Tengo entendido que el Comité de Desarrollo Campesino (Codeca) está ampliando su campo de lucha política con la inscripción del partido político Movimiento para la Liberación de los Pueblos (MLP). Así nace a la vida política un partido que puede representar los intereses de millones de personas: campesinado y sectores populares que cada cuatro años son objeto de manipulación a través de un sistema electorero intrínsecamente corrupto.
El MLP no la tiene fácil. El sistema político de partidos prepago y desechables opera bajo la lógica de que las elecciones las ganan usualmente quienes reciben más financiamiento electoral, lo cual hasta la fecha sigue sin una adecuada regulación. Así, el financiamiento y la propaganda no contabilizada en los medios y en la prensa articulan los intereses de los sectores económicamente más poderosos. Para muestra están todos los gobiernos de la mal llamada era democrática, que han respondido a sus financistas. Los matices han estado dados por la participación del narco o por los grupos oligárquicos que cobraron favores a presidentes, diputados y otros funcionarios.
No hace falta un análisis profundo para saber que no habrá financiamiento electoral proveniente de esos sectores para el MLP. Tampoco creo que ese partido aspire a tal cosa. Pero las condiciones para competir no terminan allí. El Codeca lleva años de trabajo organizativo, y las pocas noticias que aparecen sobre esa organización social tienen que ver con acusaciones por hurto de fluidos. Así pues, no debemos extrañarnos de que la campaña de difamación contra el Codeca se extienda rápidamente al MLP.
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Dicho sea de paso, las cifras que algunas inmaculadas figuras públicas esgrimen sobre el supuesto hurto de fluidos son inconsistentes y omiten la altísima conflictividad generada en torno a la distribución de electricidad, que ha resultado incluso en denuncias penales contra empresas privadas que castigan a poblaciones enteras por las conexiones irregulares que le atribuyen al Codeca. Como si la responsabilidad penal pudiera atribuirse a una organización.
En su momento, el Codeca planteó la nacionalización de la electricidad, pues la venta de los activos del Estado ha sido un negocio opaco sistemático, al servicio de unas pocas personas y en detrimento de intereses populares. Ese posicionamiento podría ser una de las razones por las cuales hay y habrá campaña negra contra el Codeca y ahora también contra el MLP.
El MLP no es un partido elegante. Sus órganos permanentes incluyen hombres y mujeres por igual, que exhiben su extracción popular y que en su discurso proponen una forma diferente de hacer política, ya que le apuestan a la contienda con las reglas actuales, pero con un horizonte de refundación de un Estado plurinacional único y descentralizado. Una apuesta democrática e inédita. Justo lo que odian las élites chapinas, tolerantes con otras formas de pensamiento siempre que no superen un par de puntos en la intención de voto.
Felicidades a las mujeres y a los hombres que integran el MLP. Felicidades porque la lucha política debe tener un horizonte luminoso, incluyente y democrático, sin perder de vista los errores históricos de otras organizaciones. Felicidades porque demostraron que pueden organizarse y crecer orgánicamente sin paternalismos. Ese es, entre otros, un signo de cambio.
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