El uso del polígrafo es tan popular en las grandes y medianas empresas chapinas que no debería haber problema en que se utilice como un medio para verificar la honestidad de los empresarios y la veracidad de sus declaraciones.
Por supuesto que existen empresarios bien informados que no recurren a la ciencia chatarra del polígrafo. De hecho, percibo que son escasas las empresas con personal calificado para realizar pruebas de confianza que incluyan entrevistas y cuyos resultados, que siempre tienen un margen de error, se respalden en procesos, y no en los dispositivos electrónicos. Lo que abunda son las ofertas para realizar pruebas de polígrafo, que se venden con un nivel de efectividad risible. Y esa oferta existe por las condiciones actuales del país, que hacen necesario considerar elementos de seguridad en casi cualquier proceso de selección de personal.
El polígrafo es una de varias prácticas que deberían ser ilegales en Guatemala, como es ilegal en otros países, y la razón esencial es que los servicios para entrevistar personas con el auxilio de polígrafos se basan en la generación de miedo como vía para inferir respuestas falsas a los cuestionarios de rutina. Además, prácticamente se confía la tarea de selección final del personal a terceros, que, como cualesquier otras personas, tienen sesgos cognitivos que se pueden magnificar por el efecto del polígrafo.
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Las personas que buscan trabajo no son tontas. Es sabido que para trabajar en empresas importantes es necesario contar con recibos de electricidad o de agua que permitan reportar una dirección residencial alejada de zonas rojas. Y en relación con las entrevistas, conozco personas que han pasado por el polígrafo varias veces y que coinciden en que la experiencia, con pocas excepciones, suele ser humillante e invasiva de la privacidad: algo que no es un buen comienzo para establecer una relación laboral.
Por otro lado, hay disponibles videos, libros y cursos completos que muestran técnicas accesibles para burlar entrevistadores y superar el miedo. O sea que, sin quererlo, se puede descartar a personas honestas y capaces que se asustaron ante un interrogatorio y contratar a personas eficaces para mentir y que se prepararon para superar el polígrafo. ¿Y sabe usted cuál es la paradoja en este asunto? Que la motivación para generar miedo en entrevistas de selección de personal también está inspirada en el miedo, pues las preguntas tienen que ver con maras, religiones, política, sindicatos, tatuajes, drogas, pensamiento crítico y otros prejuicios. Algunos de esos temores pueden tener justificación. Otros no son más que reflejos de taras ideológicas que no alcanzo a abarcar en una columna.
Esta semana, un colega me pidió ayuda para preparar un proyecto, y precisamente él estaba buscando empresas que realizaran pruebas de polígrafo. Le recomendé realizar pruebas de confianza en algunas empresas que me parecen serias para evaluar personal. Le recomendé también que se enfocara en el tipo de entrevistas, y no en prácticas que puedan vulnerar la dignidad de las personas y socavar tempranamente la lealtad que cualquier proyecto debe cultivar.
Coincidimos en que es útil una buena entrevista como parte de un proceso integral de selección, pero el diálogo evidenció que, si el polígrafo es legal para una trabajadora, debería ser igual de admisible para un empresario que defiende la veracidad de su declaración de impuestos.
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