La tenebrosa Comisión de Finanzas Públicas y Moneda (CFPM) dictaminará el proyecto de presupuesto para 2016: una oportunidad para el PP y Líder de cobrar venganza.
Como se trata del primer presupuesto que ejecutará el ganador de la elección presidencial, el proyecto para 2016 tiene un interés político tanto para los ganadores como para los perdedores. El ganador querrá acondicionarlo a sus intereses, mientras que los perdedores buscarán amenazar al ganador con candados y otras trampas presupuestarias si este no cede concediendo obras, aportes específicos u otras prebendas, ya bien conocidos como prácticas corruptas en el Congreso.
Manuel...
Como se trata del primer presupuesto que ejecutará el ganador de la elección presidencial, el proyecto para 2016 tiene un interés político tanto para los ganadores como para los perdedores. El ganador querrá acondicionarlo a sus intereses, mientras que los perdedores buscarán amenazar al ganador con candados y otras trampas presupuestarias si este no cede concediendo obras, aportes específicos u otras prebendas, ya bien conocidos como prácticas corruptas en el Congreso.
Manuel Baldizón conoce muy bien esta forma de ejercer poder corrupto, ya que en 2008 él presidió la tenebrosa CFPM del Congreso, experiencia que no dudó en poner en práctica cuando se integró la comisión actual: 15 diputados, 10 de Líder y 5 del PP. Está presidida por Leonardo Camey, subjefe de bloque de Líder, y entre los integrantes de ese partido destacan el jefe de bloque Roberto Villate, además de Salvador Baldizón (hermano de Manuel), Delia Back, Baudilio Hichos (con antejuicio), Jaime Martínez Lohayza (con antejuicio), Arnoldo Medrano (hijo del alcalde de Chinautla, con antejuicio) y Mario Yanes (con antejuicio), entre otros.
Los cinco diputados del PP que integran la CFPM también son notables: Gudy Rivera (jefe de bloque, con antejuicio), Luis Fernández Chenal (subjefe de bloque), Iván Arévalo, Aleksander Castillo y Marco Orozco. Esta constelación de 15 estrellas seguramente es una plataforma que se integró pensando en configurar el presupuesto para cuando Baldizón ganara las elecciones.
Sin embargo, eso no ocurrió. Ya fuera de la elección presidencial, en las grabaciones recientemente publicadas, el mismo Baldizón confirma el propósito de la CFPM. Y ante la derrota en la elección presidencial, el presupuesto es la herramienta de ataque en contra del ganador. La promesa de contratos espurios dentro del Listado geográfico de obras y otras formas de malversar los fondos públicos son el recurso principal de Baldizón para mantener unida la que, según los resultados, sería la bancada más grande de la nueva legislatura.
Pero para poder ejercer esa cuota de poder necesita tener bajo control la CFPM y la forma en la que dictaminará el proyecto de presupuesto: un escenario a su alcance si logra mantener la lealtad de sus colaboradores más cercanos, varios integrantes de la CFPM actual.
No obstante, en las citadas grabaciones, Baldizón también evidencia tener bien clara su principal debilidad: él logró integrar la otrora gran bancada roja de Líder comprando diputados, los cuales se vendieron gustosos luego de abandonar proyectos políticos en desgracia, como era el caso de la UNE al final de 2011. Baldizón sabe que, así como él compró diputados tránsfugas huyendo de un barco en zozobra, otro puede hacer exactamente lo mismo.
Los finalistas de la elección presidencial deben tomar muy en serio este problema y dejar de lado la propaganda barata y demagógica. En caso de que encuentren imposible evitar un dictamen espurio en la CFPM, podrán optar por impulsar que el pleno no apruebe el proyecto de presupuesto, ejecutar el de 2015 y buscar que la nueva legislatura apruebe en enero o febrero modificaciones para adoptarlo a la realidad de 2016.
En todo caso, es urgente (si no imperativo), en términos de supervivencia política, que los dos presidenciables finalistas anuncien su equipo responsable de los temas económicos y fiscales y empiecen a debatir sobre cómo resolver el problema del presupuesto de 2016.
Sin embargo, está más que demostrado que este debate y discusión públicos solo ocurrirán si los dos finalistas sienten una cuota importante de presión ciudadana.
Es decir, nos toca.
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