No me sorprende que, además de corrupta, la fiscal general sea una plagiaria, como muchos otros especímenes de la fauna política que controla el Gobierno para beneficio y protección de la élite depredadora. Sin duda, fue la elección ideal del también delincuente Jimmy Morales, que dejó sembrada la alacrana que le daría el tiro de gracia a la FECI. De esa manera, ella, que llegó para eso, puede sentirse satisfecha: cumplió su misión como la sicaria y delincuente que es.
Desconozco en este momento si las protestas tendrán algún efecto en la continuidad de la señora Porras (disculpen que dude hasta de su licenciatura). Lo que se hizo evidente es su naturaleza desechable, propicia para la coyuntura y, por qué no decirlo, su condición de mujer, que en este país parece exacerbar cualquier otredad aunque ella se merezca todo el rechazo ciudadano. No olvidemos que el patrio ardimiento de la plaza guardó cierta correlación con que se satanizara a Roxana Baldetti y que algo similar le ha ocurrido a Sandra Torres.
No pretendo hacer una defensa de las mujeres corruptas ya enunciadas. Lo que quiero visibilizar es que las figuras que les dieron cobijo y las instrumentalizaron son Otto Pérez Molina, luego Jimmy Morales y hoy Alejandro Giammattei (otro que no merece ni la licenciatura en Medicina). Ellos son responsables de representar a la élite depredadora, cuya cara visible es el Cacif, que los patrocinó, los ha cobijado y los protege activamente. Ese es el verdadero enemigo que se oculta dentro de la casa patronal de la fincota mientras criticamos a los chuchos y a las chuchas que protegen a los patrones.
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Como dijo Mario Roberto Morales en varias ocasiones, no es un secreto que estamos ante un conflicto interoligárquico, ante una simulación democrática que en estas protestas no cuenta con ciertos operadores claves. Tampoco es un secreto que los sindicatos de las instituciones del Estado son tan corruptos como sus patrocinadores. Para acabar de jodernos, las Iglesias neopentecostales en su mayoría y los medios noticiosos vinculados a Albavisión (canales 3, 7 11, 13, y Radio Sonora) y otros similares construyen activamente un discurso paralelo, desmovilizador, negacionista y oportunista, pues se articulan en intereses con lo peor de la clase política que controla el Congreso. Dicho sea de paso, ese Congreso corrupto representa muy bien la ignorancia, el patriarcado y la mentalidad conservadora chapina.
La señora Porras cumplió por lo que no tenía: escrúpulos. No se necesita mucha inteligencia para destruir instituciones. Eso está probado desde que el neoliberalismo se encarga de desfinanciar y sabotear entidades públicas para hacerlas mercancía barata para la élite depredadora y sus nuevos miembros. Ahora nos queda lidiar con lo que hay, aprovechar la protesta social para tratar de enfilar hacia soluciones radicales. Por eso me alegra tanto que esta jornada haya sido desencadenada por pueblos originarios organizados.
Celebremos la resistencia y no perdamos de vista que esta es una carrera de fondo, pero que en cualquier momento puede acelerarse. Mi admiración para quienes luchan desde un sistema de justicia viciado y han tenido el valor de enfrentarse al poder e interpelarlo. Aunque haya brechas entre nosotros, no perdamos de vista que la corrupción es transideológica. No nos neguemos las posibilidades de la articulación política.
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