Sin embargo, hoy en la tarima se ve a un hombre vigoroso y varonil. La imagen del macho imponente que esta sociedad ha buscado recurrentemente para aliviar sus miedos y los salve de este pozo infinito de situaciones extremas. Todos saben que estuvo en prisión. Se le acusó de haber asesinado a un Obispo. Pero también saben que la justicia en el país, además de ciega, sorda y muda, también desvaría. Por eso es que desde hace mucho la ignoran y afirman que “No hay más justicia que la que nace de la propia conciencia”.
El capitán Lima, se hace acompañar de su equipo de campaña. Algunos son ex -presidiarios y otros de esos políticos que ya calentaron silla en el Congreso.
Durante su discurso, recuerda los días difíciles de su captura y juzgamiento. Alude al aplomo, a esa capacidad emocional de tolerar la incertidumbre, la frustración y el sufrimiento e insiste fervientemente en que ésta es una cualidad irrenunciable que todo líder político debe poseer. Narra en tono enérgico, su odisea de gobernar el mundo de los privados de libertad. “El orden”, exclama, “consta de tres cosas: orientar a las personas, controlar los conflictos internos y establecer y mantener las normas”. Luego sigue, “Eso es lo que Guatemala necesita, orden, por eso es que si pude gobernar la cárcel y a sus habitantes, ¿cómo no voy a poder gobernar un país?”. Los aplausos y las ovaciones del público estallan.
Habla de la injusticia, de que la cárcel está llena de pobres y excluidos, cuenta desgracias propias y ajenas. Cita orgulloso sus gestiones para fundar una cooperativa de reos, sus tiempos como docente de portugués y promotor de actividades culturales y cívicas. Tal actitud de servicio provoca admiración. Como el ave Fenix se levantó de las cenizas.
La última encuesta de opinión indica que una de las cualidades más apreciada por los simpatizantes de Byron Lima es la predecibilidad. También lo es de sus numerosos y millonarios financistas, quienes confiesan que desde hace mucho no sentían tanta afinidad. Los expertos lo explican diciendo que la gente está cansada de que les vendan imágenes falsas, de los lobos vestidos de piel de oveja.
Recuerdo que hace unos años el payaso Tirica ganó una diputación en Brasil, aunque se sospechaba que era analfabeto. Su lema, “ ¿Usted sabe lo que hace un diputado? Yo tampoco, pero vote por mí y le cuento”, captó la simpatía de los millones de hastiados y asqueados de la mentira, la fanfarronería y la política. Dos años después fue elegido por los periodistas que cubrían en Congreso, como el mejor diputado.
En el 2023 Guatemala está agotada, y lo está en todo sentido. El despojo ha extendido los muros de la prisión hasta el contorno de nuestras fronteras. El infierno se expande y el caos debe ser gobernado. Ésta, como toda elección, es un destello de esperanza. Los pronósticos dan al Capitán una victoria arrasadora. El día de las elecciones, mientras veo desfilar las largas filas de votantes susurro para mí misma palabras que atrevidamente adapto del poeta indú Rabindranath Tagore, “Los ciudadanos llevan en su mundo que hoy florece, todos los mundos que han fracasado”. Sólo la capacidad de discernir define este por-venir.
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