¿Cómo se entrelazarán? En mi opinión, a través de tres tipos de actores que serán claves para hacer contrapeso a la negativa que diversos sectores organizados han manifestado ya a la propuesta: los diputados distritales, los alcaldes y los circuitos empresariales, que gravitan alrededor de estos personajes, por lo que no responden necesariamente a directrices del CACIF o la Cámara de la Construcción.
En el presupuesto 2013, si bien crece poco en cifras absolutas lo que se destina a inversión pública, sí hay una significativa redistribución de esos recursos entre los ejecutores. Se le asigna el peso mayor a las municipalidades (61%), a costas del peso histórico que han tenido los ministerios y fondos del Ejecutivo en esta asignación, con excepción del CIV.
Este fenómeno ocurre por primera vez en el gobierno anterior (2011), pero, entre 2012 y 2013, se incrementa la asignación a las municipalidades en cerca de 20 puntos más. ¡Implica 500 millones de quetzales extra respecto a lo que tuvieron este año para ejecutar, y otros 100 millones más para los CODEDES sobre lo del 2012! Buenas noticias para alcaldes y también para los diputados distritales y las empresas que ejecutan esas obras locales.
Ciertamente, los proyectos se programan a nivel local, pero sobre un techo presupuestario que fija previamente el MINFIN para cada entidad.
Estos incrementos a municipalidades y CODEDES son una de las formas de negociación que el Ejecutivo ha empleado antes para intentar aprobar un nuevo presupuesto. Pero, en este año en particular, tiene el potencial de convertirse en una apetitosa zanahoria para negociar también el apoyo de los distritales a la reforma.
Hay otras zanahoria más suculenta todavía, especialmente para paladares insaciables, si la reforma se aprueba. La reforma del artículo 257 eleva la asignación constitucional para las municipalidades de 10 a 11 por ciento sobre los ingresos ordinarios del Estado. Si tomamos como base el monto total del presupuesto 2013 como ejemplo, significa que las municipalidades podrían estar recibiendo otros 300 millones más en transferencias de gobierno central, solo por movilizar a la gente a votar por el sí. En tres años que les quedarían de mandato, aún si no se volviera a aprobar un presupuesto más después del 2013, habrían recibido cajoneramente Q.900 millones extra para las "obras" municipales, más los 500 que el presupuesto 2013 les está incrementando, suman Q1,400 millones adicionales en tres años! Sin mayor esfuerzo, ni pelearse con sus electores con incrementos a tasas y arbitrios. No está nada mal, ¿verdad?
Claro, eso si los diputados dicen sí primero a las reformas, he allí la importancia de la primera zanahoria para que funcione la segunda.
Se podrá decir que las reformas se encaminan a fortalecer el papel de los gobiernos locales en el desarrollo o que el monto de incremento por municipio es insignificante frente a sus necesidades. En realidad, en el proceso se reproducirán varios de los vicios que frenan el desarrollo: El uso de la prebenda financiera como mecanismo para mover el andamiaje del Congreso a favor de los intereses del Ejecutivo y no de una visión de desarrollo nacional y local; impulsar el voto ciudadano basado en la falsa promesa de más recursos para el municipio, que luego no se ven por ningún lado; el programa de inversión pública que funciona más como bolsa que guarda el espacio presupuestario, pues la mayor parte se reprograma a principios del nuevo año fiscal; el fomento de la dependencia financiera de las municipalidades de las transferencias de gobierno central, en lugar de estimular su autonomía financiera, como debiera ser.
Hasta ahora, más dinero no ha significado ni mejor gestión, ni más transparencia, ni mejor calidad de inversión pública en los municipios. ¡Ah claro!, se me olvidaba... ya viene el nuevo préstamo de US$237 millones para resolver estos asuntos.
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