Cuando uno observa la ley de incentivos a la maquila y productos no tradicionales, uno puede ver que algunos sectores que lo necesitaban lo aprovecharon para ser competitivos globalmente (y ya no lo necesitan, como los agexports o los call centers, por ejemplo), pero que la gran mayoría de beneficiarios fueron empresarios tradicionales nacionales que solo se acogieron al sistema de privilegios fiscales. No obstante, esto no significó un aumento significativo de las afiliaciones de trabajadores al IGSS (trabajo formal) ni tampoco un crecimiento que nos convirtiera en Chile.
Con el nuevo paquete de iniciativas de ley económicas de la alianza PP-Cacif, vuelven a decirnos lo que no ha funcionado en el último katún desde 1982, que seremos competitivos si no cobramos impuestos –y por lo tanto no tendremos impuestos para mejorar la calidad educativa que pueda hacer a ciudadanos más productivos ni recursos públicos para sacar de la desnutrición a medio país–. Entonces sin cobrar impuestos a las empresas ni tener dinero para ofrecer bienes públicos a los ciudadanos, tendremos por los siglos de los siglos mano de obra explotada, con niños trabajando, sin posibilidades de que sus nietos salgan de la pobreza.
Como bien apuntaba Hugo Beteta de la CEPAL en una de las conferencias de Segeplan de la semana pasada, si queremos crecer más del 3 por ciento anual de los últimos 15 años, tenemos que revisar la macroeconomía del país que no hace más que garantizar (que es algo, pero insuficiente) que no suba el dólar ni haya inflación, y el Estado tiene que participar en la dirección del modelo de desarrollo, no únicamente los empresarios.
Pero de momento los mismos grandes empresarios que se ufanan de ser el motor del desarrollo del país piden ventajas, trampitas y favorcitos a los políticos. Y los políticos, faltos de creatividad y de mundo para saber que esta teoría es más mentirosa que Pinocho, les hacen caso.
Y claro, después nos preguntamos, y nadie entiende, por qué solo vienen inversiones de alto riesgo, como de piratas, e Intel se asentó en Costa Rica.
* Publicado originalmente en elPeriódico, 29 de enero.