Dicho censo fue el primero en registrar los movimientos migratorios internos a corto y largo plazo y reveló que los principales movimientos de población se realizaban entre departamentos contiguos, con excepción de los departamentos de Suchitepéquez, Izabal y Guatemala, que atraían a numerosas personas, especialmente hombres, que viajaban distancias mayores.
Las políticas económicas del Dr. Arévalo, la integración del país al Mercado Común Centroamericano y la política de desarrollo hacia adentro por medio de la sustitución de importaciones impulsaron el desarrollo industrial, cuyas actividades se concentraron en la ciudad de Guatemala; así como el crecimiento gubernamental, que convirtió al gobierno en el mayor empleador del país.
Los sueños y esperanzas de obtener un empleo estable y seguro impulsaron a muchos guatemaltecos a emprender el camino hacia la capital del país. En consecuencia, hacia 1964 un tercio de la población migrante se dirigía al departamento de Guatemala y el 74% de los residentes había nacido en otro departamento.[fn]A. Zárate, 1967. Principales patrones de migración interna en Guatemala, 1964. Estudios Centroamericanos No. 3. Guatemala: Seminario de Integración Social Guatemalteca e Instituto de Estudios Latinoamericanos.[/fn] La mayoría de los migrantes era de origen ladino, menor de 29 años de edad, con un nivel de educación similar al de los capitalinos y se asentó, principalmente, en las zonas 5, 6 y 8, cercanas al centro de la ciudad, y en las áreas de bajos ingresos de las zonas 7, 11 y 18.[fn]R. Thomas, 1968. “Internal migration to Guatemala City, Guatemala, C.A.” (Tesis de doctorado). The Pennsylvania State University. Pennsylvania, Estados Unidos (pp. 50-74).[/fn]
Sin embargo, la tasa de crecimiento urbano superaba la de crecimiento económico, por lo que el aumento demográfico y el desempleo agudizaron el problema de acceso a la vivienda, que la ciudad venía arrastrando como consecuencia del terremoto de 1917. Aumentaron las invasiones a las laderas de los barrancos de las zonas 3, 5 y 6 y surgieron lotificaciones ilegales que no cumplieron con la introducción de servicios básicos.
Este proceso que combina una urbanización acelerada, un alto crecimiento demográfico y una débil industrialización es conocido como hiperurbanización, y es característico de las ciudades latinoamericanas durante las décadas de 1950 y 1960. Estos cambios sociales fueron fuente de debate y preocupación de numerosos investigadores latinoamericanos. Investigadores guatemaltecos y extranjeros e instituciones como el Seminario de Integración Social Guatemalteca y el Instituto de Investigaciones Económicas y Sociales –IIES– de la Universidad de San Carlos de Guatemala exploraron el tema migratorio y de pobreza urbana de la ciudad de Guatemala, publicaron diversas investigaciones y organizaron encuentros académicos para abrir a debate público las implicaciones sociales y económicas producidas por el crecimiento desordenado de la ciudad, el incremento de las áreas marginales y los procesos de cambio social manifestados, principalmente, por migrantes indígenas que arribaban a la ciudad procedentes de áreas rurales.
Han transcurrido varias décadas, el terremoto de 1976 y el conflicto armado interno provocaron migraciones a la ciudad de Guatemala y actualmente el ritmo de migración al municipio de Guatemala se ha desacelerado. Sin embargo, la problemática continúa. La ciudad sigue creciendo de manera desordenada, las urbanizadoras privadas engullen aldeas y áreas rurales, y los barrancos de la ciudad se convierten en tapices de pequeñas viviendas de familias que buscan un techo bajo el cual cobijarse a costa de ser víctimas de un deslave, un alud o una inundación. La ciudad sigue sin ofrecer techo ni empleo a aquellos que la tienen por destino en búsqueda de mejores condiciones de vida.
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