Si las elecciones son momentos de transición para capitalizar intereses, replantear alianzas, sacar de la jugada a ciertos actores y colocar la alfombra roja para el arribo de otros, el exmandatario y exconvicto es una buena carta. Si al final se anima, podría ser el componedor, el armador de un rompecabezas que tiene aún varias piezas fuera del tablero. Está visto que los que aparecen en la lista no tienen la talla.
¿Qué lo hace llamativo? Su capacidad de representar rasgos apetecidos...
Si las elecciones son momentos de transición para capitalizar intereses, replantear alianzas, sacar de la jugada a ciertos actores y colocar la alfombra roja para el arribo de otros, el exmandatario y exconvicto es una buena carta. Si al final se anima, podría ser el componedor, el armador de un rompecabezas que tiene aún varias piezas fuera del tablero. Está visto que los que aparecen en la lista no tienen la talla.
¿Qué lo hace llamativo? Su capacidad de representar rasgos apetecidos por una sociedad impasible, para la cual la ética es una mala palabra, un punto distante; para la cual la corrupción y quienes la irradian están en el centro de la mesa convirtiendo ese mal en un imán que atrae e incluso enamora. Portillo y sus allegados representan lo que se entiende como política para muchos. La reinventa y representa. Llaman la atención la animosidad, los medios, las personas que corren a verlo y saludarlo. Muestra de degradación para unos, representación de lo antisistema para otros.
¿A quién afectaría esa presencia? La lista comienza con Baldizón. Le erosionaría su mismo nivel de electores. Habla su mismo idioma, pero con mayor propiedad. El que ya se hace con la banda presidencial podría movilizar a sus operadores en las cortes para armar un buen paquete que le impidiera su inscripción. ¿Qué implicaría que los llamados portillistas, valiéndose de algún vehículo electoral, formaran una bancada pequeña, pero con capacidad de conducción, con agenda temática y dispuesta a aprovechar los constantes torbellinos y la dispersión esperada en la siguiente legislatura?
Las aguas que se comienzan a revolver sirven de cortinaje para lo que está por venir: la consolidación de un nuevo bloque en el poder en el cual se conjugarán intereses que han estado en la periferia, en el patio de atrás, y ahora están dispuestos a subir de nivel. Una mezcla entre capitales subalternos, expresiones del crimen organizado, élites territoriales que irrumpen hacia lo nacional y vividores de los negocios con el Estado. Vaya combinación. Redes de intereses, creadoras de nuevas y revitalizadas plataformas diseñadas para apropiarse de lo que antes fue ajeno y ahora ha ido adquiriendo sabor cercano. En la última década y media se establecieron en el nivel municipal. Después han saltado para apropiarse de territorios fronterizos y costeros, así como del cinturón metropolitano, y ahora se aprestan a conquistar la cima. ¿Qué candidato podrá acoger tanta diversidad? Si no hay suficientes insumos, perfiles como el de Portillo se aprestan a llenar esos vacíos.
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