Empecemos por la definición de sistema. Es una palabra tan al uso que no le vemos problema. Quizá ignoramos que existen libros enteros solo para analizar el concepto (este es un clásico) y sus aplicaciones, o cursos universitarios para comprender sus alcances.
Me parece que el enfoque de sistemas es el método más fácil, objetivo y efectivo para ordenar los pensamientos sobre cualquier tema. También lo considero el edificio central del pensamiento crítico.
Un sistema es un conjunto de elementos (componentes) que se relacionan o interactúan con otros componentes, estando todos gobernados por un objetivo común. Los elementos del sistema reciben insumos que son sometidos a procesos que resultan en productos, que a su vez alimentan otros componentes. También existe retroalimentación entre componentes.
Un sistema se puede seccionar en subsistemas o agregar en sistemas mayores para crear suprasistemas.
¡No se vaya! Le voy a dar un ejemplo.
Pensemos en el futbol profesional. Sin establecer jerarquías entre subsistemas, ese sistema puede organizarse así: un grupo de personas, procesos y recursos para identificar y formar jugadores desde temprana edad (canteras). Un sistema de infraestructura física para la enseñanza y práctica del deporte (gimnasios, estadios y clínicas médicas). Un sistema de gobernanza y gestión de recursos (organización del club, mecanismos de financiamiento, relaciones con otros clubes). Ahora les llamaremos subsistemas. Estos son más o menos invisibles y de fuera no se aprecian totalmente sus interacciones. Para la afición futbolera solo destaca el subsistema equipo mayor, el que se presenta en los estadios y compite contra equipos (o sistemas) similares a distintos niveles (ligas nacionales, regionales, continentales, globales). La atención mediática está en esos equipos y pocos se interesan en el andamiaje completo.
Entremos a un estadio. Ahí podemos identificar más subsistemas. Se necesita seguridad, administración y mantenimiento de las instalaciones, cuidado del césped, provisión de uniformes y balones, etcétera.
Es importante la escala de acercamiento al sistema, pues según lo que estemos haciendo debemos acercarnos o alejarnos, como un zoom fotográfico. Por distintos que sean, cada subsistema trabaja para un objetivo común: la práctica y el negocio del futbol.
Aquí quedamos casi a punto para hablar de sistemas alimentarios, pero falta una pieza conceptual: la externalidad. Acudamos al sector académico para esta definición. El Centro para análisis de las Decisiones Públicas (CADEP) de la universidad Francisco Marroquín de Guatemala nos dice que una externalidad «… es un fallo de mercado. Las encontramos en contextos en los que las acciones de un actor imponen costos sobre otros; es decir, los costos no son internalizados [o asumidos] por quien los genera. Sin embargo, hay que tomar en cuenta que los costos siempre deben ser absorbidos por alguien». Explica que hay externalidades positivas y negativas y nos presenta un buen ejemplo: «Una fábrica de textiles que contamina un río que es utilizado por comunidades río abajo es un ejemplo de externalidad negativa. La fábrica genera un costo (la contaminación) que afecta a otros actores (las comunidades) y que no es internalizado por la misma textilera, por lo que el costo es absorbido por la comunidad (externalidad negativa). Por otra parte, un ejemplo de externalidad positiva puede generarla que una persona plante un jardín bonito frente a su casa. Los demás vecinos disfrutan del beneficio (la vista agradable del jardín) sin internalizar el costo que este conlleva (comprar las semillas, plantarlas, cuidarlas, etc.)».
Dicho de otra manera, externalizamos un costo cuando lo excluimos del análisis, sea económico, social, sicológico etc. El problema es que al externalizar esos costos no los hacemos desaparecer, solo los ocultamos de la vista.
Por ejemplo: alguien que necesita un repuesto de auto o un teléfono celular puede acudir a donde los venden a muy buen precio, aunque se sepa que puede ser robado. Si externaliza la procedencia (decide que no es importante), la compra se verá muy buena, pero está alentando la delincuencia. El costo real del repuesto se paga entre el comprador y la víctima a quien le fue robado, y es costo alto.
Ahora sí, ¡hablemos de sistemas alimentarios!
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