Los costos de participar en el Consejo de Seguridad

No existen “supermanes” ni “mujeres maravillas” que puedan sacar adelante las dependencias bajo su control por sí mismos, cuales llaneros solitarios. Rodearse de personas adecuadas es fundamental. Esta sería la primera tarea de los futuros ministros, la segunda es conocer el presupuesto que tendrán disponible para trabajar. Ambas tareas serán complicadas particularmente para el Ministerio de Relaciones Exteriores tomando en cuenta nuestra participación en el Consejo de Seguridad.

Empecemos en Nueva York en donde, a partir del 1 de enero del 2012, tendremos un puesto ante dicho Consejo. La “gran manzana” es la ciudad con el mayor costo de vida en los Estados Unidos. Nuestro futuro Representante ante el Consejo de Seguridad (que de momento será Francisco Villagrán) si bien tendrá rango de embajador no será el jefe de la misión. Este cargo lo mantendrá quien sea nombrado Representante de la Misión Permanente de Guatemala ante Naciones Unidas (cargo que actualmente ocupa Gert Rosenthal). En teoría, solo al Jefe de Misión le corresponden los privilegios de residencia y transporte oficiales. Sin embargo, el Representante ante el Consejo de Seguridad tendrá muchísimas más responsabilidades y presión que el mismo Jefe de Misión. Recordemos que como miembro no permanente, Guatemala no representa exclusivamente sus intereses sino los de la región. Es por esta razón que resulta indispensable crear un rubro especial para que nuestro Representante ante el Consejo cuente con residencia, vehículo y otros gastos por representación.

Posteriormente, el Embajador Villagrán deberá contar con un equipo para que pueda realizar sus labores de forma eficiente. Sería ideal contar con un consejero político por región mundial y que estas regiones fueran divididas en: el hemisferio americano, Europa, África, el lejano oriente y Oceanía, Asia Central y el mundo árabe (el Magreb y el Mashreq). Seis consejeros serían ideales, aunque con tres profesionales con las credenciales académicas y la experiencia, considero que se podría hacer un buen trabajo. A estos oficiales diplomáticos hay que sumar personal administrativo que se ocupe del día a día de mantener los gastos de oficina, bases de datos y un eficiente archivo de comunicaciones.

Pasemos ahora a Guatemala, en Cancillería se debería establecer una oficina dentro de la Dirección General de Relaciones Multilaterales que se ocupe exclusivamente de darle apoyo y seguimiento a nuestro Representante ante el Consejo de Seguridad y su equipo. Aquí también, idealmente, debería de haber una serie de expertos en Relaciones Internacionales, Estudios Estratégicos y Derecho Internacional Público cuya función sea la recopilación de toda la información necesaria para que Guatemala garantice, con su participación ante el Consejo, la seguridad y el orden internacional. La otra opción es mejorar el presupuesto de todas nuestras misiones en el exterior para que al menos un funcionario le dedique el tiempo necesario para realizar este trabajo de recopilación de información y comunicarlo debidamente a Cancillería.

El equipo es fundamental, pero con un presupuesto limitado nuestro papel en el Consejo de Seguridad será igualmente limitado. Las primeras tareas de nuestro futuro canciller son claras, esperemos que ya se encuentre trabajando en las mismas.