El excomediante Jimmy Morales, del partido Frente de Convergencia Nacional (FCN), lidera el recuento para la Presidencia en los comicios generales. El 98% de votos han sido escrutados, y el país aún no sabe quién enfrentará a Morales en la segunda vuelta programada para el 25 de octubre. La disputa está entre Manuel Baldizón y Sandra Torres.
Un inexperimentado Morales celebra la fortuna del voto de castigo que el electorado le dio a los partidos tradicionales. El área urbana y metropolitana, harta de la corrupción, le cedió el triunfo al excómico. Sin embargo, los votos en el área rural pueden definir si gana o no la primera magistratura. Esos votos fueron determinantes en las dos últimas elecciones generales, y fueron los que llevaron a Baldizón al segundo puesto en la anterior contienda electoral. El porcentaje que más votó y determinó el curso de esas elecciones fue la población del área rural.
En esa "Guatemala profunda" como la llaman algunos, las votaciones trascendieron con normalidad, a excepción de denuncias de "acarreo" de personas, faltas a la Ley seca y la quema de papeletas electorales en la aldea Xeatzán, Patzún, Chimaltenango, por el descontento de supuestas irregularidades.
En la aldea Los Encuentros, Sololá, el domingo inició gris. Y de a poco los hilos de la ropa de sus habitantes llegaron y llenaron de color el salón municipal y las escuelas que se habían transformado en centros de votación.
Los primeros en llegar fueron los abuelos, esas personas mayores que se levantan antes de que los gallos canten. Llevaban su boleta de empadronamiento, y conservaban, en perfecto estado, la primera que obtuvieron. Con la ayuda de los más jóvenes se enteraban, en kaqchikel, de la mesa que les correspondía. Atentos esperaban a que dieran las 7:00 para exponer su capacidad de hacer y ser ciudadanos.
También madrugaron los vendedores. Había atol (de varias clases), tamales, elotes asados, café, pollo frito, carne asada y golosinas para los más pequeños. No faltó el vendedor del matutino Nuestro Diario. La fotografía de los 14 candidatos a la presidencia, a doble portada, era el atractivo entre los votantes. Los diarios se le acabaron al voceador.
Muchos votantes llegaron, en camiones, desde aldeas lejanas. Y conforme pasaban los minutos las filas se hacían más largas y el sol, tímido, se asomaba. Como las mujeres, que con el tiempo se volvían más que los hombres.
El voto de la mujer es mayoritario en el país, y pese a que se considera patriarcal, es decisivo para decidir al próximo Presidente. En la aldea Los Encuentros, Sololá, y en el Cantón Chugüexa, El Quiché, en las filas predominaban ellas.
Según estadísticas del Tribunal Supremo Electoral el mayor número de empadronamientos en 2011 fue de mujeres rurales en regiones indígenas. El derecho a voto para las mujeres es reciente. En 1945 fue concedido ese derecho a las alfabetas y en 1965 fue extendido a las analfabetas.
No iban solas. Llevaban en brazos, o sobre sus espaldas, a pequeños que se disponían a jugar bajo el biombo electoral. En el inicio de la fila, entonces concentrada y sin denotar movimiento, don Agustín, sonriente, mostraba su dedo índice bañado de tinta, para mostrar que votó.