El cese al fuego es necesario para iniciar el diálogo entre Gobierno y oposición consideran los líderes de la Unión Africana. Claro, todo diálogo es bueno, pero sería sorprendente que Gaddafi aceptara dialogar con su gente después de 41 años de someterlos, torturarlos y asesinarlos. ¿Aceptará la oposición el diálogo?
Ya lo hemos repetido en varias ocasiones en este espacio, lo que la población en el mundo árabe exige es un cambio de Gobierno. Una alternativa política diferente a la úni...
El cese al fuego es necesario para iniciar el diálogo entre Gobierno y oposición consideran los líderes de la Unión Africana. Claro, todo diálogo es bueno, pero sería sorprendente que Gaddafi aceptara dialogar con su gente después de 41 años de someterlos, torturarlos y asesinarlos. ¿Aceptará la oposición el diálogo?
Ya lo hemos repetido en varias ocasiones en este espacio, lo que la población en el mundo árabe exige es un cambio de Gobierno. Una alternativa política diferente a la única opción que han conocido durante la mayor parte, y en algunos casos, todas sus vidas. Desean liberarse no solo de sus gobernantes, sino de los sistemas políticos despóticos caracterizados por nepotismo y clientelismo con los que han controlado y en muchos casos saqueado la riqueza de aquellos países. Por primera vez en décadas, la gente quiere tomar las riendas de su propio destino y el único obstáculo hasta ahora eran dichos gobiernos. Ahora también deben superar los obstáculos de la comunidad internacional, representada por el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas y la OTAN como su brazo armado.
Han pasado dos años desde que el Centro para la Cooperación Internacional de la Universidad de Nueva York publicó “Construyendo a partir de Brahimi: el mantenimiento de la paz en una era de incertidumbre estratégica” (traducción libre). Dicho reporte analiza los descalabros de las misiones de paz y de la intervención humanitaria de las Naciones Unidas y las razones de los mismos, entre ellas la falta de voluntad política y atención departe del Consejo de Seguridad de la ONU.
El caso de Libia cae como anillo al dedo sobre como no se debe llevar a cabo una intervención humanitaria. Ante la incertidumbre de las revueltas en el mundo árabe y específicamente en el caso de Libia, ¿cuál era el objetivo de la comunidad internacional en Libia? Defender a los civiles. ¿De quién? De las fuerzas de gobierno de Gaddafi. La solución es atacar el problema desde la raíz, lo que significa sacar del poder a Gaddafi cosa que no pasará ni con una zona de restricción de vuelos (como pasó con Saddam Hussein en 1991) ni con el actual mapa de ruta.
Gaddafi permanecerá en el poder en gran parte gracias a la intervención internacional de la ONU/ OTAN y de la Unión Africana. No hay ninguna garantía del cese al fuego y respeto a los derechos humanos en aquel país de África del Norte, una figura permanentemente inexistente. Si una lección queda de esto es que no debemos de seguir intentar construyendo un orden internacional con el ripio del muro de Berlín. Es hora de destruir la estructura actual y construir una nueva en la que los intereses de cada nación se equiparen a los intereses de sus ciudadanos.
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