Ronaldinho y el milagro del “jogo bonito”
Ronaldinho y el milagro del “jogo bonito”
Ronaldo de Assis Moreira, conocido deportivamente como Ronaldinho Gaúcho, es el último representante de una serie de virtuosos artistas de la pelota que hicieron enamorar a millones de aficionados en todo el mundo a lo largo de su estelar carrera profesional. Ganador de todos los reconocimientos futbolísticos existentes, Ronaldinho ha sido el emblema de la creatividad, lo imprevisible, la alegría, el baile y la magia hecha jugador: su fama se impuso a ritmo de pases de taco desmarcantes, dribling fulminantes y sombreros irreverentes. Siempre, al anotar un gol, se lucía en un baile contagioso a ritmo de samba, enseñando sus pronunciados dientes incisivos al estilo Bugs Bunny. Ronaldinho ha sido de los pocos futbolistas en transmitir alegría pateando una pelota porque, como resume aquel viejo axioma de Eduardo Galeano, “se juega como se vive” y Dinho se la pasó muy bien en su vida profesional…
El pasado domingo 10 de julio, en su visita a Guatemala, Ronaldinho logró un hecho que en tierra chapina suena a medio milagro: vistiendo las camisetas de Municipal y de Comunicaciones, una por cada tiempo del partido amistoso que se celebró entre los acérrimos enemigos capitalinos, juntó los gritos y los aplausos de las dos aficiones en un único estruendo de alegría y diversión por 90 minutos. Hacía falta la presencia del máximo representante del “jogo bonito” para volver a ver en el mismo estadio a las dos aficiones que, después del homicidio del hincha crema por parte de algunos seguidores rojos, previo al clásico del 27 abril 2014, tenían prohibido juntarse en el derbi.


