio un poco de su tiempo para ayudar a los demás
“Temo no ser muy original, pero como seguramente algún lector habrá sospechado ya, el encabezamiento de esta carta está inspirado en el título de la famosa novela de Stefan Zweig.
Solo sabré de ti que resides en una localidad alemana y que, con tan sólo 21 años de edad, una mañana te levantaste y decidiste donar tu médula para salvar la vida de alguien, en algún lugar del mundo. Y ese alguien resultó ser mi hija Ana. No puedo imaginar un acto más noble, altruista y desinteresado. Nunca podré pronunciar tu nombre, pero sé como te llamas… Tu nombre es “Generosidad”.
Pensaba que los jóvenes de hoy en día eran egoístas y carentes de valores, pero tú no dudaste ni un solo momento en acceder a someterte a una intervención quirúrgica, para ayudar a un desconocido. Cómo me gustaría encontrarte, mirarte a los ojos y regalarte mi mejor sonrisa. Pero como eso va a resultar harto improbable, cuando mi marido me propuso redactar estas líneas y publicarlas en el periódico de la localidad en la que residimos, yo tampoco lo dudé ni un instante.
Me pareció una idea magnífica por tres poderosas razones:
LA PRIMERA… Con la esperanza de llegar, de alguna manera, a ti y a tu corazón, y decirte… GRACIAS.
LA SEGUNDA…Con la ilusión de ser el ALTAVOZ de todos los receptores de médula del mundo y de sus familias, y hacer llegar así a todos los donantes, estén donde estén y sean quienes sean, este sentimiento de gratitud infinita.
LA TERCERA, Y QUIZÁ LA MÁS IMPORTANTE…Con el anhelo de que mañana alguien se acerque a su centro de salud para pedir información sobre cómo hacerse donante de médula.
España está a la cabeza en donaciones de órganos y de sangre, pero no de médula ósea. La mayor parte de los donantes son alemanes y estadounidenses, y sinceramente creo que es por simple y puro DESCONOCIMIENTO. “TÚ” puedes ser donante de médula, y podrás salvar la vida de una niña, como la de mi hija.
Termino recordando las palabras que escuché el otro día en una entrevista radiofónica al que para mí es una de los grandes hombres de nuestro tiempo: humanista, médico, cardiólogo y un SER HUMANO con mayúsculas, el doctor Valentín Fuster.
No puedo citar textualmente sus palabras, solo me quedaron grabadas en el alma, pero vino a decir que la persona verdaderamente feliz es aquella que sirve a su prójimo y a la sociedad en la que vive. Me pareció fascinante esa idea de unir “FELICIDAD” Y “SERVICIO”. Así que te invito a que hoy seas FELIZ…
FIRMA
UNA MADRE ANONIMA”
Los interesados en obtener información para ser donante de médula ósea pueden ponerse en contacto con Fundación Donaré, teléfono 24 767 103 o a través de www.donare.org.gt.
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