Legalmente feministas

A Mayte siempre le ha gustado la idea de pertenecer a algo que genere cambios en la sociedad, y cuando Jazmyn fundó FOAV, quiso formar parte. Pese a la diferencia de edad, considera que es algo que las ha unido más, permitiéndoles aprender una de la otra.

Jazmyn cuenta que todo empezó porque conocía a varias mujeres que compartían en redes sociales contenido feminista, pero que estaban dispersas y no sabían cómo nombrarlo.

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Sus padres las apoyan independientemente de creencias y aunque no comprendan del todo el tema, tampoco las han juzgado.   «Me ha pasado que amigos de la familia me han dicho ‘no seas feminista porque se te van a cerrar las puertas y no vas a conseguir trabajo’, otros dicen ‘que feo que estés con tus pañuelos y te vayas al parque’. Incluso los amigos de mis padres que ven nuestras fotos en red les advierten de lo que hacemos, como si ser feminista fuera algo malo.  Yo no lo pienso así», cuenta Mayte.

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A sus padres les ha costado ir nombrando su incidencia, y en lugar de decir que sus hijas son feministas, dicen «son un grupo de mujeres, o que apoyan los derechos de las mujeres», pues la palabra feminismo en Alta Verapaz todavía resulta chocante y un tema tabú. 

Jazmyn ha recibido comentarios fuera de lugar sobre el feminismo en el trabajo y de sus amistades. Las hermanas cuentan que incluso en las manifestaciones sociales han sido marginadas.

«Ahí están las feministas, no me voy a poner cerca de ellas porque son pro aborto», han llegado a escuchar. 

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Sin embargo, para Mayte el feminismo es una praxis política que exige derechos, que no es una moda ni etiqueta, sino algo que puede cambiar aspectos culturales y derechos establecidos en la sociedad.

«Es una postura política donde el sujeto político es la mujer, y que toma en cuenta las necesidades que como mujeres tenemos específicamente», explica Jazmyn.

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Concuerdan en que uno de los impactos más grandes del feminismo en sus vidas ha sido el cambio y la deconstrucción personal que eso conlleva, pues el feminismo es una práctica que permite ir observando las conductas sociales y la forma en que nos relacionamos con las y los demás.

Jazmyn comentaba en este vídeo de Plaza Pública, cómo esta red de alianzas que les permite coincidir con más mujeres en Alta Verapaz, ha tenido la intención de sanar las relaciones entre mujeres y promover el pensamiento crítico con perspectiva de género desde el feminismo.

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«El hecho de que las personas piensen dos veces antes de hacer un chiste ofensivo porque estamos ahí presentes, ya significa un gran avance», comenta Mayte.

Jazmyn ve también el impacto colectivo. Que temas como el aborto, abusos sexuales y prácticas que han sido naturalizadas ya se discutan en Alta Verapaz y que otras mujeres se acerquen cada vez más a FOAV a solicitar ayuda y orientación. «Ver cómo le cambia la vida a las mujeres de mi entorno es lo mejor que el feminismo me ha dejado», dice Jazmyn. 

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«Para mí, desde lo personal, lo mejor del feminismo es la libertad que ahora tengo», añade Mayte.

Ambas opinan que tener en común el deseo de ayudar a las mujeres o estar en contra de la violencia es importante para unirse, en vez de juzgar. «Somos un espacio abierto, seguro y amable para poder deconstruirnos juntas y dialogar sin atacarnos», concluyen.

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