Argumentaba el respeto que había que tenerle a la Constitución, a la ley y, sobre todo, a los ciudadanos guatemaltecos que, como él, podrían sentirse agraviados si esta decisión se revocaba. Pero lo más interesante fue su insistencia en que el gobierno no podía dejarse influenciar por los reclamos de activistas y de otros grupos de la sociedad que exigían que Claudia Paz y Paz permaneciera en su puesto, como una de las pocas juezas en este país que había logrado rescatar la dignidad de la ley en este país.
¿Por qué un gobierno democrático no habría de prestar atención a las voces del pueblo al que se debe? ¿Para quién existen las leyes, si no para la protección del derecho de los ciudadanos de un país? Ante estas voces corresponde una cuidadosa evaluación de los sentires populares con el fin analizar qué es lo que los mueve.
Mientras escuchaba la manera en que Ricardo Sagastume hacía innumerables referencias a leyes, decretos y acuerdos me preguntaba si los abogados y políticos de este país dedican tanto esfuerzo y dedicación a la aplicación de la ley en los casos de violaciones a los derechos fundamentales de los guatemaltecos y guatemaltecas; a los innumerables y obvios casos de enriquecimiento ilícito de los políticos; a los casos de nepotismo, de impunidad, de abierto abuso del poder de los que dirigen y han dirigido (sic) este país.
Recientemente, y bajo el agudo y serio ejercicio de Claudia Paz y Paz como Fiscal General, pudimos ver que en algunas ocasiones hay intentos de hacer prevalecer la ley por sobre intereses políticos y personales cuando se estaba juzgando a Efraín Ríos Montt por un genocidio que a todas luces fue más que comprobado. Fueron semanas intensas de declaraciones y testimonios de innumerables víctimas que dejaron claro que había habido una intencionalidad genocida detrás de muchas acciones durante el conflicto armado en el país. Y sin embargo, rápidamente se empezó a cuestionar el buen trabajo de la Fiscal General y a ignorar los reclamos de un gran segmento de la población.
De cualquier manera —y a pesar de tener que trabajar dentro de un sistema legal y político tan viciado— Claudia Paz y Paz ha hecho un buen trabajo. Un trabajo que a menudo ha puesto en evidencia el pésimo ejercicio de la ley de la mayor parte de abogados y políticos en este país.
Por mi parte, señor Ricardo Sagastume Morales, yo me quedo con el pronunciamiento de Plataforma 51, integrada por innumerables y valientes mujeres dedicadas a hacer prevalecer los derechos de los y las guatemaltecas. Me quedo con las preguntas de la artista Regina José Galindo: “Si Claudia Paz y Paz no hubiera sido la fiscal, crees que el sistema de justicia en Guatemala hubiera detenido al pedófilo hijo del magistrado? ¿Eso es lo que quieres para tu país? ¿más trata de niñas? ¿más mujeres violadas? ¿más dolor?” Y me quedo también con el hermoso poema de Maurice Echeverría:
"La Fiscal va camino al trabajo"
La Fiscal Paz
y Paz
va camino
al trabajo.
No sabemos
qué está pensando,
pero está pensando algo,
mientras su carro
delicadamente
esquiva,
para no aplastarlos,
los pequeños cascabillos
de cartílago
que croan
en el asfalto.
La Fiscal Paz
y Paz
mira las ventanas
de los otros carros,
que son como de ala
de murciélago,
y siempre sangran
un poquito,
un poquito.
Todos los días
alguien detesta
a la Fiscal Paz
y Paz,
pero todos los días
ella sale igual a trabajar,
y mira,
pensativa,
vertical,
esas mismas calles
ya sin salmo,
y dice algo en voz
muy baja,
un susurro,
y ellos se ponen a temblar.
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