El gran «logro» de Giammattei y su ministra de Educación son estudiantes con seguro médico, pero sin atención médica, sin cuadernos de trabajo ni libros impresos. Docentes sin capacitación. Todo para enriquecer a una aseguradora privada.
El seguro médico escolar privado es una estafa y un robo. Es excesivamente oneroso, excluyente, discriminatorio e inefectivo.
Promocionado por Giammattei como «una de las mejores inversiones en la historia de este país», los datos oficiales y la excelente la investigación periodística realizada por Plaza Pública muestran una realidad muy distinta. Es imperativo anal...
El seguro médico escolar privado es una estafa y un robo. Es excesivamente oneroso, excluyente, discriminatorio e inefectivo.
Promocionado por Giammattei como «una de las mejores inversiones en la historia de este país», los datos oficiales y la excelente la investigación periodística realizada por Plaza Pública muestran una realidad muy distinta. Es imperativo analizar técnicamente los datos para desenmascarar las mentiras y la demagogia gubernamental.
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Primero, los datos del Sistema de Contabilidad Integrada (Sicoin) dan cuenta que este seguro costó alrededor de 95 millones de quetzales en 2020, gasto que se incrementó en 2021 a poco menos de Q 155 millones. Para dimensionar estos montos se les puede comparar con otros rubros que son más importantes y que deberían tener una prioridad más alta para el Gobierno. Por ejemplo, en 2021 el Gobierno invirtió solamente 8 millones de quetzales en el programa de educación inicial, y Q 87 millones en el programa de educación extraescolar, el cual, en la pandemia, debió haber sido la verdadera prioridad en materia educativa. Desde el punto de vista financiero, es claro que ese seguro es excesivamente oneroso.
Pero el asunto no es cuestión solamente de dinero. Es preciso poner rostro humano a las intervenciones del Gobierno. Los datos del Sicoin muestran que el nivel de ejecución de las metas físicas para este seguro privado fue muy alto, con el 99.1 % en preprimaria y 99.2 % en la primaria, teniendo registrados a 419,248 estudiantes de preprimaria y 1,523,343 de primaria, totalizando 1,942,591. Sin embargo, estudiantes registrados no quiere decir atendidos.
El propio Ministerio de Educación reporta que durante 2021 se realizaron 581,192 atenciones, de las cuales 5,117 fueron atenciones por accidentes y 160 por servicios funerarios. Es decir, usando los datos oficiales del propio Ministerio de Educación, sólo el 30 % de estudiantes registrados recibieron alguna atención, 0.3 % recibieron atención por accidentes y 0.01 % por servicios funerarios. Ah, pero, eso sí, se atiendan o no a las niñas y los niños registrados, la aseguradora sí que se está forrando con dinero público.
Otra perspectiva del daño que este seguro privado está causando es contrastar los porcentajes altos de ejecución de las metas físicas con, por ejemplo, la entrega de libros y textos escolares. En 2021 el Ministerio de Educación ejecutó solamente el 56 % de la meta para distribuir cuadernos de trabajo de alumnos de preprimaria, dejando de entregar 658,212; ejecutó solo el 87 % de la meta de distribución de textos impresos para el nivel primario, dejando de entregar 325,523; ejecutó solo el 79 % de la meta de entrega de textos impresos para estudiantes de nivel medio, dejando de entregar 313,879. En total, dejó de entregar 1,297,614 libros o cuadernos. Un fracaso escandaloso.
Si se continúa revisando el resto de metas, los problemas aparecen por todos lados. Por ejemplo, el Ministerio de Educación atendió solo al 67 % de la meta de atención técnico laboral a estudiantes del programa centros municipales de capacitación y formación humana, dejando desatendidos a 8,693 jóvenes.
Aún este análisis tan breve revela la magnitud del impacto desastroso del seguro médico escolar privado: en 2021 casi dos millones de estudiantes registrados en el seguro, de los cuales menos de la tercera parte fue atendida, quitándole el presupuesto a programas esenciales. En contraste, el Ministerio de Educación dejó de entregar 1.3 millones de libros y cuadernos, y falló en cumplir las metas de formación y capacitación docente, y de la atención técnico laboral.
En resumen, el gran «logro» de Giammattei y su ministra de Educación son estudiantes con seguro médico, pero sin atención médica, sin cuadernos de trabajo ni libros impresos. Docentes sin capacitación. Todo para enriquecer a una aseguradora privada.
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